… Que se acaba 2016!

Se acaba 2016, sí. Un año que para mí empezó más bien mal (hospitalizada, de hecho) y que luego fue mejorando sin parar hasta convertirse en uno de los mejores años de mi vida. 🙂 Será porque me convertí en cuarentañera, ¡quién sabe!

¿Qué ha pasado con el blog?

Pues lo que me imaginaba ya el año pasado, y el anterior: el blog ha seguido vivo. Y dándome alegrías… los hijos tardíos suelen hacer eso. 🙂

Estadísticas

  • Tráfico: en 2016 han entrado a bucear por Un fonendo en Villamocos 70.000 personas. 🙂 El post más visitado sigue siendo, como en 2015, Consejos que me hubiera gustado recibir de R1. Coñe: jamás habría imaginado que este post tendría tanto tirón, pero así es el mundo blogger. Inescrutable. 🙂 Otras entradas muy visitadas han sido las relacionadas con dos trending topics pediátricos: la vacuna Bexsero y los piojos.
  • El país que más visitas ha registrado es, cómo no, España. En segundo lugar, México, seguido de cerca por R. Dominicana y después EEUU/Argentina. Sigo alucinando con los lectores que cada día me leen desde el Caribe. 🙂
  • Términos de búsqueda: como diría mi madre, «Vive Dios que esta sección es divertidísima, nena«. 🙂 Como conté aquí (vale la pena rememorarlo, aunque sólo sea por el «retoño en los pastos produce fiebrón» o «consecuensias de jugar chiligüili) los términos de búsqueda son las palabras que tecleadas en buscadores conducen a mi blog. Las más graciosas de este año han sido: «tos desesperación» (así sin anestesia, directo al corazón), «Porqué se me hizo una bomba de agua en un moco« (no tengo palabras), «Bexsero no hace crecer cabeza del bebé« (que yo sepa, no), «Qué hay que hacer en guardias de Urgencias« (¡esto es el paradigma del residente optimista: buscar en Google el día antes de la primera guardia!), «Síndrome del residente saliente de guardia» (ya te lo digo yo: pues es que puedes hasta comprarte un coche en un arranque de valentía; o cortarte el pelo al uno; o no estar saliente sino salido de guardia, que es lo mismo pero no é iguá), «Cuál es el récord de más piojos sacados» (no quiero pensar en la pobre madre que escribió esto).
  • Top moments (Lo he puesto en inglés porque me ha salido la vena cosmopelotita). Sin duda fueron: cuando anuncié que mi bitácora cambiaba de rumbo. Lo haría hacia un blog más intimista y menos pediátrico, pero fiel a mi espíritu un tanto majara siguió siendo bastante pediátrico… :-). Otro golden hit fue cuando hablé de la lactancia materna, por supuesto. También gustaron los posts relacionados con el aborto y con el parto, y para finalizar el año, el post en el que me destapé a mis 40. 🙂
    En este carpeta vino mi contrato.

    En este carpeta vino mi contrato.

Aunque lo gordo estaba por llegar.

No me imaginaba yo, con la pedazo fiesta que tuve, y con el montón de regalos que recibí, que al llegar agotada a casa de mis padres en Oviedo a intempestivas horas de la madrugada, mi consorte y mis queridas hijas se iban a venir arriba con la entrega entusiasmada del último y más importante regalo. Nada más y nada menos que un contrato con una editorial para escribir un libro. Autopublicación, le llaman, susto para mis entretelas, lo llamo yo. Que eso es como si cojo y le compro a mi santo un dorsal para correr la maratón de Boston. Que digo yo que igual le hace ilusión, quién sabe, pero un poco de intríngulis por sus carnes seguro que le transmite…

Así que sí, afrontemos el 2017 escribiendo más (la tesis, de paso… que presume de telarañas), y lo que se tercie.

Gracias por seguir todos ahí, villamoquistas. Se os quiere. 🙂

 

 

¿Qué comen nuestros niños?

