Con los percentiles hemos topado…

Pues sí, los percentiles. Después de una animada conversación con dos amigos de toda la vida, que a la sazón acaban de ser padres, me han entrado ganas de hablar aquí de los «percentiles». Y ¿Por qué? pues porque es un tema que preocupa mucho a los papás, o mejor dicho, que en general preocupa demasiado.

¿Qué son los percentiles?

La descripción rigurosa y/o científica es: magnitud que divide en cien intervalos iguales una serie de datos estadísticos.

Dicho más comprensiblemente: los percentiles sirven para describir cómo se distribuye una medida (de talla o peso o perímetro craneal o presión arterial o pulsaciones por minuto, lo que sea que se pueda cuantificar) en una población estándar. Se explica muy bien aquí. Y cuando hablo de población estándar, hablo de población sana. Escójanse a 100 niños nacidos el mismo día, que ahora tienen 5 años, y sanos, en el estado de Wisconsin (o en el Ferrol), y mídanse. Se obtendrán 100 medidas distintas. El más bajo es el percentil 1, y el más alto, el 100. Porque de todo hay, como en botica. Y todos son, en principio, normales. Si nuestro hijo tiene un percentil 50, significa que de 100 niños de exactamente su edad (y país), 50 son más altos y 49 más bajos. Y la cuestión es que todos desearíamos (al menos respecto a la talla) que nuestro hijo esté por encima del 50, o sea, por encima de la media, pero eso por definición es imposible. Hay niños en el 4, en el 17, en el 65 y en el 82, y todos son normales.

Y luego, está el significado oficioso de los percentiles: a mí me da la sensación de que muchos padres (y abuelos) los viven como el primer boletín académico del niño; sus primeras notas. Y en consecuencia, no sólo del niño, sino de los padres.  O de la madre sola, en caso de que el bebé esté alimentado con lactancia materna exclusiva.

No sé por qué ni cuándo se ha llegado a esta situación de obsesión percentilesca, pero yo no recuerdo que en mi infancia ochentera esto fuera tan así.

Lo primero que hay que saber (como siempre: no pretendo difundir ciencia pediátrica, sólo aportar mi punto de vista con mi inevitable afán explicativo) es que un percentil así, aislado, a bote pronto, aquí te pillo aquí te mato, en un momento dado, de un nene que acaba una de conocer como pediatra,… no es suficiente. No. Lo importante es OBSERVAR CÓMO EVOLUCIONA ese percentil, en la siguiente revisión, y en la siguiente a los 6 meses, pongamos por caso. Porque recordemos: en principio, los percentiles se han diseñado para saber qué valor puede considerarse normal basándonos en poblaciones estándar… ergo todo valor situado entre el percentil 1 y el 99 será normal. ¿Sí?… Pues ojalá, pero no. Lo normal es que un niño se vaya manteniendo en su mismo percentil a lo largo de los meses y los años (que vaya por su «carril»). Preocupará una caída de percentil del 75 al 15, por muy normal que sea el percentil 15.

Y además, aunque esto nuestras bisabuelas lo sabían de sobra, influye la HERENCIA que cada niño tenga. No es igual tener padres altísimos (como mis amigos antes citados, cuya retoña va por el percentil 97 a los 5 meses), que tener padres con estatura más baja. Y esto es algo que pregunto aquí, en abierto: vosotros, papás y mamás, ¿Sabéis en qué percentil de talla estáis? Esto, que parece una perogrullada, he comprobado que no lo es tanto. La mayoría de padres y madres que conozco se han interesado por conocer el percentil de talla y peso de sus hijos, pero no el de ellos mismos, aunque están igualmente disponibles en internet. El interés del dato es que de padres en percentil 10, es difícil esperar niños en percentil 50… Y por otro lado, los extremos siempre preocupan, y esto justifica que sea preciso asegurarse de que un nene en el percentil 2 no tiene ningún problema de salud (por ejemplo, una enfermedad celíaca que sin dar otros síntomas, impide que el niño aproveche los nutrientes que come para crecer). En fin, se me quedan muchas cosas en el tintero, porque es un tema que da para mucho. Pero una pinceladita ahí quedará con este post (o eso espero).

En definitiva, que muchas veces al pediatra le queda la sensación de que el percentil de talla o peso de cada niño no sirve para comparar talla o peso de muchos niños (porque como he dicho nos interesa más ver la evolución del propio niño en el tiempo), sino para clasificar a los padres en padres satisfechos (más del percentil 50) y padres preocupados (por debajo de ese oscuro objeto del deseo). Pues nuestro deber como pediatras es explicar todas las veces que haga falta, del derecho, del revés, por arriba, por abajo, y en otro idioma si es menester (tenemos muchos niños chinos en mi área sanitaria de Madrid) que NO tiene por qué ser malo estar en percentil 40. De hecho, si mamá está en el 10 y papá en el 30, es mucha suerte. Al igual que ocurre que padres en el percentil 90 de talla (servidora) y 80 (Ironman), tengan una hija en el 35 (Miss Berrinche… pero ya dije que era igual que mi suegra). 🙂 (Sue, no te enfades. Es una licencia literaria).

 

 

 

 

3 comentarios en “Con los percentiles hemos topado…

  1. elsa_q dijo:

    «Y luego, está el significado oficioso de los percentiles: a mí me da la sensación de que muchos padres (y abuelos) los viven como el primer boletín académico del niño; sus primeras notas. Y en consecuencia, no sólo del niño, sino de los padres. O de la madre sola, en caso de que el bebé esté alimentado con lactancia materna exclusiva.»
    Voy a dejarte en paz un rato pero… ¡es que no puedo estar más de acuerdo! Después de dar el pecho a tres, he oído de todo. Enhorabuena otra vez.

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