…Que estás a punto de terminar la residencia.
Me gustaría dedicarte unas palabras, al igual que hice cuando estabas a punto de comenzar esta experiencia vital que supone la especialización vía MIR.
A medida que has ido creciendo en años de residencia, el número de consejos que puedo humildemente darte ha disminuido en cantidad, pero espero no lo haya hecho en calidad. Cierto es que no soy tutora de residentes, o al menos no lo soy aún, pero durante tus años de resi mediano habrás comprobado (si has rotado o hecho guardias conmigo) que insisto bastante en que aprovechéis para intentar publicar, y presentar cosas a congresos; y también en que os lo paséis muy bien por el camino, que disfrutéis, pero que tengáis siempre presente que también tenéis que estudiar, estudiar y estudiar. Y lo dice una que estudió poco en su primera residencia y que paradójicamente -porque tenía dos niñas pequeñitas- estudió más en la segunda. Resis medianos: siento si he sido y soy pesada, pero más sentiría no haberlo sido, creedme.
No obstante, este post va para ti, residente de último año.
Dependiendo del sitio en el que te hayas formado, estarás experimentando más o menos vértigo: quizá tus coerres ya hayan repartido sus currículos por todos los hospitales habidos y por haber, pero tú estás perdido (y ansioso) porque no sabes por dónde empezar; o puede que suceda todo lo contrario: has repartido tu currículum por decenas de hospitales en varias ciudades y ahora te agobia decidir; o puede ser que no hayas movido ficha porque sabes que te quedas con contrato de guardias en tu hospital; o a lo mejor tenías planeado desde que eras erre 1 que regresarías a tu lugar (ciudad, comunidad autónoma, país) de origen. Sea como fuere, dentro de unos pocos días tu vida va a cambiar: serás médico especialista, nada más y nada menos. 🙂
Insisto en que, ante todo, te ofrezco estos consejos humildemente: no tengo tantos años de experiencia. Ni muy joven ni muy veterana: estoy «entre medias», camino de cumplir 42. Y de hecho, tampoco he trabajado en muchos hospitales; mi trayectoria ha estado básicamente ligada al Hospital La Paz, en Madrid. Venga: allá voy con mis consejos para vosotros, muchos de los cuales surgen fruto de lo que aprendí de mis errores, porque los he cometido y he intentado aprender de ellos. 🙂
Confía en ti, ¡confía en ti!
Que confíes en ti, coño caray. No te dejes amedrentar por el efecto «responsabilidad de adjunto». Como tú, están todos los demás que acaban la residencia y de un miércoles por la tarde a un jueves por la mañana pasan de ser residentes a adjuntos. No lo vas a hacer peor que los demás, porque nuestro sistema MIR es pistonudo y has salido bien formado (y lo sabes). Yo te he visto enfrentándote con el ceño fruncido a la dosis de tu primera amoxicilina cuando eras erre 1, y ahora no te amedrentas calculando perfusiones varias. Sí; ahí estabas hace cuatro años en tu primera guardia, dudando de si el síntoma era muy grave, muy leve o todo lo contrario, y ahora «hueles» al paciente enfermo según lo ves entrar por Urgencias, y actúas. Has crecido mucho, ¡echa la vista atrás y lo comprobarás! Es así y debes sentir orgullo. Pero dicho esto, debes ser consciente de que:
EL APRENDIZAJE NO HA TERMINADO.
Pues claro que no. Nunca va a terminar. Aunque esto seguro que lo sabías: los médicos seguimos aprendiendo siempre, siempre. Pasiva y activamente. Si te doy este consejo es porque creo que has de tener presente que tu mente debe seguir abierta a los cambios que la evidencia científica trae; porque creo que debes seguir estudiando (soy cansina, ¿eh?); y porque creo que debes cuestionarte los diagnósticos y los tratamientos de tus pacientes cada día, por si acaso. Pero sobre todo porque no te imaginas el potencial que tienes para crecer, ahora que te has especializado en un campo. Sí, tienes mucho potencial: no dejes que se desinfle. Cuanto más sabes, más aprendes, y no al revés. Así es esto de la Medicina.
NO TENGAS MIEDO A CAMBIAR DE HOSPITAL.
A veces es ésta la única opción para seguir haciendo lo que nos gusta, pero el arraigo a nuestro centro, ése que nos vio crecer como residentes, nos paraliza para seguir. Creedme: familiarizarse con nuevos volantes de analítica, con otros programas informáticos o con nuevos comedores de guardia, no lleva más que un abrir y cerrar de ojos. Sopesad los pros y contras y elegid según éstos, pero nunca basándoos en el temor a cambiar de centro hospitalario. La Medicina, que es el arte que ejercéis, es la misma en unos hospitales y otros, y eso es lo importante.
TEN INICIATIVA.
Siempre he dicho que, cuando un residente se esfuerza, aprende mucho de sus adjuntos, de sus erres mayores y de los artículos y libros que lee. En la jerarquía sanitaria, el orden natural de las cosas es, a priori, ése: residente aprende de adjunto. Pero hay residentes excepcionales -entre los cuales yo NO me incluyo, vaya por delante- que con su iniciativa, estudio, creatividad y arrojo, consiguen que sus adjuntos aprendan de ellos. Tengo la enorme suerte de haber coincidido con algunos. Mi consejo es: no seas tímido, propón proyectos que hayas masticado previamente. Presenta a tu servicio tus ideas, pero hazlo de forma estructurada, trabajada. Incluso en formato Power Point o Word. Te llevarás sorpresas. Eso sí, en relación con este punto:
TEN EN CUENTA QUE MUCHAS INICIATIVAS NO SALDRÁN ADELANTE.