La reflexión de hoy viene dada por esta entrevista que mi hermana la Tita Geóloga compartió el otro día en Facebook. Ayer la pude escuchar atentamente. No me ha contado nada nuevo porque hace ya mucho tiempo que sigo a Aitor Sánchez de «Mi dieta cojea«, a Julio Basulto, a Juan Revenga («El nutricionista de la general«) y cómo no a mi amiga África de «Cómo entender a tu endocrino«. Todos ellos (y más que me dejo en el tintero) son grandes comunicadores, rebosan ciencia y sentido común por todos sus poros y hacen un esfuerzo loable por transmitir a la población general lo que es una alimentación saludable.

Pero (y esta es mi reflexión de hoy) su mensaje llega insuficientemente. Tanto a los padres de familia que hacen la compra del mes (llenando el carro de galletas y cereales para el desayuno, Actimel que es buenísimo y zumos industriales), como a la abuela que le lleva la merienda a su nieto al recogerle del cole (una napolitana de crema recién horneada), como a la madrina que lleva un regalo a su ahijado (un cucurucho enorme de golosinas). Y, lo que es más preocupante aún, parece que el mensaje no ha calado aguas arriba, es decir, en los organismos oficiales que regulan el consumo en nuestro país.

Comemos mal. El hambre pasada en la posguerra y la abundancia actual, entre otros factores, han estropeado nuestra alimentación. La dieta mediterránea deja de ser saludable si se le suma la cantidad de alimentos procesados y llenos de azúcar omnipresentes en las estanterías del supermercado. Y la publicidad es enormemente engañosa. A «calorías sin ningún valor nutricional» lo llaman «energía». ¿Qué madre no querría cargar las pilas de su retoño de energía a las 8 de la mañana antes de ir al cole? ahora bien, vaya paradoja: algunos alimentos procesados (dulces en su mayoría) que se vendían como «fuente de energía» ahora añaden en letra pequeña que «sólo» tienen equis calorías. Porque lo que ha pasado en España es eso: que nuestros niños han consumido tanta energía, que tienen sobrepeso e incluso obesidad.

No seré yo quien erradique totalmente el azúcar y los alimentos procesados de la dieta de mis hijas. Porque es imposible, al menos en este país hoy por hoy. Pero al menos intentaré limitarlos. Y, como dice el autor de la entrevista: «más mercado y menos supermercado», entre otros simples pero grandes consejos.

Recomiendo a todo el mundo bucear por las webs de los autores antes citados. 🙂

Feliz finde y puente próximo!

Día mundial del Alzheimer.

Alzheimer.

Qué palabra tan presente en los medios de comunicación y en las facultades, y también suscitadora de opiniones, de emociones, de vivencias. Todos tenemos cerca alguien que lo ha sufrido, o que lo sufre. Normalmente no sólo el paciente afectado, sino sus cuidadores principales.

Mucho se ha escrito en los periódicos sobre las demencias en general y sobre el Alzheimer en particular. Y aún más se ha publicado en revistas científicas y libros médicos especializados.

Pero no todo el mundo sabe la realidad de la enfermedad desde una óptica médica. Yo reconozco que lo tengo ya lejos (once años) y quizá meta la pata es mis siguientes frases.

El paciente con Alzheimer empieza a no recordar lo que hizo esa mañana. Por ejemplo, dónde dejó las gafas. Pero el problema se percibe, a menudo, cuando no recuerda que las lentejas están al fuego desde hace 4 horas y todo el edificio huele a quemado; o cuando sale de la frutería de su barrio y no sabe llegar a casa.

El paciente con Alzheimer empieza a mostrar trastornos de conducta, y se enfada con su cónyuge por una historia imaginada. El problema se hace más patente cuando agrede a sus familiares o cuando grita de madrugada.

El paciente con Alzheimer acaba perdiendo muchas habilidades motoras. La situación se hace peliaguda cuando es difícil que se mueva o cuando aparecen las caídas (que por otro lado no son exclusivas en absoluto de los pacientes con demencia).  También acabará perdiendo el control sobre sus esfínteres y la capacidad de tragar sin atragantarse.

El paciente con Alzheimer suele ser anciano. Y, como tal, suele padecer otras enfermedades crónicas como insuficiencia cardíaca o bronquitis. Y suele necesitar medicación para tratar las mismas.

