Pues sí, ya ha pasado un año desde que finalmente me decidiera a empezar el blog, y he conseguido seguir escribiendo más o menos cada pocos días. Bastante mérito para una procrastinadora nata como yo, he de decir. Así que debe de ser que me gusta escribir.
Al principio, todo me daba vergüenza: que no fuera a encadenar más de un par de posts seguidos, que nadie absolutamente me leyera, que alguien estuviera en desacuerdo con lo que escribía,… y sobre todo, que al abrir el blog todo el mundo pensara: «¿Pero ésta se ha creído que a la gente le va a interesar lo más mínimo lo que escribe?». 🙂 Así que, inicialmente, el blog fue «secreto», o mejor dicho anónimo; o, más bien, empleando seudónimos. Con los meses, vi que el asunto rodaba; y no sólo eso, sino que lo disfrutaba. Fui perdiendo la vergüenza y di a conocer mi bloguete a mis amigos de Facebook, entre ellos todos mis compañeros del hospital. Pero a estas alturas les he cogido tanto cariño a aquéllos motes iniciales, que no los voy a cambiar, aunque permitidme aclarar una vez más que mi marido no es un hombre hercúleo de proporciones halterofílicas pese a apodarse Ironman; como conté aquí, el sobrenombre se lo puse por su profesión, aunque se me ha puesto más cachas últimamente, sí, es cierto. 🙂 También lleva con bastante elegancia lo de ser bloguero consorte, y más le vale, porque fue el que más me insistió para que me pusiera a ello por fin.
La otra persona que me azuzó muchas veces a escribir de nuevo (tuve un fotolog, Villamocos, hace eones…) fue mi madre. Mi madre, que nos dejó hace ahora un año y un mes. Su pérdida fue el gatillo definitivo que me hizo arrancar Un fonendo en Villamocos. Sentía que se lo debía; o que al menos debía intentarlo.
Antes de escribir la primera entrada, antes siquiera de decidir su nombre, ya supe que no iba a ser un blog típico. Porque indagué acerca del mundo blogueril y resultaba que todos los gurús del tema aconsejaban CENTRARSE en una temática. Pero yo no podía, ni puedo. Me gusta escribir de Pediatría, pero también de la vida en el hospital, de mis hijas y sus aventurillas, y a veces de Historia de la Medicina… así que quebranto la regla número 1 de los bloggers. Qué se le va hacer, pero el blog es mío y escribo lo que quiero, chincha rebincha. 🙂
Y fueron pasando los meses y viví algunos momentos «estelares» del blog (no crea el lector de estas líneas que fueron nada del otro mundo; pero ¡ay, qué ilu!). Sin duda, uno de ellos fue mi primer post «medio viral», éste. Rompía una lanza en favor de los pediatras y ellos respondieron; con una satisfacción inmensa para mí. 🙂 Desencadenó además una situación divertida, porque un pediatra veterano de mi hospital, también bloguero, compartió ese post y me lo comentó en un pasillo del hospital,… ¡sin saber que lo había escrito yo! 🙂 …¡Lo que nos reímos al descubrirlo! Otra gran sorpresa fue con mi primer post viral de verdad: éste, en el que me lié la manta a la cabeza dando consejos a los próximos R1. Lo publiqué un jueves por la noche y empezó a rodar en serio el viernes. Ese fin de semana, Ironman y yo nos fuimos -sin hijas, cosa que intentamos hacer un fin de semana o dos al año- al Monasterio de Piedra, en Zaragoza. Cuando abrí el ojo el sábado por la mañana, vi que tenía el WordPress plagado de alertas… consulté las estadísticas y me dio un corazón el vuelco: todos aquéllos números no me los podía creer. De hecho, las visitas aumentaban por segundos. Oh my dog. Ahí me di cuenta de verdad, y no sin vértigo, del alcance que tiene Internet y de que lo que uno publica puede llegar muy lejos. Razón de más para intentar publicar de forma rigurosa, sobre todo si hablamos de ciencia.
Otro momento sorprendente para mí llegó con este post, en el que hice una resumen de una historia de la Medicina que me apasiona, la de la Real Expedición de la Vacuna de la viruela. Pulsé a «publicar» y en cuestión de diez minutos saltó un comentario de una persona que amablemente ponía en mi conocimiento que la serie de televisión acerca de dicha aventura estaba en marcha. 🙂 Otro momento que me llenó de orgullo y satisfacción fue que #lalistadepepe me incluyera entre sus filas. Es el Gran Hermano de los blogueros pediátrico-sanitario-científicos: nos tiene a todos vigilados. Dice Pepe que al que gane le regalará un jamón, y se curra mucho las puntuaciones. Ni Operación Triunfo, vamos.
Y cuando ví que los visitantes diarios aumentaban, decidí crear el perfil de Twitter y la página de Facebook: a ver si les hago más caso. 🙂 También me hice de Madresfera, lo cual es divertido porque cada lunes me sitúan en un ránking según el número de visitas. Llegué a estar entre los 10 primeros la semana posterior al post viral, pero luego nunca mais: con estar entre los 500 primeros me doy con un canto en los dientes. Además, no me importa demasiado el número de visitas, en serio, de verdad, no lo digo por decir. Lo que más me presta (este verbo asturiano, me vais a perdonar pero es intraducible al castellano) es ver cómo los que me leéis lo seguís haciendo. Comentáis más en Facebook que en el propio blog, y lo entiendo (wordpress no lo pone fácil para los comentarios…), pero sois mi acicate para seguir.
Leches, qué tienna me estoy poniendo. Debe de ser que con un añazo ya, el blog -mi tercer hijo- se me está haciendo mayor. 🙂
Hasta la próxima, amigos villamoqueros!
Felicidades guapísima!!! Me encanta que al fin te hayas quitado el antifaz y nos hayas mostrado como eres realmente! Para mí fue doble sorpresa! Te seguía desde hacía meses: pediatra y paisana, ¡Lo más! Pero es que además al ver tu cara sufrí una revelación!! Y tanto! Como que habíamos compartido facultad de medicina! Jajaja! Fue un momento mágico! Un besazo enorme y felicidades. Que cumplas muchísimos más!!!
Muaccccc!!!
Revelación total y absoluta! 😉 como dije antes: esta es la vida y sus sorpresas maravillosas! 😉 un besazo!!!!
¡Enhorabuena Doctora! Ya sabes que soy fiel seguidora desde tus inicios.
Orgullosos de ti estamos los que te conocemos, y mucho más orgullosa está, allá donde quiera que esté, quién tú ya sabes que sigue estando. Un abrazo muy grande…y a por todas!
Es que, endocrina querida, somos fieles seguidoras la una de la otra desde ese pase de guardia a las 11 de la noche de un septiembre de 2001 en el box 6 de urgencias. 😉 Y por cierto, no se te ocurra dejar de publicar. Un besazo.
Muchas felicidades y muchas más gracias. Más comentarios en #lalistadepepe v 1.4.1 de inminente aparición.