Maternityfacts-2: Y llega el día en que…

No sé en qué se me ha pasado el tiempo, no lo sé;

Si entre mis guardias, los viajes de su padre y clases extraescolares; planificaciones de cenas y compras de uniformes; suturas de brechas y cambios de talla vertiginosos, o probablemente un poco de todo; pero el caso es que… estas dos han crecido. Las nenas han crecido mucho. Así que, para los que tenéis niños pequeños y estáis agotados (como digo yo, en la edad oscura, y un poco al hilo de lo que publicaba La Mamá Pediatra en este post), os cuento que:

… Llegará el día en que las salidas con la familia y/o amigos dejen de ser algo «trabajoso»: Es así. 🙂 Cuando te quieras dar cuenta, tus hijos ya no reclamarán insistentemente tu atención haciéndote imposible mantener cualquier conversación con cualquier adulto que tengas al lado, que además suele no tener hijos aún. Y lo mejor: en cafeterías y restaurantes irán al baño solos y se fijarán en si la taza está limpia. Y si no lo está, la limpiarán por iniciativa propia. 🙂

…Llegará el día en que dejen de comer «poco» y empiecen a comer créeme que MUCHO. Preadolescencia rules!! De hecho a menudo devorarán todo lo que se les ponga por delante sin ningún tipo de miramiento (imagínese la escena: quedada con amigos y «Qué raro, ¿no nos han puesto tapas?» Sí, pero las termitas de mis hijas han acabado con ellas en nanosegundos) 🙂

Llegará el día en que no tengas que pelearte para que se pongan la ropa que tú consideras adecuada (que no es calzarse unas sandalias en diciembre o un jersey de cuello alto en agosto), y elegirán bien. Y por cierto: verás qué gustazo cuando empiecen a prepararse ellos solitos la ropa del día siguiente (teniendo en cuenta si tienen gimnasia o baloncesto o baile). Eso sí que es un hito del desarrollo pediátrico, pardiez. 🙂

…Llegará el día en que no te necesiten en absoluto para entretenerse. Los días de «mamá, me abuuuuuurro…» terminarán, y se encerrarán en su habitación a hacer vete tú a saber qué, o verán la tele zapeando febrilmente, o buscarán vídeos en YouTube y canciones en Spotify. 🙂 Quién me lo iba a decir en esos salientes de guardia de UVI cuando era residente de pediatría (tenían 2 y 3 añitos) en los que mi cerebro sólo servía para mantener la respiración espontánea y poco más. 🙂

…Ahora que estamos en verano: llegará el día en que puedas bajar la guardia habiendo piscina o mar de por medio. Es uno de esos lujos que la maternidad concede. Pocos placeres son comparables al que te inunda cuando un buen día llegas a playa con tu tropa y sólo tienes que preocuparte de que no se vayan a quemar. 🙂

Captura de pantalla 2016-08-08 a las 19.02.03

…Y también llegará -cómo no- el día en que te superen. En lo que sea, da igual que sea algo importante o no, pero en un momento determinado harán algo mejor que tú (por ejemplo, pronunciar otro idioma). Incluso harán algo que tú no has hecho nunca (por ejemplo, tocar el chelo). Ten cuidado: lo pueden usar como arma arrojadiza. :-))))

…Llegará el día en que te los puedas llevar en tren, a la compra, al cine, en el metro, a la farmacia, a la peluquería,… a donde sea, sin sufrir ningún tipo de estrés. 🙂 ¡Me parecía impensable hace pocos años!

…Llegará, por cierto, el día en que sea bastante extraordinario que tengan fiebre. O que se pongan malos, en definitiva. Pero claro, esto tiene su lado «malo»… incluso siendo pediatra, a día de hoy si se ponen en 39ºC sin foco, me mosqueo muy mucho. 🙂

…Importante, o al menos relevante: llegará el día en que te ayuden. Sea llevando una bolsa de la compra, sea recordándote la cita en el dentista, o sea abrazándote cuando estás triste. Es impagable y muy valiosa, esa ayuda. Yo, medio en broma medio en serio, cuando alguien (en el trabajo por ejemplo) me insinúa si mis hijas me dan mucho trabajo, respondo que ahora ya no; que ahora, con 9 y 10 años ya trabajan para mí. 🙂 Y es verdad: menudas pinches de cocina que tengo, por ejemplo. 🙂

… Y, tachán-tachán, lo que todos los padres de niños pequeños piensan… llegará el día en que DUERMAN. De hecho, te puede pasar que empiecen a dormir demasiado, y las pases canutas para que se levanten para ir al colegio. La versión seguir durmiendo poco, que la tengo en casa con Miss Berrinche, también existe. Pero no pasa nada, porque ella sola se pone el desayuno (gourmet, de hecho) y santas pascuas. Cualquier día le digo que, ya si eso, nos lo ponga a nosotros y nos lo traiga a la cama. 🙂

... Y, algo que me dio mucho que pensar: llegará el día en que no lloren en toda la mañana, ni en toda la tarde, ni en toda la noche. Quiero decir que, en el momento en que una tiene hijos, se acostumbra a temer su llanto; al principio muy frecuente y por cosas muy básicas y progresivamente menos frecuente y por razones más «complejas», pero llanto diario durante muchos años. Y de repente un buen día no eres capaz de recordar la última vez que lloraron. 🙂

Y mención especial merece el día en que, sin consultarte, se descargan el Pokémon Go y el Hangouts y te funden los datos el día 25 del mes, pero estas lindezas ya las contaré en otro post… 🙂

Hasta la próxima (que me pillará en modo vacacional)!!

¡Feliz día de los abuelos!

Una cosa tengo muy clara: qué importantes son los abuelos en la vida de los niños. 🙂

Durante mi infancia, tuve cinco abuelos: dos abuelos, dos abuelas y una bisabuela. Pero mi abuelo materno murió el día antes de cumplir yo 6 años, y mis abuelos paternos vivían a 170 km (que en aquellas carreteras de los años 80 significaban 4 horas de viaje a 3 vomitonas a la ida y otras 3 a la vuelta así que íbamos menos de lo que nos hubiera gustado). Por tanto, con las que más ejercí de nieta fue con mi abuela materna y su madre, mi bisabuela, que vivió hasta los 95 años (cuando yo ya incluso tenía novio). 🙂 Y guardo buenísimos recuerdos de los ratos pasados con ellas, de su forma de mimarme, también de la de regañarme, y sobre todo, de las historias que me contaban, ¡eso era sin duda lo mejor! las recuerdo punto por punto. Hoy día, viven mis dos abuelas, la paterna (que tiene noventa y muchos) y la materna (que tiene casi noventa). Ambas están que da gusto verlas y oírlas, y con esto lo digo todo. 🙂

