Diagnosticar no es tan fácil como parece.

Desde que comencé a escribir el blog, hace ya dos años y dos meses, mis posts han sido más bien largos, y en cada uno desarrollaba el tema que me hubiera rondado la cabeza días atrás. Incluso, a veces, he anotado en el bloc de notas del iPhone «pinceladas» que quería plasmar en un futuro planeado post.

Últimamente me he visto de nuevo metida en más trabajo del habitual, así que he tenido que priorizar; el blog ha salido perdiendo. 🙂 No he pensado en ningún tema sobre el que escribir (exceptuando una colaboración con el blog Hablando de Geriatría, que tengo a medias) y por tanto mucho me temo que lo que publique de aquí a un tiempo va a ser un tanto improvisado.

Por ejemplo, ea, hoy: qué difícil es a veces diagnosticar. Y, a menudo, al menos no es tan fácil como parece.

Cuando me embarqué en esto de la Medicina, y hablo de mi época de estudiante, mis apuntes eran un arcoiris dependiendo de la sección en cada enfermedad. Etiología: en verde. Clínica: en rojo. Diagnóstico: en azul. Tratamiento: en naranja. Así visualicé todas y cada una de las enfermedades que estudié durante la carrera. El apartado azul era de los que más me costaba. No entendía, a menudo, por qué en una enfermedad infecciosa el cultivo ayudaba mucho, y en otra no; o por qué en una patología ósea el TAC era infinitamente mejor que la resonancia. También, adoraba -como casi cualquier estudiante de Medicina- la palabra patognomónico y lo que ello implica (síntoma que aparece únicamente en el marco de una enfermedad específica; es decir, DA el diagnóstico). 🙂 Todo esto es comprensible analizado ahora: la experiencia clínica construye al médico en un porcentaje mayor que los conocimientos previos, o eso creo. Siempre y cuando el médico siga estudiando, claro. 🙂

El caso es que al empezar a trabajar con pacientes ya me di de bruces con la realidad. A menudo el diagnóstico NO es fácil, porque los pacientes frecuentemente no tienen una sola enfermedad, o porque las pruebas diagnósticas están sujetas a una sensibilidad y una especificidad. Además, el proceso diagnóstico no depende casi nunca de una prueba, sino de la suma de varias, que actúan como las piezas de un puzzle. Y la verdad es que siempre queda alguna pieza descolgada («Al final todo apunta a que era infeccioso» «¿Y cómo se explica esa PCR baja a mitad de proceso?» «Pues no lo tengo claro»…). Una vez asumido esto, lo cual es fácil para cualquier galeno con que lleve sólo un mes trabajado, queda lo difícil: hacer entender a los pacientes y sus familias que el diagnóstico no siempre es sencillo. Fíjate si no lo es, que dio para una serie entera de bastantes temporadas (House). 🙂

Los que estéis preparando el MIR, superad la tentación de ver House. Os liará

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«Lleva cinco días ingresado y no dan con lo que tiene», «Pues que le hagan más pruebas», «Dicen que parece un virus pero no le encuentran qué virus es», «Pues que le hagan un escáner completo»… son frases que oímos a menudo. Muchas están basadas en la concepción frecuentemente errónea que las series de televisión y las películas transmiten de la Medicina, pero la realidad es que, a menudo, una busca y busca y no encuentra. Eso, por no hablar de las sorpresas, que también se dan. En mi especialidad, las enfermedades autoinflamatorias nos ponen a menudo contra la espada y la pared. No es casualidad que la única enfermedad que el Dr. House no diagnosticó fuera un CAPS. 😉

Y no sé qué piensan otros médicos, pero en mi caso suelo optar por explicar a la familia del niño nuestra hipótesis, las dudas que nos planteamos y el plan diagnóstico que proponemos. Creo que el futuro de la Medicina apunta sin dudas al empoderamiento del paciente… pero eso es otro cantar.

Seguimos… 🙂

13 comentarios en “Diagnosticar no es tan fácil como parece.

  1. jmlloreda dijo:

    Yo ando liado con un dx del que solo hay 16 descritos. Y no te cree nadie, como es habitual. La gente necesita la prueba, la genética siempre….hasta para el dx de una trisomia 21

  2. JVSotoca dijo:

    Muy cierto compi.
    Al hilo… a veces nos enfrascamos con conferirás diagnósticas en vez de focalizar en lo más importante: resolver el problema del paciente. Especialmente importante en muchos pacientes «somarizadores». Otro concepto difícil de hacer entender pero fundamental en muchos pacientes: el tiempo es la mejor prueba diagnóstica. Y si, mostrar las opciones diagnósticas, con sus pros y contras, para consensuar con pacientes/familias el siguiente paso suele dar muy buen resultado.
    Un saludo tesorera!

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