Aunque no tengo muchos años de experiencia como pediatra (servidora es treintañera… por poco tiempo, 🙂 pero treintañera), algo que me suscita bastante curiosidad es la respuesta a la pregunta que da título al post. Como padre o madre, ¿Qué esperas de tu pediatra? ¿Crees que coincide con lo que tu pediatra aspira a mejorar como profesional?
Le he dado alguna vuelta al tema y he llegado a la conclusión de que padres y pediatras no siempre coincidimos totalmente en los objetivos a alcanzar mediante la visita médica. Me gustaría saber vuestra opinión, y aquí os pongo la mía:
Creo que los padres valoráis mucho que os den un diagnóstico acertado. Pero esto no siempre es posible, qué más quisiéramos los pediatras; es más, diría que un alto porcentaje de los motivos de consulta pediátricos se solventan de forma totalmente correcta con un diagnóstico orientativo y con unas indicaciones claras. Ejemplo: la fiebre parece corresponder a un catarro (o lo que es lo mismo, no corresponde a una causa más grave, como os explicaba aquí), y es suficiente con vigilarlo y aliviar los síntomas. O bien: el nene tiene una gastroenteritis (aunque no sepamos el bicho culpable) y lo importante es reponer las pérdidas y vigilar el grado de hidratación. Sin embargo, muchas veces a los papás os extraña que no podamos decir exactamente por culpa de qué microbio el niño tiene fiebre o diarrea. Esto creo que a menudo es un error nuestro: debemos explicaros mejor lo que implica nuestro juicio clínico «síndrome febril de probable origen vírico», porque creedme que muchas veces nos cuesta -MUCHO- llegar a esa conclusión por otro lado tan habitual. En este aspecto, a veces podéis echar de menos que hagamos más pruebas para alcanzar el diagnóstico definitivo. En cambio, nosotros aspiramos a pinchar y radiar a los niños lo menos posible, si es que estas pruebas no nos van a hacer cambiar la actitud (el tratamiento de un catarro es el mismo, sea por un virus u otro). Y lo hacemos, evidentemente, por el bien de los niños.

Autora Emma Cano (sacado de su web). Me encanta su obra y en particular «luz en hipocratia». http://www.emmacano.com
Siguiendo en la misma línea, creo que los padres valoráis mucho que vuestro pediatra os EXPLIQUE las cosas, os ofrezca la posibilidad de preguntar cuanto más mejor, y os dedique el mayor tiempo posible. Como ya he dicho, quizá en esto a veces nos quedamos cortos, lo reconozco; pero la presión de tener otros 20 niños por atender juega en nuestra contra. Por otro lado, la Urgencia no es el ámbito más adecuado para hablar largo y tendido de la alimentación complementaria del niño o la retirada del pañal. Pero no me cabe duda de que esta es una asignatura pendiente en las facultades… enseñar a mejorar la comunicación médico-paciente. Normalmente, lo que busca un pediatra con la sala de espera a rebosar es ser eficaz y operativo; es decir, detectar los niños más graves para darles prioridad y decidir rápidamente la actuación más adecuada en cada caso. Y optimizar el tiempo, siempre (creedme: no nos gusta nada que estéis tres horas en la sala de espera de Urgencias)… y por eso a veces no podemos (literalmente no tenemos más minutos disponibles) pararnos demasiado a explicar.
Otra de mis impresiones es que, además de buscar un diagnóstico riguroso, los padres esperáis que os indiquemos un tratamiento… y de nuevo os extraña si no lo hay. Además, este es el escenario de la mayoría de enfermedades pediátricas, es decir las víricas: que no tienen tratamiento específico. Nada nos gustaría más a los pediatras que apareciera un fármaco (o familia de fármacos… por soñar, que no quede) que sirviera para curar el catarro al igual que un antibiótico cura una neumonía bacteriana. Pero no lo hay. Los pediatras, en general, aspiramos a indicar cuantos menos tratamientos, mejor. Porque NO hay fármaco sin efectos secundarios, por leves que éstos sean; y si un fármaco no nos va a reportar un beneficio, NO hay que pautarlo.