Pues bien, mis niñas han tenido la enorme suerte de disfrutar mucho de sus cuatro abuelos, y además conocer a tres bisabuelas; y no me cabe duda del montón de cosas buenas que esto les ha traído. 🙂

A su AbuSegoviano lo adoran; les transmite tranquilidad y solidez. Cuando Miss Trotona tenía pocos días de vida, se quedaba calladita y muy atenta cuando oía la voz de su abuelo; eso me hacía mucha gracia y creo que ya entonces se sentía segura si él estaba cerca. 🙂 Además, saben que nadie aguanta tanto rato el Disney Channel a su lado en el sofá, «viendo la tele con los ojos cerrados», ¡y eso tiene mucho mérito! 🙂 Hace no mucho, me dijeron: «Mami, ¿Sabes que AbuSegoviano nunca nunca nunca se ha enfadado con nosotras?» 🙂

Su AbuSegoviana ha hecho de segunda madre muchos veranos, y también de segunda maestra como no podría ser de otra forma dada su profesión. Con paciencia infinita ha repasado restas, lecturas y ortografía, ahorrándonoslo a los padres de las criaturas, de tal manera que sin esforzarnos lo más mínimo han tenido «profe particular» un verano tras otro. Las nenas lo tienen tan asumido que cuando meten la pata en alguna «h», «g» o «j», dicen: «Uuuuuuuy, ya verás como lo vea la AbuSegoviana«… Y muchas cosas más. Lo dicho: segunda madre. 🙂 Y las nenas, además (y esto es el punto gracioso) le han asignado una canción (Blurred Lines de Robin Thicke), 🙂 «Por el gritito, mamá, por el gritito«. 🙂

Su AbuAsturiano es fuente de aventuras y entretenimiento por excelencia. También sería buen profesor; pero no le dejan, porque no les interesa. Prefieren que el tiempo que pasan con él sea para ir por ahí a descubrir cosas. ¡dónde va a parar! Y… qué decir del afán epistolar que se despertó en las dos hace unos meses, cuando decidieron escribirle a su AbuAstur un poema y mandárselo por correo. Lo que ellas no esperaban era la respuesta de su abuelo, que se vio en el brete de componer una poesía para cada nieta. Lance del que salió más que airoso: poemas que ellas han enmarcado y colgado ante sus mesas de estudio. 🙂 «Mami, el AbuAstur escribe muy bien, él sí que tendría que escribir un blog…«. 🙂

AbuAstur contando cuentos.

AbuAstur contando cuentos.

Y cómo no. Su AbuAsturiana, su abuela Esther. Aunque nos dejó injusta y prematuramente cuando sus nietas sólo tenían 3, 7 y 9 años, cada día se acuerdan de ella. A veces lo verbalizan mucho, otras veces no -los primeros meses evitaban hacerlo temiendo mi reacción, ahora ya les sale de forma natural- pero debes saber que sigues ahí, mamá. Tú eras la que por excelencia las mimabas, aunque los otros tres abuelos también lo hacen, ¡por supuesto! (y normalmente en contra de mi voluntad, claro) pero lo tuyo era tremendo: colacadín por aquí y por allá, propina para comprar chuches día sí y día también, caprichos a tutiplén y sobre todo ese torrente de expresiones tan tuyas dirigidas a ellas, a tus nietas, repletas de diminutivos, achuchones, abrazos, rosquillinas, promesas y secretos… Dejo de escribir porque me cabreo, y me pongo triste. Me dijeron muchas veces: «Mami, no me gusta hablar por teléfono con nadie, pero cuando me llama la abuela Esther sí me apetece hablar con ella mucho«.

Mi madre, guapérrima.

Mi madre, guapérrima.

Acabo como empiezo: ¡Feliz día de los abuelos!

 

 

Hoy le toca a Miss Trotona y su curso 2015-2016.

¿Te pensabas, hija mayor, que sólo iba a escribir acerca del curso de tu hermana pequeña? ya sabes que intento siempre ser equitativa, así que hoy te toca a ti. 🙂 Y también tiene cursivas y negritas que esconden un pequeñito misterio, aunque esto hoy ya sea «repe».

Querida Miss Trotona: 

Si en algo no ha habido sorpresas este curso es en que has seguido desarrollando tu apabullante Creatividad, de la que he hablado ya muchas veces aquí. 🙂 Has hecho tarjetas, has construido casas de muñecas con cajas de zapatos (ojo, con todo tipo de commodities), has descubierto los trampantojos y hecho tus pinitos en ellos; te explicamos (gracias a C y L, our dear friends from Aurora-Chicago) lo que eran los palíndromos y tardaste menos de diez minutos en crear el tuyo (a la sazón, «liga ese ágil»); llenaste de pegatinas y adornos imposibles, pero finalmente resultones, tu habitáculo (hasta tu taquilla de clase era la única adornada) y en vuestro último concierto decidiste hacer contraportadas de colores a todas y cada de las partituras. Lo tuyo es que es increíble, chica, la verdad es que me dejas patidifusa. 🙂

Dale unos palillos y cualquier espera en un restaurante se verá amenizada. :-) Además, Bob Esponja es, lo creo sinceramente, su álter ego.

Dale unos palillos y cualquier espera en un restaurante se verá amenizada. 🙂 Además, Bob Esponja es, lo creo sinceramente, su álter ego.

Y, al igual que tu hermana me enseñó mucho de su carácter a lo largo del pasado año, tú también. Me has parecido auténtica y absolutamente Admirable a lo largo de todo el curso por cómo has llevado algo tan importante a tu edad como es la Amistad. A tu edad, las niñas tendéis a buscar la «mejor amiga» con la que hacer esa alianza que para vosotras es inquebrantable… 🙂 Pues, coincidencias de la vida y manda narices, tú te has quedado dos años consecutivos sin mejor amiga: un año una y al siguiente la otra, se cambiaron de colegio. Cachis. Sufrí anticipadamente por ti; pensé que lo pasarías mal. ¡Pero no! Has sabido exprimir lo mejor de esta situación: ¿cómo? descubriendo a todas las demás niñas y estableciendo una relación más estrecha con varias de ellas. Sigues, no obstante, sin tener mejor amiga oficial en tu clase (estaban todas «cogidas»), pero no te ha importado demasiado porque has seguido siendo fiel a tu amiga de siempre (que vive en Dublín). Y te lo confieso: me sacaste una lagrimilla hace unos días, cuando os fuisteis al campamento del colegio. Al no tener pareja oficial no sabías con quién te sentarías en el autobús durante 500 kilómetros. Minutos antes de subirte, viniste hacia mí dando saltitos, para contarme que ya tenías compañera: una niña de clase de tu hermana que «tampoco tenía mejor amiga». Te brillaban los ojos porque querías transmitirme lo brillante de tu idea, ya que salíais ganando las dos. Y los ojos brillantes acabaron siendo los míos. 🙂 Neeeeeeena, no pasa nada, tú tranquiiiiila, cariño.

