La fiebre… ¿Enemigo del niño?

Pues el día de hablar de la fiebre llegó. Ya sabía yo que no iba a resistirme mucho sin abordar semejante trending topic pediátrico. Sobre todo porque en las últimas guardias comienza a ser la protagonista.

He de reconocer que soy muy pesada explicando conceptos pedíátricos básicos a los padres recientes. Así que imagínese el lector de este blog cuán cansina puedo llegar a ser en Urgencias, en mi labor de «evangelización» (dicho con sentido del humor: no quiero ofender a nadie) respecto a ese ¿enemigo? de los infantes que es la fiebre.

Lo primero de todo es saber que la fiebre NI ES MALA NI ES UN ENEMIGO. Sí lo es, potencialmente, la CAUSA de dicha fiebre. Escoja usted a un pediatra cualesquiera y expóngale que su hijo tiene fiebre. Comprobará que, rápidamente, aquél deja de lado dicho síntoma para centrarse en los detalles que lo acompañan. ¿Desde cuándo tiene fiebre? ¿Tiene tos, mocos? ¿Manchas en la piel? ¿Tiene diarrea?…

Sé que es un tema manido. Pero, quizá por eso mismo, me apetece aportar mi granito de arena. Y oye, con que consiga que un solo padre o madre ya lo tenga un poco más claro, pues habré triunfado (con qué poquico me conformo…).

Primera verdad-verdadera acerca de la fiebre: La fiebre por sí misma no es lo más importante. LO MÁS IMPORTANTE ES AVERIGUAR LA CAUSA. Ejemplos prácticos:

1) Niña de 12 meses que ha empezado a la guarde hace poco, con fiebre desde hace dos días de hasta 39,2 ºC y mocos, mocos y más mocos sin otros síntomas ni signos a la exploración; es decir, lo que parece un catarro.

Esta bebota que conozco bien me ha servido para inventarme el caso 2...

Esta bebota que conozco bien me ha servido para inventarme el caso 2…

2) Fiebre de 38,5ºC en lactante de 6 meses, desde hace 48 horas, que come menos como único síntoma, y en el que encontramos infección de orina tras análisis (tira reactiva: es un test con resultado inmediato) de la misma, y además el microbiólogo -que es el gran amigo del pediatra- ve bacilos en esa muestra de pipí. Los bacilos son un grupo de bacterias.

 

3) Niño de cinco años con fiebre de 38ºC desde hace tres horas, muy postrado, tiende al sueño y tiene petequias (manchas rojas en la piel que no se van al apretarse; corresponden a pequeñitas hemorragias subcutáneas).

4) Nene de dos años que empezó hace un mes a la guardería. Fiebre de 38,7ºC recién tomada. Lleva 12 horas vomitando y acaba de empezar con diarrea. En Urgencias hacemos un análisis rápido de sus rumbosas (y abundantes) deposiciones que nos dice que es un Rotavirus el responsable.

5) Niña de 4 años con febrícula (que es la palabra que usamos para denominar la «fiebrecilla», es decir, lo que va de 37 a 37,9ºC) desde hace 10 días, de forma mantenida, y sin otros síntomas exceptuando que está más triste e inapetente, y cansada también. Al explorarla, el pediatra palpa un bazo mayor del tamaño normal.

Bien. Atención, pregunta:

a) ¿En cuál de estos pacientes el grado alcanzado de fiebre es un dato preocupante para el pediatra?

b) ¿Cuál es el niño (o niños) que más preocuparía a cualquier pediatra, en Madrid, Wisconsin, Tokio o Cuenca?

c) ¿En cuál de estos pacientes la duración que lleva ya la fiebre es un dato preocupante para el pediatra?

d) En el ejemplo 1), 2) y 4): una vez en casa, nuestro infante protagonista sigue teniendo fiebre durante las horas siguientes a irse de Urgencias. ¿Tenemos que preocuparnos? ¿Cómo lo solucionamos?

e) ¿Qué es lo que más le preocupa al avezado residente de pediatría en estos casos?

Las respuestas, para otro post, que es tarde y me enrollo mucho, hombre ya.

6 comentarios en “La fiebre… ¿Enemigo del niño?

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