El valor añadido de una madre.

En estos tiempos de debate incesante en relación a la conciliación, las diferencias de género, el feminismo tantas veces mal entendido, los micromachismos, el sempiterno sentimiento de culpa de las madres y un largo etcétera, yo vengo hoy aquí con ánimo de escribir un post sólo en positivo. Un post que sólo contenga buenas opiniones, y carezca de críticas y resquemores. Con alabanzas y sin reproches. Con ilusión, sin decepciones.

Hoy hablo de las madres en general, y de las trabajadoras que se convierten en madres en particular. A sabiendas de que, antes que yo, han hablado muchas (¡gracias!). 🙂

Porque en mi opinión la maternidad aporta a la mujer un valor añadido que, francamente, está subestimado por miles de jefes (llámalos Jefe de Personal, o Gerente, o llámalos Director de RRHH, o Jefe de Obra: llámalos como quieras) a lo largo y ancho de este mundo. Estas son las 6 facetas en las creo que toda mujer se crece al convertirse en madre.

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Yes we can. Ahora hace falta creérnoslo y que nos crean.

1.- ENTREGA. Ser madre = sacrificarse. Una madre se sacrifica todos los días varias veces por sus hijos (no hace falta que ponga ejemplos, ¿verdad?). Una vez que la maternidad ha entrenado tu capacidad de sacrificio, te resulta fácil sacrificarte por otras buenas causas, incluidas las profesionales.

2.- CREATIVIDAD E INICIATIVA. Ser madre = desarrollar el ingenio. Con hijos pequeños, a menudo te encuentras ante situaciones problemáticas que requieren encontrar una solución no sólo óptima, sino rápida. Sangrados nasales imparables en el finger de entrada a un avión sin pañuelos a mano; vómitos en aspersión del retoño-portador-de-arras en el altar al lado de la novia; diarrea volcánica sobre una butaca del cine; zapatos perdidos en el campo, a cien kilómetros de casa; necesidad de llevar al cole un disfraz de «nave espacial» y enterarte la noche anterior… en fin, éstas y otras (son casos reales) constituyen las aventuras cotidianas de toda madre. Y oye: siempre salimos adelante. 🙂

3.- VERSATILIDAD Y PRODUCTIVIDAD. Ser madre = multiplicar por 4 la capacidad previa de realizar varias tareas a la vez. Yo me agobiaba con poco antes de tener hijos. Ejemplo: un lunes cualquiera se presentaba complicadillo si al salir de trabajar tenía que preparar un power point para el hospital, buscar y reservar hotel para la boda de mi primo, hacer compra y buscar un fontanero para desatascar el baño. Ese mismo lunes años después: hay que llevar a una al conservatorio y ayudar a la otra con los deberes. Hay que comprar el material para los experimentos de Science. Necesitan nuevas playeras: las compro online. También hay que contestar a las madres de los 4 cumpleaños a las que están invitadas. Acordarse de citarlas en el dentista. Y hay que preparar la ropa que necesitan para la fiesta de San Isidro del cole (la compro en mi chino de cabecera a la vuelta del conser).  Ah, es verdad, se me olvidaba: preparo la sesión del hospital en tandas de 10 minutos que van saliendo por la tarde y en lo que echan en la tele el Ministerio del Tiempo (que no me lo pierdo), busco y reservo el hotel para la boda de mi primo mientras como un pincho a la puerta del cole, la compra de víveres se improvisa o mejor dicho lo que se improvisa es la cena en función de lo que haya en la nevera, y al final no se sabe cómo pero soy yo quien desatasca el baño.

4.- PODER DE NEGOCIACIÓN. Ser madre=desarrollar el poder de convicción y potenciar la inteligencia emocional.  Sólo así serás capaz de negociar alternativas satisfactorias para convencer a tus criaturas de que: aunque sea de día hay que dormir porque son las 9; aunque sea de noche hay que levantarse porque son las 8; aunque sea un rollo hay que seguir bien abrochadas en la silla del coche 20 kilómetros más; aunque sea diver no se puede aporrear el piano a las 7 de la mañana un domingo (ni un miércoles)… y nivel premium: aunque sea tu ropa preferida no puedes ir con tutú transparente y camiseta de tirantes en Madrid un 2 de enero.

5.- FORMA FÍSICA. Ser madre = más fuerza y resistencia. Un día normal con hijos pequeños incluye perseguirlos para evitar que crucen con el semáforo en rojo, recoger incontables juguetes del suelo, cogerles en brazos para terminar de llegar a casa y evitar derramamientos varios de vasos y platos. O lo que es lo mismo: carreras, sentadillas, levantamiento de pesas, abdominales y entrenamiento de reflejos. Además, tu cuerpo aprende que no siempre puede comer si tiene hambre, no siempre puede beber si tiene sed, no siempre puede hacer pis si tiene ganas y no siempre puede dormir si tienes sueño. Pero no, no somos marines: somos madres.

6.- AUTOESTIMA. Ser madre = creer más en ti misma. Sucede de forma natural cuando un buen día te haces consciente de lo descrito en los puntos 1 a 5. Desgraciadamente hay muchas madres por el mundo que aún no se han dado cuenta. Con que sólo una madre se diera cuenta de esto tras leer este post, yo sería la bloguera más feliz del universo. 🙂

Conclusión postpost: ¿Qué jefe no quiere contratar a alguien cuyos puntos fuertes son la iniciativa, la creatividad, la versatilidad, la productividad,… entre muchas cosas más? 🙂 Yo sinceramente pienso que convertirse en madre suma y multiplica, y jamás resta o divide, en el bagaje profesional de cada una; y espero que mis hijas vislumbren una sonrisa de aprobación en sus futuras entrevistas de trabajo cuando respondan: «Sí, sí entra en mis planes ser madre próximamente». 🙂

 

 

 

5 comentarios en “El valor añadido de una madre.

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