Estás a menos de un mes de cumplir 11 añazos, pero sigues igual de juguetona. Más bien: Retozona. A todo le buscas el juego, la diversión, la alegría de vivir, la FELICIDAD. Y además, la contagias. ¡Tú no caminas, tú trotas de alegría! Por eso creo que haces amigos tan fácilmente. Esa Risa tuya, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, mientras sueltas una carcajada cristalina (la de tu hermana es, en cambio, una carcajada propia de taberna). 🙂 Pero no creas, cuando leas esto de mayor, que estabas todo el día de jolgorio, no, qué va. Si hay que centrarse, se centra una, y tú lo haces; aunque en tu caso tiene más mérito que en otros niños, porque el revoloteo de una mariposa azul y amarilla (por decir algo) puede conseguir que fijes toda tu atención en celebrar sus colores… desviándola de las capitales europeas o la armadura de Si bemol mayor. Y yo te entiendo, qué narices. Y por eso estoy orgullosa de tus buenas notas en un quinto de primaria que ya tiene su dificultad, aunque entre tú y yo… reconoce que no te has dejado la piel ni mucho menos este curso, ¿eeeeeeeeh? 🙂 Di que sí, nena, que hay que esparcir.

Y mal que me pese… no te gustan mucho los Mimos. De hecho nunca te han gustado; tenías 1 mes de edad cuando dejaste claro que dormías más seguido y más tranquila solita en tu cuna, con tu espacio. Ahí ya me enseñaste que cada niño es como es. 🙂 Y tú, como decían en Dirty Dancing (que pronto la cataréis tu hermana y tú), abogas por «este es tu espacio y este es el mío». Ya veremos qué pasa con tu primer novio 🙂 (aunque ya sé que eso no me lo vas a contar, ni quiero). 🙂 Oye, cada uno es como es, y punto pelota, chica.

Si bien tu hermana es una disfrutona telespectadora (podría ver 5 horas de tele seguidas sin perder la concentración) y una atenta lectora, tú eres sobre todo una Espectadora de tu propia mente. Sabes que los momentos más divertidos los has encontrado buscando en tu cabeza, cuando te aburres y ¡zas! se te ocurre el juego. Juego -o idea o manualidad- que arrastra a tu hermana y a menudo a tus padres. De nuevo, te admiro tanto, tantísimo por ello que no podría plasmarlo en palabras. Ella, se mete en su mundo y tan feliz, qué cosa, oye, es increíble...

Eres Noble. Lo tenía que decir. Noble, fiel y leal; a tus amigos, a tu familia y sobre todo y esto es lo más importante, a ti misma. Te quieres, te conoces pese a tus 10 años, y en los pocos retos que hoy por hoy te ha puesto tu corta vida has sabido respetarte a ti misma. No lo voy a especificar aquí, no es el lugar, pero ya te lo explicaré cuando seas mayor. Bravo, mi niña.

Es así: Miss Trotona trota incluso llevando un chelo a la espalda. Nótese la tremenda preocupación al ir a examinarse. :-)

Es así: Miss Trotona trota incluso llevando un chelo a la espalda. Nótese la tremenda preocupación al ir a examinarse. 🙂

Pero, mi vida, si algo tengo que destacar en este curso tuyo (y perdóname, sé que no te gusta hablar de esto delante de los demás porque eres modesta) es, ya sabes qué te voy a decir: has aprobado el «terrible y terrorífico» pase de grado en el conservatorio.

Prubitina: ella no dice ni Pamplona… Tú, reconócelo, siempre supiste que lo conseguirías, ¿verdad? 🙂 Comienzas el grado medio (ahora lo llaman «profesional») de violonchelo siendo la aspirante más pequeña de todas. Tú no presumas, claro que no, mi amor, no lo hagas; deja que lo haga yo, que soy tu madre, y que reconozco tu esfuerzo y sobre todo tu valentía. Ese es un rasgo muy, muy tuyo: te haces torera cuando el toro es grande. Y yo, como tantas veces en este periplo de mi maternidad que ya alcanza casi 11 años, me quedo boquiabierta. Porque según me han contado, te viniste arriba del todo ante el tribunal, y no te importó ser la más pequeña, ni las dudas que siempre habían planeado sobre si presentarte o no. No te importó lo más mínimo y leíste, cantaste y tocaste con un morro de aquí a Pekín. 🙂

Lo dicho. Disfrutad del verano, Miss Trotona y Miss Berrinche, como vosotras sabéis:

Con ruedas de bicis, patines y monopatines; con agua salada de mar asturiano y dulce de río segoviano; con primitas bebés cuyas lorzas apetece mordisquear, y primitas algo más mayores que quieren vuestro juego :-); con historias contadas por abuelos, aventuras contadas por tías, y secretos contados por amigas; pero, sobre todo, disfrutad de vuestra niñez, qué caray. 🙂

PD: Poco tengo más que decir, excepto que casi todos desvelaron ayer el «cutremisterio»: en negrita, las iniciales de vuestros nombres. En cursiva… ay, en cursiva, esas frases, dichos, expresiones y giros tan propios de vuestra abuela Esther, a la que echamos tanto de menos. Y que fue la impulsora de este blog y sólo por eso va a seguir estando muy presente en él.

Hasta el próximo post. 🙂

Curso 2015-2016 de Miss Berrinche.

Como hice el año pasado y en previsión de tu futura lectura de este blog, querida hija pequeña, te cuento mi visión de este último curso tuyo. Este post, como el siguiente, tiene truco: las cursivas tienen su significado y las negritas, también. A ver quién lo adivina. 🙂

Querida Miss Berrinche:

Aaaaaaamiga, a todo gochu le llega su San Martín -como se dice en Asturias- y a ti este curso te llegó: LOS DEBERES. Disfrutaste por hache o por be de varios cursos en los que no tuviste mucha tarea para casa; pero este año, 4º de primaria, te ha tocado. Y una vez más me he dado de bruces con esa realidad tan frecuente en el día a día de la maternidad: los hijos nos sorprenden y a menudo no son lo que presuponemos, y eso has hecho tú. Yo que siempre he dicho que eras un poco «chaqueta-de-un-guardia-style», por vagoneta, y resulta que te has arremangao. Nada más llegar a casa, antes siquiera de darme tiempo a soltar el bolso, veía la puerta de vuestra habitación cerrada porque te habías ido corriendo a encerrarte para hacer los deberes. Resolutiva y Resuelta, así eres tú. 🙂 Además de que tienes una capacidad de concentración tremenda. Tú te pones y te dices a ti misma: «10 divisiones en 10 minutos», y ea, satamente, 10 minutos y ni uno más. Te cunde el tiempo que da gusto… tanto como para que disfrutes de muuuuuchos ratos de sofá y iPad. 🙂