…Pero siempre aprenderás de ellas. Créeme: pasar 10 horas elaborando un proyecto para una beca que finalmente no te otorgan NO es tiempo perdido. La estructura en la redacción del texto, tu planteamiento al comité de ética de tu hospital, tus tomas de contacto con otros servicios para pedir colaboración -etc- te ayudan a ganar experiencia. Porque ahora es tu momento de eso precisamente: GANAR EXPERIENCIA. ¿Te vas a quedar quieto? …No lo hagas, sigue, con ilusión. Y de nuevo: si no sale a la primera, saldrá a la segunda, o a la quinta, pero saldrá, y por el camino habrás aprendido. Te lo dice una que tiene dos tesis abortadas por falta de tiempo pero aun así ha aprendido de ellas, y no las considero, a toro pasado, tiempo perdido. Pero volvamos a las bases, a lo que nos ocupa:
SIGUE ESCUCHANDO Y MIRANDO AL PACIENTE.
Y digo «sigue» porque esto es algo que inculcamos a los estudiantes de Medicina y a los residentes, pero no lo podemos perder bajo ningún concepto con el paso de los años y el aumento de nuestra experiencia. De ninguna manera. Escuchar y observar, es decir, ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN FÍSICA. En mayúsculas las pongo, porque no puede ser de otra forma. Si tratas niños, escucha a los padres, si tratas ancianos, escucha a los hijos, y en todos los casos, escucha al paciente. Y después explóralo, concienzudamente. Por cierto, no creáis que no soy consciente de que en ocasiones no he cumplido con lo que acabo de manifestar; lo reconozco, seguramente ha sido así. Pero ya he dicho que estos consejos se basaban, en gran parte, en mis errores. 🙂

Niña temerosa, obra de Emma Cano (habitual de este blog, aunque sabed que no nos conocemos ni nos une ninguna relación, simplemente me encanta su arte).
REspeta siempre a los médicos mayores.
Entre mis consejos cuando eras R1, te decía que escuchases y aprendieses de Enfermería. Esto, ahora que acabas tu residencia, ya no hace falta que te lo diga, porque lo sabes de sobra: seguro que lo has experimentado en tus carnes unas cuantas veces, saliendo airoso de múltiples situaciones gracias a ell@s. Pero quizá te ha pasado, ahora que eres «mayor», que has tenido la tentación de desoír la opinión -diagnóstica o terapéutica- de tu adjunto veterano, próximo a la jubilación. No lo hagas nunca. Nunca. Hazme caso, escúchale siempre. Aunque luego seas tú el que decide, escúchale. No infravalores jamás el hecho de que, en Medicina, la experiencia tiene más peso, probablemente, que en muchos otros oficios.
te deseo mucha suerte y te transmito muchos ánimos.
Sobre todo si vas a ejercer en España, que es lo que yo conozco. Lo que has ido observando durante tus años de residente es cierto: las condiciones laborales de los médicos en nuestro país NO son buenas, al menos si las comparamos con otros sectores. Siento decirte que es más que probable que tengas contratos temporales durante bastante tiempo. También es posible que firmes contratos de un día de duración y, también, que trabajes gratis. Además, si las cosas no cambian, ya sabes que te quedan aún exámenes por delante para conseguir una plaza. Aparte de esto, siento comunicarte que nuestros sueldos no son una maravilla; no esperes ganar mucho más respecto a tu etapa de residente. En definitiva, podría decirte que «mal de muchos, consuelo de tontos» pero no debo hacerlo, porque creo que en nuestras manos está reivindicar un futuro mejor para los médicos en nuestro país. Así que al consejo de «ánimo» añado: «pelea y reivindica». Nuestro trabajo ES importante, y mucho. Luchemos porque así se reconozca.
Para terminar…
Gracias a mis amigas y colegas Dra. Rayoquenocesa, Dra. Ingridbergman y Dra. Spock por sus valiosas aportaciones, una vez más.
Y ahora sí, para finalizar: os traigo la famosa frase del patólogo José de Letamendi (1828-1897): «El que sólo sabe de Medicina, ni Medicina sabe». Para mí, esta frase encierra una lectura directa: cuida a la parte de tu persona que no es médico, cultiva tus aficiones, crece en conocimientos, profundiza en tus inquietudes. Si has llegado hasta aquí es porque has trabajado duro y has estudiado mucho. Pero, a menudo, la cantidad de trabajo que nos llevamos los médicos a casa (charlas que dar, capítulos que escribir, artículos que -intentar- publicar, la enfermedad nueva que estudiar…) nos quita mucho de nuestro tiempo libre y nos hace descuidar nuestras otras facetas. Por eso, no me cansaré de decirlo: si te gustó la historia, sigue leyendo. Si te llamó el arte, sigue dibujando. Si eres deportista, continúa entrenando. Si te gustó la música, sigue tocando. No dejes de SER HUMANISTA, en definitiva, la cual, creo yo, es una cualidad presente en la mayoría de los médicos.
Feliz viaje y mucha suerte, residentes mayores. 🙂