Podría dejar el post de las respuestas para dentro de unos días con el objetivo de aportar suspense, pero seamos realistas: este blog lo lee poca gente 😉 y los que lo leéis sois básicamente mis amigos y familiares. Así que me dejo de misterios: aquí van las respuestas a las preguntas en relación a los ficticios casos clínicos de ayer.
Casos clínicos:
1) Niña de 12 meses… fiebre de 39,2 ºC … catarro.
2) Fiebre de 38,5ºC en lactante de 6 meses… infección de orina.
3) Niño de cinco años con fiebre de 38ºC… postrado, sueño y petequias.
4) Nene de dos años… fiebre de 38,7ºC… Rotavirus.
5) Niña de 4 años con febrícula desde hace 10 días… triste e inapetente, y cansada… se palpa bazo grande.
Las preguntas:
a) ¿En cuál de estos pacientes el grado alcanzado de fiebre es un dato preocupante para el pediatra?
b) ¿Cuál es el niño (o niños) que más preocuparía a cualquier pediatra, en Madrid, Wisconsin, Tokio o Cuenca?
c) ¿En cuál de estos pacientes la duración que lleva ya la fiebre es un dato preocupante para el pediatra?
d) En el ejemplo 1), 2) y 4): una vez en casa, nuestro infante protagonista sigue teniendo fiebre durante las horas siguientes a irse de Urgencias. ¿Tenemos que preocuparnos? ¿Cómo lo solucionamos?
e) ¿Qué es lo que más le preocupa al avezado residente de pediatría en estos casos?
¡Y aquí están las respuestas!
a) En ninguno. Esto es así, y es importante que se sepa. La fiebre es una reacción del cuerpo ante, lo más probable, una infección. Hay otras causas menos frecuentes, como los procesos tumorales o reumáticos. Pero si un nene tiene fiebre, lo más seguro es que sea por un proceso infeccioso. Y ahí quiero incidir: no por más febril, más grave es la infección. Noooooooo. Hay catarros que cursan con fiebre alta (ejemplo 1 de estos pacientes inventados por servidora) y procesos graves que sólo dan febrícula, como el ejemplo 5, o fiebre bajita, como el niño 3.
b) Claramente, el 3. Seguro que todos lo habéis adivinado; era fácil, porque hablé de petequias. Sólo me faltó mencionar que tenía rigidez de nuca para describir una meningitis. Pero lo importante -y por lo que he puesto el ejemplo- es que la fiebre era baja y desde hacía poco tiempo. Pero los síntomas (o sea, lo que refiere el paciente) y signos (lo que encontramos al explorarlo) asociados sugerían una infección grave. Otro paciente que preocupa es la 5, por bajita que sea también la fiebre. Tiene el bazo grande y síntomas constitucionales (el cansancio, la falta de apetito) que, por poder, podrían indicar algún proceso maligno. O sea: que lo importante son los síntomas.
[Uy. Me ha entrado mal cuerpo. Tengo que parar a recordarme que son pacientes inventados… que ya les estaba buscando cama para ingreso]
El lactantito del ejemplo 2, podríamos decir que «nos ocupa pero no nos preocupa». Tiene una infección bacteriana, y eso significa que necesita tratamiento antibiótico y comprobar que la infección responde adecuadamente al mismo. Los virus se pasan solos. Las bacterias, no siempre: hay que atacarlas con antibióticos. Cuánto le debe la pediatría al Dr. Fleming…
c) Pregunta trampa. Lo que quiero es hacer notar que el paciente en el que hay que CORRER es el 3, y es el que menos tiempo lleva de fiebre. Por otro lado, cierto es que nuestra niña 5 lleva muchos días de febrícula que no parece que sea por infección, y eso es motivo de indagar más. Lo que quiero subrayar es que la duración de la fiebre no siempre (ni muchísimo menos) indica gravedad.
