Si eres madre…

Si eres madre, 

… Conoces esa fragancia cálida del bebé recién despierto; ese aroma tibio cuando tu nene acaba de mamar; ese olor dulce, como a tarta de queso, de sus piececitos gordezuelos; … y años después descubrirás que su melena ya huele a pelo (antes no olía a nada, o como mucho al champú); esa esencia a caldofrán de una habitación cerrada llena de infantes de 9 años saltando como locos; y que sus pies después de un partido de baloncesto es mejor no olerlos… 🙂

… Conoces ese vuelco al corazón que te supone oír ese enésimo ataque de tos seguido del llanto a las 3 de la madrugada tras unas pocas semanas de guardería, o lo que sufres cuando le ves de pie en lo alto del tobogán o al borde de la piscina; … y años después descubrirás que te sigue dando un corazón el vuelco cuando les llamas desde la cocina mientras estudian en su habitación y no contestan, ¡no contestan! y asustada irrumpes en su cuarto para comprobar que no te oían porque están oyendo música a todo volumen en sus auriculares de color fucsia. 🙂

… Conoces esa satisfacción que te invade (es irracional: lo sé) cuando a los 13 meses deciden que les gusta el brócoli, y esa sensación incómoda porque escupen la fruta; … y años después te desesperarás porque cuando llega el plato que han pedido en ese caro restaurante ya no lo quieren porque se han zampado todo el pan de la mesa y todos los entrantes -croquetas-, pero habrás interiorizado que la comida definitivamente no es un gran problema en crianza (y lo contarás, pero las madres de niños pequeños no te creerán aunque seas pediatra). 🙂

… Conoces la sensación de impotencia que puede acompañar a los eventos escatológicos: diarrea medible en litros/minuto en la calle sin pañal de recambio, o zurullo tamaño kingsize sobre la arena en la orilla de la playa (con marea baja a 200 metros de la toalla, llevando encima sólo el bikini); … pocos años después te descubres revisando traseros y culámenes insuficientemente limpios a tu juicio que se han ganado el apodo «CuloNocilla»;… y otros cuantos años después no puedes en absoluto revisar ninguna parte pudenda, a riesgo de sublevación absoluta de sus dignas dueñas.

[Permitidme el inciso: una sabe que sus hijos han crecido cuando ya no tiene ni la más remota idea de cuándo hicieron caca y pis por última vez. Prosaico, pero es así].

… Conoces ese deseo, o necesidad más bien, de que DUERMAN. Por favor, que aguante 4 horas seguidas (o dos, o seis); … y años después, te las ves y te las deseas porque se levanten a las 7:45 para ir al colegio (Trotandovoy). O no, o sigues jurando en hebreo porque en verano y en invierno, con frío o con calor, llueva o nieve… siguen estando en pie a las ocho (Miss Berrinche). En este aspecto, tengo una hija de cada tipo y aquí estoy, sobreviviendo.

… Conoces ese nudo en el estómago cuando ves a tu retoño pasarlo mal por una fiebre, una herida, una diarrea; … y años después el mismo nudo tiene tres vueltas más cuando te cuenta que su mejor amiga ya no quiere jugar con ella, o que está triste porque echa de menos a su abuela que se fue.

… Conoces lo que es que contemplar cada minuto a tu bebé para comprobar si respira; … y años después, te deja a ti sin respiración mientras observas la velocidad con la que baja esquiando una pista roja, o cuando escuchas con oído crítico su –oh my dog: estupenda- pronunciación del inglés.

http://www.enciendecuandopases.com Nuevo blog de una no tan nueva artista.

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Nuevo blog de una no tan nueva artista.

 

… Conoces esa oleada de calor en tu maternal pecho y esas lágrimas agolpadas en tu conjuntiva al contemplar su primera función de Navidad de la guarde, vestidas de pastorcilla y abriendo sus ojitos enormemente ante la cámara mientras hacen los tres tímidos pasos de su coreografía; … y años después vibrarás al oírles en su primer concierto como chelistas, al verles encestar en su primer partido de baloncesto y al verles bailar en su primera actuación sobre escenario. Aaaaaamiga: eso no cambia. Y lo grabarás y enviarás a diestro y siniestro! 🙂

… Conoces esa familiar preocupación por los percentiles de peso y talla cuando la llevas al pediatra, («pero… ¿sólo está en el percentil 40?»); … años después, te preocuparás por las notas («pero… ¿sólo un bien?»).

… Conoces lo que es fingir la risa ante el previsible e inocente (y malillo) chiste infantil… Y años después te sorprenderán contándote un chiste realmente bueno, espontáneamente, que te hará troncharte con el padre de las criaturas.

… Y, sobre todas las cosas, sentirás un cosquilleo de alegría cuando oigas sus carcajadas de felicidad; y años después, seguirás sintiendo el mismo cosquilleo, sin ambages, todas las veces que oigas su risa. 🙂

Todas las madres blogueras deben de haber escrito algo parecido, y yo no podía ser menos. Porque creo que no había escrito nunca de maternidad… pero me apetecía. Y porque ser madre no se reduce a los primeros años de las criaturas. 🙂 Creo que hoy crearé una nueva categoría en el blog: Maternidad.

 

7 comentarios en “Si eres madre…

  1. Comoentenderatuendocrino dijo:

    Si!!!! Lo conozco (casi) todo…qué sensaciones tan alucinantes.
    Tengo que buscar la forma de escribir sobre maternidad y endocrino…tal vez hable sobre la hormona que nos enamora y nos cambia el chip en el momento del parto, la oxitocina.

    Excelente post! Como siempre.

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