Este año también has descubierto lo bien que se lo pasa una practicando un deporte de equipo: en tu caso, el baloncesto. ¡Lo pasaste pipa! aunque a veces hemos tenido que pararte un poco los pies en esa emoción, que ya nos has demostrado frecuentemente que tú eres muy de Obcecarte y Obsesionarte. 🙂 Porque llegaba el sábado y tú tenías partido a las 12, pero a las 7:30 ya te estabas vistiendo tu equipación (número 20, azul) con la solemnidad de un torero. 🙂

 Y… Aaaay petite, ¡cómo me gusta lo Cariñosa que sigues siendo! que medio dormida por la noche, o medio despierta por la mañana, aún me tiendes los bracitos si me hueles alrededor. Nada te gusta más que los mimos. 🙂 Cada año temo que sea el último que aceptes mis besos… pero voy librando curso tras curso y empiezo a creer que incluso cuando ya tengas un novio que te achuche seguirás disfrutando mis abrazos y mis rosquillinas. 🙂

Captura de pantalla 2016-07-07 a la(s) 21.37.30Eso sí: cuando no estás para mimos, ni bromas, ni besos, es a la hora de tu Impepinable e Imprescindible desayuno. Para ti, no hay nada más sagrado en esta vida. De hecho, los fines de semana, aprovechas que todos dormimos más para levantarte sigilosamente a tu hora de siempre (7:30 – 8:00); y, con la libertad y autonomía que te da la soledad de la mañana temprana mientras todos dormimos, montarte un auténtico desayuno «Club del Gourmet» en el salón mientras pones alguna de tus series favoritas de adolescentes americanos en Yomvie. Banquete del que suelen quedar muchos rastros, aunque tú intentes no dejar pistas: esos grumos de Colacadín tomados a cucharadas… esas tostadinas con aceite de Lopera y sal… ¡cómo te relames! 🙂 Me levanto un ratito después, y veo tus bigotes marrones, y los lamparones de aceite en el mantel que cuidadosamente extiendes… y sólo puedo mirarte y pensar que me presta por la vida que te guste el desayuno tanto como a mí. 🙂

Y cómo no: tu música, tu chelo, tu coro, tu baile. Ha llegado un momento en que tienes tan asumido que llevas el ritmo en las venas y la melodía en las arterias, que este año ha sido un auténtico disfrute para ti. De hecho, este curso nos has regalado muchos golden hits, de los que subrayo algunos: tu TANGO al chelo en tu audición de junio, con un ritardando que tengo entendido fue de lo más sentío; tu clarísimo amor por el fado, sí, sí, lo he dicho bien, el fado portugués, que cantas con un sentimiento que pareces nacida en la misma Alfama; tus coreografías cuando creías que nadie te veía, pero yo lo hacía, bailando Hip Hop con Spotify a todo trapo. Qué gran acierto ha sido que este curso hayáis dado clases de Hip Hop «serio» :-), porque, ya sabes que todos lo pensamos… Oh my dog, you got the ryhtm, babe.

Te podría contar muchas más cosas de este año, pero créeme que están todas apuntadas en esos apuntes que lleva mami. 🙂 No he hablado de tu verdadera y espontánea pasión por el esquí, de tu descubrimiento de las redes sociales, de tu decisión de llevar el pelo larguísimo, de tus cada vez más numerosas pecas, de tu diente intruso, de tu prudencia exquisita, de tus exigencias justas, de lo que te gustan los bebés y niños pequeños, de tu deseo de tener una mascota; de tus peleas con papá por los playeros con ruedas, de que sigues olvidándote de tirar de la cadena y de que eres una gran lectora. Pero eres tan grande, aunque seas la más pequeña de casa, que no cabrías ni en cien posts como éste.

Feliz verano, Miss Berrinche. Mamá.

 

Lactancia materna.

Han pasado ya diez años desde que parí,

…y diez años por tanto desde mi primer y verdadero encontronazo con la lactancia materna. En otro post contaré mi experiencia lactante; el resumen es fracaso y sensación de autoculpabilidad y poco apoyo. No quiero yo ponerme dramática pero lo cierto es que me apena comprobar que diez años después muchas cosas han mejorado, pero no lo suficiente. Sigo percibiendo gran desconocimiento en este campo, tanto desde pediatría como desde ginecología. ¿Por qué? …Pues no lo sé.

Pero me joroba, qué queréis que os diga. Me fastidia porque:

  • Que una madre bien informada prefiera no amamantar a su hijo recién nacido por la razón que sea, es totalmente respetable y comprensible. Pero que no tiene leche NO es cierto en la inmensa mayoría de los casos.
  • Que una madre tenga el pezón grande, pequeño, plano, salido, hundido, morado o con pelos: todo es posible. 🙂 Pero que su pezón le hará imposible la lactancia, NO es cierto.
  • Que una madre reciente esté muy delgada, muy rellenita, sea alérgica al polen, reciba tratamiento con hormona tiroidea, tenga intolerancia a la lactosa o sea celíaca, es habitual. Lo que es extraordinariamente infrecuente es que su leche sea aguada, de poca calidad o mala.
  • Que a una madre NO le apetezcan la leche y otros lácteos (porque es alérgica o porque no le gustan, y punto) no es nada del otro mundo. Y esto no va a influir en su producción de leche. Los adultos de cualquier especie nos manejamos bien sin beber leche de otro animal.
  • Que una madre lactante se angustie pensando que su hijo puede reclamarla en cualquier momento y se agobie por la separación, es lo más normal y fisiológico del mundo (es lo que tiene la hipófisis, el hipotálamo, la amígdala cerebral y vete tú a saber cuántas cosas más…). Lo que no tiene nada de normal es que su entorno se empeñe en decir que está malacostumbrando al bebé por atenderlo tan rápido y siempre que quiere.
  • Que una madre necesite que le echen un cable (o 120) durante los primeros días (o sea apañar al hermano mayor, ocuparse de que despensa y lavadora estén al día, o despejar visitas) es justo y necesario. Lo que es injusto, innecesario y además falso es decir que los bebés tienen que mamar cada tres horas. Los bebés maman cuando les da la real gana. Pueden ser 3 veces entre las 6 y las 7 de la tarde, ninguna entre las 8 y las 11 de la noche, y trescientas entre las 6 y las 11 de la mañana. Es lo que tiene. Los caminos del neonato son inescrutables. 😉
  • Que la madre del niño necesite un rato al día para dibujar, oír música o ver el capítulo de su serie es totalmente esperable, y desde luego lo que todo su entorno le recomienda para su merecida desconexión y su entendida liberación: todos lo entienden. Pues los bebés también tienen un «hobby» o más bien auténtica necesidad: succionar aunque no tenga hambre. Y si es la teta de su madre, mejor. Porque así se tranquiliza y se siente a gusto. Y no, no la está usando de chupete, está empleando su forma lícita y natural de autoconsuelo.
  • Que una madre decida en qué momento destetar a su hijo por motivos laborales, personales, o del tipo que sea, es cosa de ella y debe respetarse (de esto hablaré en el post acerca de mi experiencia: porque yo desteté). Lo que no tiene que importarle a nadie es si decide seguir amamantando 15 meses, 25 o 36. Mamar a los 3 años ES fisiológica y evolutivamente normal.

