Cuando vienes a vivir a Madrid,
- Vas a saber lo que son los atascos. Pero los de verdad, de dos horas parados en la A6 o una hora en Plaza Castilla. Al principio, te enfadarás, dirás que no es posible, que nadie en su sano juicio puede arriesgarse a salir de Madrid un puente, que es incompatible con la vida. 😉
- Y hablando de tráfico: calles de 5 carriles incluyendo las rotondas, motos por todos lados, el galimatías de la M30, 40, 50, radiales, túneles bajo la ciudad, radares intempestivos,… te parecerá un sindiós. 🙂

Aunque me gustan los deportes de riesgo, no tanto: la foto está sacada desde un paso de cebra con semáforo.
- Principalmente si vienes del norte, el clima te pillará desprevenid@. Mi querido Ironman siempre (SIEMPRE) acaba contando la misma anécdota de mis primeras tardes en Madrid, en julio, en un ático sin aire acondicionado: se partía de risa viéndome metiendo la cara en el congelador de la nevera una y otra vez preguntando a los cielos si aquello era normal. 🙂 Y pocos meses después, pasé tanto cutiu que en mi armario entró una prenda que desde mi época ochentera no tenía: un plumífero. 🙂 Y además Madrid es SEEEECO. ¿Del norte y con lentillas? sufrirás. Todo se seca: ojos, piel, mocos, whatever. ¿Talones en agosto? lija es poco, reina. 🙂
- Enseguida te entrará la tontería con las cañas. Pues sí, porque tú vivías en tu ciudad del norte, donde se bebe sidra y cacharros básicamente, y llegas aquí y todo el mundo habla de las cañas bien tiradas (o mal). Y te das cuenta de que es bueno. Y adorarás las cañas bien tiradas sobre todas las cosas. 🙂
- También puede que te fascine la oferta gastronómica. Pero parte de esta fascinación te durará lo que tardes en comprender que, hagas lo que hagas, en Madrid comer fuera te sale por el doble o el triple que en tu ciudad. Y se te quitará la tontería de golpe y añorarás esos cachopos tamaño edredón nórdico por 15 leuros… 🙂
- Si vienes de Asturias, dejarás de oir en tu día a día: «Tarjetina de puntos de Alimerka no tendrás, ¿eh vida?«, para oír «¿Tienes la tarjeta de puntos VIPs?«.
- En Madrid la gente no te mira. Tú vas por la calle y todo el mundo va a su aire aunque vayas en albornoz. Porque en Madrid, lo normal es que no conozcas a nadie por la calle. Y he de reconocer que adoro este anonimato. 🙂
- Aunque casi seguro que, en algún momento dado, te encuentres con algún famoso. Y aunque no tiene la menor importancia, pues irás y lo contarás. 🙂
- Madrid es enorme. Puede que te desespere comprobar que un desplazamiento cortito es media hora, y si haces transbordo, 50 minutos… y que cuando un madrileño dice «ahí al lado» significa entre 3 y 7 kilómetros. Porque menos de 3 km es «aquí mismo». 🙂
- En verano, los habitantes de Madrid nos desvivimos buscando terrazas y sobre todo piscinas. Todo lo contrario que en Asturias, donde buscamos playas y a menudo sitios cubiertos porque llueve. Esta pasión de todos por buscar la piscina perfecta me llamó poderosamente la atención en su día. 🙂
- Porque no, en Madrid no hay playa (ranciofact: vaya-vaya).
- Que levante la mano al que, viniendo de fuera, no le han robado. A mí, sí: un monedero y el móvil (y encima, esto, hace dos meses). Mi amiga la Dra. Ingridbergman tiene varias anécdotas al respecto, y alguna de ellas casi acaba conmigo de un ataque de nervios tras recibir una llamada de la comisaría de El Escorial a horas intempestivas. 🙂
- En Madrid tenemos una enorme oferta cultural: cines, teatros, exposiciones, parques temáticos, museos, de todo. Ahora bien, que pasen dos años o tres sin que pises cualquiera de estos sitios, es posible y hasta probable, pero ¿y qué? tenerlo lo tienes, ¿no? pues ya está. 🙂
- En Madrid no hay casi nadie de aquí. Casi todos venimos de fuera; de hecho una de las primeras preguntas que haces al conocer gente es «¿Y tú de dónde eres?».
Y el caso es que…
En Madrid habrá atascos, de acuerdo; pero estamos en el centro de España y desde aquí se llega en coche a cualquier sitio el fin de semana. 🙂 Y vale, el tráfico es infernal, pero el Metro es el mejor de Europa (¡y punto!) y el Car2Go una maravilla. 🙂 Y el clima es seco, sí, pero ya sabéis, amigas que venís del húmedo norte, lo que esto supone para vuestras melenas. 🙂 Y hace mucho frío en invierno y mucho calor en verano, que sí; peeeero, ay: la luz. Esa luz de Madrid, ese sol y ese cielo… 🙂 Y sí, Madrid es grande, pero es que alberga varias ciudades distintas, todas con su propia idiosincrasia; qué tendrá que ver Chamberí con Lavapiés, o Salamanca con Tetuán… 🙂 Y, lo más importante en mi opinión: sí, casi todos venimos de fuera, y eso es lo que hace que todos nos sintamos bien recibidos en Madrid; ni más ni menos, en nuestra casa.Total, que aquí la que esto escribe tiene el corazón partío entre el cocido y la fabada… 🙂
¡Hasta otra!
Dos puntualizaciones. Una, no has dicho nada de la contaminación de Madrid, que en invierno llega a ser peligrosa para la salud. Y la otra, sí tenemos playa, pero de río. No tienes más que ir al pantano de San Juan (muy cerca de mi casa, por cierto) y podrás, además de bañarte, practicar vela, piragüismo o esquí acuático, entre otros deportes acuáticos.
Jajajaja cierto, y tampoco he dicho nada del desorbitado precio de los pisos (tema que ahora me ocupa), ni de lo difícil que es encontrar bares abiertos después de las 2 am, ni de lo mucho que duran en verde los semáforos de peatones, ni de la importancia que le damos aquí al aire acondicionado (por ejemplo, así a vuela pluma). Porque todo no cabía. Y efectivamente las playas de agua dulce existen en Madrid, ¡pero no tienen olas! 😉 un beso maestrocervecero!
Bueno, bueno…y q los de Madrid somos más majos q las pesetas 😂😂😂
Muy bueno el detalle de las piscinas. Y me paro, q puedo ponerme y hacerte aquí otra entrada…
Pero no te pares! Escríbela! 😉 y sí, más majos que las pesetas, es verdad. Aunque a veces, «dryer than mojama» , Jajajaja. Besote