d) Pues no tenemos que preocuparnos. En estos casos inventados, sabemos por qué es la fiebre, aunque reconozco que esto no siempre lo explicamos bien -o con la vehemencia suficiente- a los papás. Tienen catarro, infección de orina y gastroenteritis respectivamente (me los he inventado tan vívidamente que hasta les he puesto cara 🙂 ). Es totalmente predecible que sigan con fiebre las próximas horas, porque tienen una infección. NO DEBE convertirse en obsesión bajarla. Está ahí por algo. Acerca de la fiebre hay en la red un montón de posts tan científicamente rigurosos como completamente amenos, así que no voy a insistir si no es para recalcar que NO HAY QUE OBSESIONARSE POR BAJAR LA FIEBRE. Al niño no le va a pasar nada por estar con sus 38,5ºC, pero sí le vamos a hacer sentir incómodo si empezamos el baile de los baños templados, trapos húmedos, niño desnudo y demás. Bastante tiene nuestro pobre nene con estar campeando un Adenovirus (pongamos por caso). Además, hoy día tenemos fármacos antitérmicos en jarabe (paracetamol, ibuprofeno y metamizol) que son eficaces para bajar la fiebre, pero eso sí, no para curar la infección… vamos, que «no por mucho Apiretal, amanece el nene sano».
e) En el paciente 1, lo que preocupará al pediatra es que tenga afectados los bronquios, o que no coma; los mocos y la fiebre, no. En el paciente 2, que tolere el antibiótico sin vomitarlo para poder garantizar el efecto del mismo, e investigar si hay alguna condición en sus vías urinarias que predisponga a las infecciones de orina. La fiebre, no. En el paciente 3, la posibilidad de que sea una sepsis (infección bacteriana que ha llegado a generalizarse y puede provocar un cuadro gravísimo que compromete la vida), y hacer lo más rápido posible las pruebas necesarias para empezar YA un tratamiento antibiótico. La fiebre, que además es baja, no es lo que más nos preocupa. En el paciente 4, lo preocupante será claramente la posibilidad de deshidratación. Como no acepte por boca lo que pierde por abajo… necesitará un goteo. La fiebre, por tanto.. no preocupa al pediatra tampoco. En la nena 5, de hecho ni tiene fiebre; pero necesita (y rápido) investigar la causa de la misma.
Pues ya me he enrollado bastante con la fiebre… Como ejemplo real como la vida misma: Miss Berrinche amanece con fiebre de 39ºC. Las primeras horas no tiene síntomas, sólo se encuentra pachucha… pero a la noche, ahí están las inequívocas placas en la garganta. Faringoamigdalitis. O sea: anginas. Y yo, que soy pediatra pero ante todo soy su madre, respiro aliviada. Tengo causa para la fiebre. 🙂
Holaaa, soy un estudiante MIR que sí q sigue tu blog desde que casualmente lo conocí. No me planteo la pediatría como elección en unos meses pero sin duda que en algún momento la tuve entre mis favoritas. Sólo quería animarte a que sigas, que estoy seguro de que te lee más gente de la que piensas. Un saludo
Hola, Dani! Pues sí, parece que alguien más aparte de mi familia y amigos me lee, a juzgar por las estadísticas del blog! Y… Me hace mucha ilusión! Animo con ese MIR, ya te quedan pocos meses. Y… No puedo evitar decirte que no descartes del todo la Pediatría! Jejeje. Un saludo
Hola! Acabo de descubrir tu blog, y he decirte que enhorabuena y que a partir de ahora tienes una nueva seguidora 🙂 Soy estudiante de medicina, ya en sexto, y si todo va según lo previsto, futura pediatra.
Encantada de leerte, un saludo!
Qué bien, Elena. Como dije alguna vez… Es la mejor especialidad pero sssshhhhh… Los demás médicos no lo saben! Jajajaja. Ánimo con la recta final y con ese MIR. Encantada de que sigas mi blog!
Hola, vengo de Baballa y me he pasado por curiosidad!!!! Soy una madre de 2 niñas de 8 y 5 y me ha gustado tu blog, me gusta como escribes, es ameno y te animo a seguir con él!!! . He echado un vistacito y estoy de acuerdo con muchas cosas que cuentas, sobre todo lo de los deberes!!! se han vuelto locos los profesores!!! yo no sé si son conscientes de nuestra jornada laboral y la de los niños, cuándo jugamos en casa?. Yo apuesto por la música…. pero es agotador sacar tiempo. Saludos y sigue así!
Muchas gracias, María. Te diré que nosotros también hemos apostado por la música y las dos van al conservatorio desde hace dos años. Creo que lo agradecerán en el futuro! Respecto a los deberes, después de hablar con su profe se ha suavizado la cosa. Ojalá siga así! Saludos!