    Y podría seguir y seguir y seguir con falsos mitos (destetar en mastitis, caries por mamar frecuentemente, falta de vínculo con el padre, carencias alimenticias y demás)… Pero todas las pataletas tienen un principio y un fin y la mía ya se está pasando. :-))))

¡Halaaaaa! ¡Mamando a los 15 meses!

Hala! Mamando a los 15 meses!

Post dedicado a esa mami que lloró en mi consulta por sentirse frustrada (nunca mais! le dije); y a mis «profesoras de lactancia»: todas mis amigas que dieron a luz después que yo; muy especialmente a Mamen, enfermera de neonatos de mi hospital; y cómo no… a mi hermana.

Y ¡oh casualidades!, un superbloguero pediátrico acaba de abordar este tema, pero en plan serio y bien, no como yo con rabieta. Aquí os lo enlazo si queréis profundizar.

PD: Ajá!!!! la que no iba a escribir de temas médicos! ejem ejem

 

Las canciones de Villamocos.

Hacía tiempo que tenía yo ganas de hablar de esto.  🙂 .

En Villamocos no se han escuchado sólo los Cantajuegos.

Y lo suelto así, sin anestesia. No: no quiero decir que las canciones infantiles no nos gusten. Simplemente que nunca han sido la música cardinal de esta familia cuando llegaron las niñas, lo cual he comprobado que sí ha sucedido en otras familias con niños pequeños. Pues, ea:  yo reconozco que deliberadamente no les he incentivado demasiado a mis retoñas la típica música «para niños» por dos motivos: uno, por mi salud mental (oír en bucle la canción de Para dormir a un elefante no está en mis planes desde mi rotación en la UVI pediátrica 😉 ) y dos, porque siempre he pensado que los niños son, musicalmente hablando, parecidos a los adultos. Es decir: que a los niños les gusta la buena música, igual que a sus padres, sea cual sea su origen, aunque no sea «infantil». Ah, y hay otra verdad incuestionable según mi experiencia: cuanto más oyen una copla, más les gusta. Comprobadísimo lo tengo. Así las cosas, os cuento nuestra experiencia villamoqueña, 😉 porque creo que podría ser aplicable a todos los niños del mundo mundial; y así pongo mi granito de arena para que unos esforzados padre/madre de familia puedan escuchar Queen, Joaquín Sabina, los Rolling, Mercedes Sosa, Kiss, Vivaldi o Facto de la Fé y las Flores Azules y no sólo la banda sonora de Frozen en bucle (la cual me gusta, vaya por delante, pero no 347 veces). 🙂

El habitáculo donde se escucha música en esta familia es por antonomasia el coche.

Qué le vamos a hacer, pero a diario tenemos poco tiempo (por la música precisamente… es decir, por el Conservatorio… espero que no se me enfade el Profedechelo… 🙂 ) , y como mucho ponemos música de fondo en la cocina al hacer la cena. Spotify, mi iPhone y como decía antes, el coche -estoy tentada de bautizarlo Moco-móvil pero no lo voy a hacer… 😉 – han sido y son las piezas fundamentales de la «instrucción musical» a la que hemos sometido a nuestra sufrida descendencia.

El modus operandi es el siguiente:

Canción que queremos escuchar nosotros, canción que se pone sin dudarlo y con decisión. En este delicado punto en que una determinada melodía es reproducida por vez primera ante la exigente audiencia infantil, hay que contar con que siempre o casi siempre (sobre todo en caso de niños menores de 7 años) del asiento de atrás va a surgir un «¡¡noooooooooooo, quítala, pon otra!!»,… pero es porque aún no conocen la canción y ya sabéis que siempre quieren escuchar las que ya conocen. Que no os ablanden. Hay que ser inflexible y no tener piedad -y sí paciencia- para convencer a la oposición de escuchar la canción de marras, con la firme promesa de que la tonada en sí está plena de molorOjo: para que esto funcione, estas primeras acometidas a su gusto musical deben llevarse a cabo vía melodías más o menos amables. Una canción tradicional japonesa compuesta en una poco intuitiva escala pentatónica, o cualquier tema de Pantera o Dio probablemente NO sean una buena opción. Mejor algo que sepamos les acabará gustando, sencillo y melodioso, y si es divertido, mejor. Se me ocurren muchos ejemplos, a saber: ABBA, Scissor Sisters, Elvis.

Canción llamando la atención del oyente. https://c2.staticflickr.com/4/3006/2429152388_f7c37298f2_b.jpg

Canción llamando la atención del oyente. La saqué del Flickr.

 

Y vamos al quid de la cuestión: una vez que han oído la canción entera hasta el final un par de veces, os aseguro que la tercera ya no será lo mismo. Protestarán inicialmente, pero una vez en el cuarto o quinto compás, cuando su infantil cerebro grabalotodo reconozca la tonada, seguramente se callarán y pondrán toda su atención en la música. Incluso puede que se les ericen un poco los vellos (os adjunto foto). 🙂

Tras esta primera buena experiencia, las siguientes serán coser y cantar. Mis queridas hijas tuvieron la feliz idea, hace ya unos 4 ó 5 años, de pedirme que les elaborara su propia lista de reproducción en Spotify. La llenaron inicialmente de lo que a mí me parecía auténtica morralla (por favor, no se me ofenda nadie): a saber, toditas las canciones del elenco de series infantojuveniles de Disney Channel. Esta lista me sirvió como instrumento de medida del nivel disfrutón de las nenas respecto a cada canción: un buen día, quizá fue escuchando Divina de Radio Futura o tal vez Just Breathe de Pearl Jam, una vocecita desde el asiento de atrás musitó: «Mami, añádenos esta canción a nuestra lista«. Desde entonces sé cuándo un tema concreto ha triunfado. Piden incluirlo en su lista y además se lo enseñan a sus amigos que vienen a casa (que deben de pensar que mis hijas son un poco frikies).

Otro matiz en cuanto a las canciones que les presentamos y les acaban enganchando: cuidadín con no entrar en bucle… un niño al que le gusta una canción, con Spotify en su mano, tiene más peligro que un barbero con hipo. Avisados estáis: que yo un día, conduciendo sola sin copiloto que les arrebatara el móvil a las del asiento de atrás, me tragué Blurred Lines de Robin Thicke unas 17 veces seguidas. 🙂 Sí, definitivamente éste es otro de mis consejos basados en la experiencia: prevenid los empachos de una canción, por vuestro bien y por el de vuestros infantes. Aunque suene radical, hemos tenido que prohibir a Miss Berrinche reproducir una sola vez más Bohemian Rhapsody hasta nuevo aviso… porque no es un tema susceptible de acabar siendo repudiado por sobredosis: no way.