Algo que he observado también muchas veces es que los padres valoráis la concordancia en la información entre varios médicos. Este es un punto importante y peliagudo, porque efectivamente a menudo dos pediatras no piensan igual acerca del estreñimiento del niño (por ejemplo). Pero lo importante no es esto… lo importante es que es muy posible que la actuación que sugiere el pediatra A sea correcta y la que propone el pediatra B, también. Quiero decir que un mismo problema de salud puede tener distintas formas de abordaje siendo todas correctas. Por supuesto, no estoy hablando de los errores diagnósticos, que desafortunadamente a veces los hay; estoy hablando del día a día, de lo que os sorprende que un pediatra os indique Positón para la dermatitis del pañal y otro, Mycostatín. En este aspecto soy de las que piensa que no es buena idea consultar con muchos pediatras diferentes… suele generar confusión en los papás.
Y para terminar: me parece que obviamente los padres buscáis un profesional accesible y asertivo, y que sepa lidiar con los nenes. Esto es lógico: todos buscamos una actitud amable en cualquier profesional al que nos dirigimos. Pero creo que en Medicina en general y en Pediatría en particular esto es un dato importante. Uno se siente muy frágil como paciente o como familiar, y cada afirmación de nuestro médico, cada gesto, cada exclamación y cada sugerencia se nos quedan grabados de forma indeleble. Porque hablamos de la salud de nuestros nenes y eso es lo más importante, ¿verdad? En este aspecto pienso, de nuevo, que hay mucho que mejorar (y como veis no se me caen los anillos al reconocerlo).
Seguro que se me ocurrirían más cosas de no haber escrito este post en media hora escasa… y me encantaría saber vuestras opiniones.
(Miss Berrinche dentro un tiempo, al leer este post: «Pues mami, tú decías que mi estilo era el «chaqueta de un guardia style», pero el tuyo… ¡el tuyo es «camisa de once varas style»!)
Buenos días,
Completamente de acuerdo contigo en los diferentes puntos que planteas.
Las expectativas de los padres responden a muchas necesidades que pueden quedar más o menor cubiertas y es verdad que no hay dos personas iguales ante un proceso similar (como tampoco dos pediatras iguales).
Por mi parte, que doy servicio tanto en Urgencias como en la consulta, creo determinar que hay dos patrones. En Urgencias, los padres quieren efectivamente un diagnóstico y un tratamiento. Y además, en el contexto social en el que nos encontramos, si todo puede ser rápido y muy efectivo, mejor que mejor (que no pare el ritmo!).
En la consulta, especialmente con niños pequeños o lactantes los padres necesitan un espacio donde comentar muchas cosas relacionadas con la crianza de sus hijos, cosas que incluso a veces se escapan de nuestro ámbito, como un espacio de «parenting» que reconozco que a mí en el fondo me encanta (aprendo muchas cosas!!), pero que no siempre es posible en momentos de elevada carga asistencial.
Conjugar las expectativas con los recursos no siempre es fácil y tal como apuntas hay muchas asignaturas pendientes, entre ellas la comunicación.
Estupendo post! Buen verano
Amalia
Totalmente de acuerdo en la diferenciación entre el ámbito urgencias y el ámbito consulta. Es más, habría un tercer escenario, que es el niño con patología crónica con cuyos padres, a través de los años, se establece una relación que prácticamente siempre -en mi experiencia- es fantástica. Y en cuanto al parenting y todo lo que rodea a la crianza en general, la verdad es que mi reflexión es que estamos viviendo una época muy interesante desde el punto de vista de la atención pediátrica (y lo que está por venir!!). Gracias por comentar Amalia!! 😉 buen verano a tí también y a tus nenas!
Hola,
Muy buen artículo, estoy de acuerdo en básicamente todo lo que comentas. Soy pediatra con algo más de andadura (casi 30 años en diversos ámbitos) y aún sigo aprendiendo sobre todo en lo que a la relación con los padres y con los niños se refiere.
Coincido contigo que lo que más aprecian los padres es que les escuches, les dediques tiempo suficiente y, muy importante, en COMO les explicas las cosas.
Me gustaría añadir una situación algo más nueva, o que ha ido bastante en aumento en los últimos años, y es lo que esperan del pediatra los padres que vienen «muy informados» a la consulta. Esto tiene dos vertientes:
– La primera es un cambio positivo: creo que es bueno que los padres estén bien informados, de este modo entre ellos y el conocimiento del pediatra se puede llegar a la opción más adecuada para cada niño, y cada familia (como tú también dices, puede haber más de una manera de hacer las cosas, sobre todo en temas de crianza).
