Feliz día de la madre, mamá.

[Otro sueño parecido a aquélEstamos tomando un café en una terraza, en Oviedo. Las niñas corretean alrededor, y aprovechan que están con su abuela Esther para pedir y pedir: primero patatas fritas, luego una Cocacola… A todo les dice que sí, y además les da un par de euros para que se vayan a comprar chuches. Yo no protesto: desde el diagnóstico, intento no discutir con mi madre nunca. Ella habla y habla; yo la escucho].

-Ay qué alegría me has dado, hija, ¡así que la Dra.Ingridbergman y el Ingeniero van a tener otro! Qué contentísima estoy, ¡que no iba a quedar la Rizosina sola! Luego les llamo; o les mando un whatsapp mejor, que así no les incordio… además un niño: mira qué bien, porque yo sólo veo nenas… qué cosa, oye… Aunque ya sabes que a mí, me cae un nieto en vez de nieta, y me descoloca… Y ya le dije yo a tu primo y su françoise que se pongan a ello después de la boda. Ah, y también le dije que, aunque en Francia vayan un paso por delante de las modas, yo pienso ir tres o cuatro pasos… Y por cierto que me alegro infinito por tu prima: prubitina, qué mal lo debió de pasar para decidir repetir el MIR… Oye: im-pre-sio-nan-te cómo tocan el chelo ya las nenas: el vídeo que me mandaste el otro día, es que, vamos, ¡me emocioné y todo! Qué suerte tuvisteis con estas nenas, hija, qué suerte… Ay va, pero ¿Ya son las dos? Vamos yendo para casa que debe de estar ya tu padre muerto de hambre…

Captura de pantalla 2015-05-03 a la(s) 02.47.33

Así eras tú, mamá: mi madre y la madre de todos. La matriarca con mayúsculas. Siempre pensando en los demás. Estabas pendiente hasta del último examen o el último desamor de tus sobrinos -los de sangre y los políticos-, de cualquier avatar profesional o personal de todos nuestros amigos y por supuesto no se te escapaba una en cuanto a nosotros tres y tu madre y hermanos. Y estabas todo el tiempo maquinando cómo ayudar, proteger y cuidar a los demás. Y «los demás» no éramos sólo tu familia y amigos cercanos. No. Siempre te preocupaste de forma sincera por todo aquél al que conociste a lo largo de tu vida, y a muchos a los que no conociste, también. Porque eras muy generosa. Sé que colaborabas con varias ONG (a lo mejor eran más) y sonrío al recordar la cantidad de veces que ayudaste a «los chicos de Reto» como tú decías. Eras bondadosa. Por no hablar de que tu casa siempre fue una casa de puertas abiertas. La verdad es que, cuando te comparo con otras mujeres de tu generación, me doy cuenta de que te traía al pairo el qué dirán y que fuiste moderna y liberal. Acogiste a todo el que trajimos (incluido un cachorro de pastor alemán), y te llevabas bien con todo el mundo. En todos lados, si te conocían te querían, y mucho. Porque destilabas humanidad. Y todos recuerdan tu alegría, tu arranque, tu ánimo. Era difícil verte triste o alicaída… aunque en casa sí lo vimos; pero de puertas afuera, no. Luchaste tanto contra la enfermedad, que ya dudo de si fue el cáncer el que te mató o lo exhausta que te dejó la pelea. Pero nunca fuiste una persona que se quejase; nunca. Porque entre muchas otras cosas, eras orgullosa. Antes, y por supuestísimo (expresión tuya) después del diagnóstico. Así que, al adelgazar a chorros sin poderlo evitar, decidiste seguir siendo presumida: vestuario nuevo y arreando. Paradojas crueles: te pasaste media vida en conflicto con tus kilos de más, para pasar la recta final sufriendo por cada kilo de menos. Pero tú eras, fuiste, guapísima. Y eso no cambió durante la enfermedad.

Cuánto te echamos de menos. Y cuánto echo de menos llamarte cuando pasa algo bueno, o no tan bueno, o malo. Porque lo primero que yo siempre pensaba cuando pasaba algo bueno, o no tan bueno, o malo, era: «voy a llamar a mamá para contárselo«. No me acostumbro. Sigo teniendo el impulso de coger el móvil y marcar «mamá»; número que estaba y está en favoritos. Y, cuando me doy cuenta de que mi llamada no tiene sentido,… te mando un whatsapp.

Pero el tiempo pasa; nueve meses ya desde que te fuiste. Ya no lloro a diario; sólo algunas veces. Pero sigo soñando contigo, como aquél día, y en mis sueños estás esplendorosa. Y creo que si nos vieras a papá, a la tita Geóloga y a mí por un agujerito estarías contenta. Y al menos, si me preguntaras de nuevo -como hiciste tantas veces durante tu último año- si había empezado de una vez a escribir el blog, podría por fin decirte que sí. 🙂

Feliz día de la madre, mamá.

6 comentarios en “Feliz día de la madre, mamá.

  1. Africa dijo:

    Qué te voy a decir…que eres estupenda, y que tu madre está muy orgullosa de ti. Feliz día de la madre, preciosa, un abrazo muy grande y «apretao»

  2. Tita Isa dijo:

    Que bonitas palabras y que descripción mas precisa has hecho de tu mami,aunque siempre nos quedaremos cortas.
    Ha dejado un vacío imposible de llenar pero nos quedamos con su sabiduría,su generosidad,su alegría,su bondad…….
    Y sí estaría muy orgullosa de vosotros,habéis sabido seguir y manteneros unidos como le hubiera gustado a ella y de sus «niñas»que siempre la tendrán en sus recuerdos.Le encantaba darles colacadin y consentirlas sin pasarse.
    Y Feliz día a ti,que eres una digna sucesora.
    Un beso enorme.

Responder a Tita Isa Cancelar la respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s