En próximos posts acerca de esta temática iré visitando los distintos géneros musicales que han calado por estos lares.

Pero dejadme despedirme declarando que toda regla tiene su excepción…

Y PETIT POP es la excepción que sin ninguna duda confirma la regla de que la música para niños es aburrida para los padres.

Progenitores de niños pequeños, ¿no conocéis Petit Pop? Oh my dog, ¡ya estáis tardando! música de calidad apta para adultos y niños, y muy muy muy apetecible para estos últimos… y de la mano de gente que sabe lo que hace. ¡Ojalá sus discos hubieran salido cuando mis hijas eran más pequeñas! Peeeeeero nunca es tarde si la dicha es buena, y aquí os pongo uno de sus temas más adorados por mis preadolescentes hijas. ¡Me encanta Petit Pop!

 

Por qué por qué, de Petit Pop.

 

¡Hasta el siguiente post!

Cambio de rumbo de esta bitácora.

…O mejor dicho, cambio de rumbo por el momento. No sé lo que durará. Pero os cuento a los que leéis este blog, que para mi sorpresa sois unos cuantos cada día: me voy a separar un poco de la Medicina. En el blog sólo, claro. ¿Y por qué?… Pues porque tengo ya mucha, en mi día a día. Y ha llegado un momento en el que mantener el ánimo divulgador del blog me resulta difícil,… este es uno de mis hobbies, y quiero que siga siéndolo; no debe ser más trabajo. 🙂

Así que, sin saber aún muy bien de qué voy a escribir, me imagino que serán más posts villamoquiles, de mi opinión como madre/médico y también de mis reflexiones (aka idas de olla). Salvo cuando me dé por escribir de algún tema médico propiamente dicho por tener el viento a favor (o sea, porque me lo pida el cuerpo, como me está pidiendo escribir acerca de la exagerada alarma por enterovirus… muehehehehe). Por tanto, Pepe Pediatre: sáqueme usted sin pudor de su legendaria Lista de Pepe, que creo que no voy a alcanzar objetivos ningún mes. :-). Y sí, asumo que perderé lectores, pero ya sabéis que nunca busqué un gran número de seguidores sino simplemente pasármelo bien escribiendo.

No obstante, es cierto es que uno de los principales «vientos desfavorables» que he encontrado al intentar escribir sólo de pediatría es que me quedo sin temas; así que, si queréis ayudarme en esto, me podéis enviar propuestas de temas o «preguntas al pediatra» al correo del blog, unfonendoenvillamocos@gmail.com, e intentaré ser una brújula pediátrica (es decir, al menos orientar). 🙂 O vía whatsapp, of course. Ya sabéis que aunque más o menos activa en el blog, la pediatría whatsappeña me acompaña día y noche. 🙂

Captura de pantalla 2016-05-20 a la(s) 20.54.31

Y por hoy os dejo, que he salido de guardia y tengo la cabeza enlentecida. Por cierto, una guardia en la que observé una mayor afluencia de niños mayores con cuadros febriles sin importancia que me hicieron pensar que, efectivamente, hay una injustificada alarma en relación al enterovirus… y, como otras son más trabajadoras que yo y ya han escrito posts estupendos al respecto, aquí os lo enlazo. 🙂 Y una guardia en la que, de nuevo, comprobé cómo el alcohol y la marihuana han entrado a formar parte de los motivos de consulta pediátricos. Quién me iba a decir a mí que los cuatro años que pasé como residente en urgencias generales atendiendo a población adulta me iban a ayudar en mis futuros años de pediatra, concretamente en el tema drogas de abuso. Pero esa es otra historia (que quizás aborde algún día).

Y nada más: me voy a atender a Miss Trotona, que ha tenido a bien caer con una faringoamigdalitis estreptocócica del copón de la baraja de ayer a hoy (las que sois madres y médicos: ¿también vuestros hijos se ponen malos juuuuuusto cuando estáis de guardia? 🙂 ). Eso sí, sin escarlatina, aunque como os expliqué aquí no es una enfermedad por la que debáis perder el sueño. 🙂 Y aprovecho para dejar constancia: una parte de mí disfruta cuando están pachuchas… porque me dejan que las mime y que las apretuje, cosa que ya no siempre aceptan a sus 9 y 10 años. Y en esta semana en la que he tenido bastantes tambaleos, achucharlas es tener la sensación de amarrar en buen puerto. 🙂

¡Hasta la próxima! …espero que no me dejéis de leer demasiados por virar el rumbo de mi navegación: la bitácora seguirá viva, con galerna o sin ella. 🙂

[Conversación de ahora mismo: «Mamá, ¿qué me pasa? me duele la garganta como si me clavaran agujas y también la barriga y la cabeza». «Te pasa que tienes una infección por estreptococo beta hemolítico del grupo A, cariño». «Jo, pues espero que no haya grupo B, ni C…«].

La importancia del parto.

Yo tuve mucha, mucha suerte.

Con Miss Trotona, estaba yo embarazada de 40+5, y me encontraba sola en mi casa cuando noté un ligero dolor de tripa, que me pareció retortijón. Eran las 8:30 de la mañana. Tan campante, me acurruqué en el sofá y me eché una cabezadita, hasta que una hora más tarde otro «retortijón» me espabiló. Por si acaso, me duché, y al tercer «retortijón» llamé a Ironman para que viniera. Eran las 11:30. Sobre las 12, claramente supe que estaba de parto porque las contracciones (que evidentemente no eran retortijones) eran cada vez más intensas y avanzaban por mi barriga como una ola de dolor, que luego se retiraba dejándome un gran alivio. No había tenido más de 4 ó 5 contracciones de éstas, cada 4 ó 5 minutos, cuando llegamos al hospital a las 13:30.  Allí, me dijeron que estaba poco dilatada, pero de parto, me ubicaron en una sala de dilatación y se me practicó una amniorrexis (rotura de bolsa). Ya eran las 14h, y mi matrona me dijo: «Ahora es cuestión de que dilates un poco más y vendrá el anestesista a ponerte la epidural», y salió a controlar a otra parturienta dejándome en la habitación tranquila, dolorida (tras la amniorrexis las contracciones eran cada minuto o eso me parecía a mí), y expectante. Pero no había casi ni cruzado el umbral de la puerta cuando sentí que paría. Me invadieron unas ganas de empujar como nunca en mi vida había sentido, le dije a Ironman: «¡llámala, llámala!» y 10 minutos más tarde tenía en mis brazos a Miss Trotona, 3,440 kg, enganchada a la teta (izquierda). Sin epidural, aunque sí con una gran episiotomía… y un susto en el cuerpo de agárrate y no te menees. 🙂 Porque nunca estuvo en mis planes dar a luz «a pelo», y el dolor tan intenso de las contracciones finales por un lado y la sensación tan atemorizante que sentí en el expulsivo (noté que me partía en dos y creo que de ahí debe de venir el término «parto») me dejaron asustadísima durante varios días. Asustada, sí, pero también contenta, satisfecha, orgullosa de mi cuerpo… plena.