– La segunda no lo es tanto, porque la información no es conocimiento. Muchas veces esa cantidad de información, que puede ser mala información (como claro ejemplo tenemos a muchos padres antivacunas), hace que vengan con una idea preconcebida de lo que le pasa a su hijo y de lo que hay que hacer; así que, lo que esperan del pediatra es que corrobore lo que ellos practicamente han decidido. Esto pone al pediatra en una situación nada fácil, porque esperan que sea el medio para conseguir un análisis, una resonancia,… un tratamiento. Confieso que después de tantos años este tipo de padres que me cuesta. Si se eres muy firme, se van buscando a otro que se lo haga, tampoco muchas veces se puede transigir con lo que piden/exigen, y casi siempre resulta materialmente imposible rebatir todo lo que han leido en Internet…
Bueno ahí lo dejo, por si alguién aporta algo más.
Un saludo,
Gabriel Ruiz
P.S.: Me gustan muchos de tus artículos y el humor con que los escribes.
Hola, Gabriel! Mil gracias por tus comentarios, que aportan un montón de ideas. Efectivamente pienso como tú en lo relativo a la información versus «infoxicación» con que acuden los padres cada vez más a la consulta… Yo, de hecho, les pregunto sin tapujos si quieren consultar en Internet información acerca de la enfermedad de su hijo, ya que en ese caso les recomiendo las páginas que yo considere. Lo que es una pena, y es la autocrítica que encierra el post, es que tengan que buscar información en la red -o donde sea- porque su pediatra aún teniendo tiempo, no se la proporciona. Y sí, es cansado explicar una y cien veces a lo largo de la semana la etiopatogenia de la bronquiolitis (un suponer) en términos comprensibles, pero es absolutamente necesario. Enlazando con esto, diré que no comprendo los cinco minutos por niño que se prevén en las agendas de primaria… ¡Uy que me enrollo como para otro post! … Gracias de nuevo, Gabriel.
Como madre lo que busco en mi pediatra es:
1. Que sepa escuchar (todas mis dudas, miedos o correctos o incorrectos ‘prediagnosticos’)
2. Que sepa dudar y sepa admitirlo (lo hacen humano/a)
3. Que sea autocrítico/a, no se estanque en los estándares
4. Que sepa explicarse claramente
5. Que ante casos difíciles demuestre que acepta los retos. Se prepare a ellos y tenga afán de superación (lo hacen profesional)
6. Que sea paciente con familiares y por supuesto sea agradable al trato humano
Hola, Ana: lo primero de todo, déjame decirte que admiro tu capacidad de síntesis concentrando en 6 puntos todo lo que efectivamente en mi opinión (aunque sólo sea mi opinión) debemos intentar reunir como pediatras. Me ha parecido interesante tu palabra «prediagnóstico»: creo que define muy bien efectivamente la idea preconcebida con que algunos papás acuden a la consulta tras consultar en Internet. Fantástico que consideres que debemos saber dudar; y admitirlo, claro. Evidentemente la mayoría de las veces una actúa con seguridad, ante situaciones comunes… pero son muchas las veces en que las cosas «se salen del guión» y establecer las estrategia A o la B no nos resulta fácil. En este aspecto, al menos a mí me ha funcionado compartir con los padres la razón de mis dudas y muchas veces decidir juntos. Estándares en los que se puede un pediatra estancar. Totalmente de acuerdo y muchas veces en temas de puericultura… yo siempre he dicho (y creo que en algún post anterior incluso con estas mismas palabras) que el «siempre se ha hecho así» no debe valer. La ciencia (y no sólo la puramente médica) avanza. En definitiva, que agradezco mucho el comentario constructivo que has hecho y me he sentido bien contestándolo como si de una conversación se tratara ;-). Un saludo, Ana!
Que qué busco en un/a pediatra? Que sea cómo tú!: con capacidad de síntesis y ojo clínico, buena formación y reciclaje constante, comprensión, empatía (mucha empatía), que sea pediatra y no juez, a ser posible que sea madre o en su defecto padre (parece que no, pero eso ayuda), humilde y, por último pero no menos importante con un gran sentido del humor.
Brillante post…como siempre!
Otra mamá con capacidad de síntesis, sí señor!! Y destaco que me ha encantado que apuntes lo de NO ser juez y lo que ayuda ser una misma ya madre/padre… En lo demás… También es que tú me ves con buenos ojos! Un beso, querida colega (literal el colega)!