Miss Berrinche nació en el hospital de milagro, y con eso lo digo todo. Su hermana (que tenía sólo 14 meses) me despertó a las 8 de la mañana y fue entonces cuando noté que tenía algún dolor. Si no llega a ser por ella, creo que me habría despertado a punto del expulsivo. Camino del hospital la guardia civil nos impidió acceder a Castellana (cortada por el desfile de las fuerzas armadas) y recuerdo muy angustiosos esos 15 minutos de rodeo, con contracciones muy dolorosas y muy seguidas y un miedo enorme a dar a luz en el coche. Pero llegamos y pim-pam-púm, parí. 🙂 Como anécdota, Ironman tuvo que hacer de celador junto con la matrona para llevarme en camilla hasta la sala de partos; no había tiempo de esperar dos minutos a que el celador de verdad llegara… De nuevo, me invadió la misma sensación de plenitud y me maravillé de lo extraordinario que era mi cuerpo (y eso, siendo médico y todo).

Creo que se entiende por qué digo que tuve mucha suerte,

incluso cuando no pude catar las maravillas de la epidural. El caso es que durante los años siguientes a mis partos, que como conté otras veces fueron los primeros de mi entorno, fui conociendo las historias de los partos de mis amigas, primas y hermana. Porque si hay algo cierto es que la mayoría de las mujeres necesitamos contar nuestro parto, nos gusta, nos reconforta compartir ese momento. Y esto es así por el título de este post: parir tiene importancia. Me refiero a que es importante más allá de su propio fin de dar a luz de forma exitosa para madre y niño, lo cual es obvio; es también importante porque supone una experiencia clave, única, trascendental, para la mujer. Supongo que no todas lo habrán sentido así; yo misma no fui muy consciente de lo que habían supuesto mis partos para mí hasta que viví malas experiencias de mujeres cercanas.

Por eso no me gusta que se infravalore lo que las mujeres queremos y sentimos acerca de nuestro parto. Me molesta que se reste importancia al deseo de muchas madres de tener un parto respetado. Me duele que tantas mujeres que conozco hayan sentido que las cosas no se hicieron bien. Y no, un parto respetado no es un parto en casa, o bajo el agua, o con muchas pelotas de esas grandes. No: un parto respetado puede ser un parto con epidural, o mediante cesárea, o en el que se empleen fórceps. Porque un parto respetado es aquél en el que la madre es informada de la situación y participa de las decisiones. Aquí tenéis una buena entrada al respecto.

Captura de pantalla 2016-04-24 a la(s) 10.17.43¿Por qué escribo de esto hoy?

…Partiendo de que estos días no puedo (o no debo) dedicarle tiempo al blog porque tengo mucho trabajo acumulado, he sentido el impulso de escribir. Mi hermana (la Tita Geóloga) ha tenido a su segunda niña… Enhorabuena de todo corazón. 🙂 Pero no voy a hablar de su parto, porque ella ya sabe que tiene mi blog abierto a lo que quiera escribir y cuando quiera hacerlo. 🙂 Sólo diré que estoy muy, muy contenta; y enormemente orgullosa de ti, por la firmeza y vehemencia que has demostrado, en esto como en tantas otras cosas, para hacerte respetar.

Pienso que el mundo necesita muchas mujeres como mi hermana. 🙂

PD: Sobri Campanilla: no le des tantos morreos a la Sobri Macaquilla, que aún ronda la gripe y el enterovirus por esos lares!… 🙂

Perlas del lenguaje infantil – 4

¡¡¡ Sí!!! una de las secciones favoritas de los lectores del blog regresa tras haber recopilado nuevo material. Después de las tres entregas previas, ¡allá va la cuarta!

Miss Trotona:

  • Tenía ella unos tres años, era durante el verano. Estaba en casa de sus abuelos paternos, y se preparaban para salir a hacer la compra. Su abuela se fue a calzar y como debían de molestarle algo las sandalias, les echó unos pocos polvos de talco, ante la atónita mirada de Miss Trotona que, incrédula, le preguntó: «Hala, abu… ¿te gustan con azúcar?»
  • También allí en el pueblo de su padre (en este blog conocido como Villapiñotes) hay un hotel que se llama Fray Sebastián, o el Fray, que es como lo conocemos todos; allí hemos tomado muchos vermús. Llega un sábado típico allá en Segovia y la niña me suelta: «Mami, ¿hoy vamos a tomar una Fanta al Fridays?» 🙂 Lógico… diminutivo de Fridays, Fray… es lo que tiene la globalización 🙂
  • Esta es antigua, pero la recupero hoy. 🙂 Fue un fin de semana de «ciclogénesis explosiva» en Madrid. Total, que llegaban las nenas a casa con su padre, y Miss Trotona (tendría unos 4 añitos) se quedó absorta viendo cómo el viento había tumbado literalmente varios árboles de la calle donde vivimos. Se quedó quieta, miró a su padre y le soltó: «¡Uuuuuuuuy, papi, cuando vea mamá esto lo que se va a enfadar!«. 🙂 Me quedó clarito, cuando su padre me lo contó muerto de risa, que la niña me consideraba una policía del orden y la limpieza…
  • En la boda de nuestros amigos A&A el pasado septiembre (en la que Miss Trotona y Miss Berrinche disfrutaron como locas) había una urna, donde los invitados podíamos dejarles una nota a los novios en forma de buenos deseos para el futuro. Miss Trotona dejó, por supuesto, su deseo… escribió «Yo lo que deseo es que 5º de primaria sea más fácil que 4º«. Lo confesó un rato después, al no estar segura de que la urna fuera algo así como la lámpara de Aladino, como interpretó inicialmente.
  • Impaciente ante una historia que cuenta su padre sin alcanzar el final, de pronto le espeta: «Papá, por favor, ¡¡¡ve al loro!!!!»

Miss Berrinche:

  • El día que su profe les explicó la reproducción humana en el cole, ella me explicó toda emocionada en casa por la tarde: «Si, mami, verás: el óvulo se suelta y va paseando por la barriga, hasta que el papá pierde su cola«. Pues como los papás pierdan la cola cada vez que se suelta un óvulo… ¡mal vamos! 🙂
  • Hace no mucho, y tras haber descubierto las delicias de Youtube: «Mamá, ¿me pones vídeos de tu siglo?«. Joía niña…
  • Un día en el metro. Delante de nosotras tenemos sentada a una chica con un poco de estrabismo (o sea,… un poquito bizca). Miss Berrinche se me acerca, disimulando, y con expresión preocupada, me susurra al oído: «Mira, mami. Esa chica es un poco zurda… te has dado cuenta, ¿verdad?«.
  • En el súper, hace poco, embobada en el estante de las galletas: «Mami mami mami mami porfa porfa porfa porfa cómprame Chips RAJOY, que nunca nos las has comprado«… 
  • Un día cualquiera: «mamá, ¿Por qué cuando algo no te gusta dices mieeeeeeeeer-coles? Deberías decir luuuuuuuuuu-nes, ¿no?». Pues sí, tienes toooooooooda la razón. 🙂
  • Viendo una película los cuatro en casa, los protagonistas se besan y la escena termina entrando ellos en el dormitorio. La Petite observa: «Mami, ahora es cuando van a amortizarse, ¿no?» Y ante mi perplejidad, me explica: «Claro, mami, de AMOR, AMORtizarse… ¿no se dice así?» 🙂

Como estos posts siempre me decís que os hacen mucha gracia, he creado una pestaña para recopilarlos, como podéis ver en la página de inicio. Y: os animo a que me mandéis los «golpes» de lenguaje de vuestros retoños al correo del blog (unfonendoenvillamocos@gmail.com) y cuando recopile unos cuantos los reúno en otro post.

Pues ea, ¡Hasta la siguientre entrega!

Si eres madre…

Si eres madre, 

… Conoces esa fragancia cálida del bebé recién despierto; ese aroma tibio cuando tu nene acaba de mamar; ese olor dulce, como a tarta de queso, de sus piececitos gordezuelos; … y años después descubrirás que su melena ya huele a pelo (antes no olía a nada, o como mucho al champú); esa esencia a caldofrán de una habitación cerrada llena de infantes de 9 años saltando como locos; y que sus pies después de un partido de baloncesto es mejor no olerlos… 🙂

… Conoces ese vuelco al corazón que te supone oír ese enésimo ataque de tos seguido del llanto a las 3 de la madrugada tras unas pocas semanas de guardería, o lo que sufres cuando le ves de pie en lo alto del tobogán o al borde de la piscina; … y años después descubrirás que te sigue dando un corazón el vuelco cuando les llamas desde la cocina mientras estudian en su habitación y no contestan, ¡no contestan! y asustada irrumpes en su cuarto para comprobar que no te oían porque están oyendo música a todo volumen en sus auriculares de color fucsia. 🙂

… Conoces esa satisfacción que te invade (es irracional: lo sé) cuando a los 13 meses deciden que les gusta el brócoli, y esa sensación incómoda porque escupen la fruta; … y años después te desesperarás porque cuando llega el plato que han pedido en ese caro restaurante ya no lo quieren porque se han zampado todo el pan de la mesa y todos los entrantes -croquetas-, pero habrás interiorizado que la comida definitivamente no es un gran problema en crianza (y lo contarás, pero las madres de niños pequeños no te creerán aunque seas pediatra). 🙂

… Conoces la sensación de impotencia que puede acompañar a los eventos escatológicos: diarrea medible en litros/minuto en la calle sin pañal de recambio, o zurullo tamaño kingsize sobre la arena en la orilla de la playa (con marea baja a 200 metros de la toalla, llevando encima sólo el bikini); … pocos años después te descubres revisando traseros y culámenes insuficientemente limpios a tu juicio que se han ganado el apodo «CuloNocilla»;… y otros cuantos años después no puedes en absoluto revisar ninguna parte pudenda, a riesgo de sublevación absoluta de sus dignas dueñas.

[Permitidme el inciso: una sabe que sus hijos han crecido cuando ya no tiene ni la más remota idea de cuándo hicieron caca y pis por última vez. Prosaico, pero es así].

… Conoces ese deseo, o necesidad más bien, de que DUERMAN. Por favor, que aguante 4 horas seguidas (o dos, o seis); … y años después, te las ves y te las deseas porque se levanten a las 7:45 para ir al colegio (Trotandovoy). O no, o sigues jurando en hebreo porque en verano y en invierno, con frío o con calor, llueva o nieve… siguen estando en pie a las ocho (Miss Berrinche). En este aspecto, tengo una hija de cada tipo y aquí estoy, sobreviviendo.

… Conoces ese nudo en el estómago cuando ves a tu retoño pasarlo mal por una fiebre, una herida, una diarrea; … y años después el mismo nudo tiene tres vueltas más cuando te cuenta que su mejor amiga ya no quiere jugar con ella, o que está triste porque echa de menos a su abuela que se fue.

… Conoces lo que es que contemplar cada minuto a tu bebé para comprobar si respira; … y años después, te deja a ti sin respiración mientras observas la velocidad con la que baja esquiando una pista roja, o cuando escuchas con oído crítico su –oh my dog: estupenda- pronunciación del inglés.

http://www.enciendecuandopases.com Nuevo blog de una no tan nueva artista.

http://www.enciendecuandopases.com
Nuevo blog de una no tan nueva artista.

 

… Conoces esa oleada de calor en tu maternal pecho y esas lágrimas agolpadas en tu conjuntiva al contemplar su primera función de Navidad de la guarde, vestidas de pastorcilla y abriendo sus ojitos enormemente ante la cámara mientras hacen los tres tímidos pasos de su coreografía; … y años después vibrarás al oírles en su primer concierto como chelistas, al verles encestar en su primer partido de baloncesto y al verles bailar en su primera actuación sobre escenario. Aaaaaamiga: eso no cambia. Y lo grabarás y enviarás a diestro y siniestro! 🙂

… Conoces esa familiar preocupación por los percentiles de peso y talla cuando la llevas al pediatra, («pero… ¿sólo está en el percentil 40?»); … años después, te preocuparás por las notas («pero… ¿sólo un bien?»).

… Conoces lo que es fingir la risa ante el previsible e inocente (y malillo) chiste infantil… Y años después te sorprenderán contándote un chiste realmente bueno, espontáneamente, que te hará troncharte con el padre de las criaturas.

… Y, sobre todas las cosas, sentirás un cosquilleo de alegría cuando oigas sus carcajadas de felicidad; y años después, seguirás sintiendo el mismo cosquilleo, sin ambages, todas las veces que oigas su risa. 🙂

Todas las madres blogueras deben de haber escrito algo parecido, y yo no podía ser menos. Porque creo que no había escrito nunca de maternidad… pero me apetecía. Y porque ser madre no se reduce a los primeros años de las criaturas. 🙂 Creo que hoy crearé una nueva categoría en el blog: Maternidad.