El paciente con Alzheimer puede no tener una familia que le cuide y puede no tener medios económicos holgados.

El paciente con Alzheimer se descompensa si tiene una infección de orina, o si se rompe la cadera, o si le sube el azúcar, o si coge la gripe, o si le institucionalizan en una residencia.

Estudio de la cabeza de un anciano, de Rubens.

Estudio de la cabeza de un anciano, de Rubens.

En definitiva, el paciente con Alzheimer es un reto para la Medicina.

Hay que diagnosticar la causa de su demencia (no vaya a ser un hipotiroidismo o un hematoma subdural). Hay que tratar según dicte la medicina basada en la evidencia para intentar frenar la enfermedad. Hay que medicar para controlar los trastornos de conducta, a menudo impactantes para la familia. Hay que cuidar el aspecto social, porque no es lo mismo un paciente con cinco hijos solventes económicamente que una viuda sin hijos y con una ínfima pensión. Hay que prevenir la pérdida de capacidad funcional evitable, que la hay. Hay que bregar con las infecciones respiratorias derivadas de los atragantamientos, o las retenciones agudas de orina que pueden no detectarse. Y por supuesto, hay que controlar la insulina en caso de diabetes, los betabloqueantes o los diuréticos en caso de patología cardíaca, los antiagregantes, los hipotensores, qué sé yo. Son tantas cosas… es un paciente complejísimo ante el cual reconozco que a día de hoy me vería completamente impotente.

Y además, hay que tomar decisiones cuando vayan surgiendo avatares médicos, que surgirán. Atendiendo al paciente pero también a su familia.

Y uno puede preguntarse qué médico está capacitado para manejar de forma íntegra algo tan complicado.

¿Quién sabe manejar los aspectos sociales, cognitivos, funcionales y médicos de un paciente con demencia, todos ellos a la vez? La respuesta está clara y así lo ha demostrado la evidencia: EL GERIATRA. El geriatra, junto a un equipo de enfermería, auxiliares, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales  y médicos rehabilitadores (y quien me deje en el tintero, perdón, pero escribo a toda prisa) es EL QUE SABE.

Por eso me resulta desalentador leer noticias como ésta. Porque ya sabéis que fui geriatra antes que pediatra y ya publiqué del tema aquí.

Posdata: el blog Hablando de geriatría vuelve con fuerza. ¡¡Enhorabuena a sus impulsores!! 🙂

 

Dalsy: un poquito de por favor.

Menuda la ha liado FACUA ayer.

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Aquí tenéis la noticia. No se hablaba de otra cosa en twitter. Incluso se comentaba en los típicos corrillos whatsapp de padres y madres, tal y como pude comprobar ante la decimoquinta madre que me preguntó al respecto:

¿Que el Dalsy tiene efectos secundarios sobre la atención de los niños por el colorante E-110?

¿Y que, encima, el prospecto ocultaba esta información?

¿Te puedes creer que ya hay piojos en el colegio? (vale: esto no tiene que ver, pero realmente está preocupando ya a muchos progenitores) 🙂

Cuando una ya tiene una edad (cronológica y médica) se pone en guardia automáticamente ante estas corrientes súbitas de alarmas injustificadas que, afortunadamente, suelen durar ná y menos. Y no les hago mucho caso, incluso antes de profundizar en el tema. Pero es que, ay amigo, esta vez el tema tocaba nada más y nada menos que al Dalsy, médicamento pediátrico por excelencia junto al Apiretal.

Y por eso recibí con satisfacción la reacción casi inmediata de otros blogueros absolutamente fiables desde el punto de vista científico, que en nada de tiempo (eso es alma periodística de la buena) se documentaron, se lo curraron, redactaron y publicaron. Todos con las mismas conclusiones poco más o menos:

Gloria Colli:

colli

Boticaria García:

boti

Scientia:

scientia

Así que mi conclusión es esta:

Si hablamos de excipientes, aditivos, colorantes y otras sustancias que entran por la boca de nuestros hijos, os aseguro que antes que el Dalsy deberían preocuparnos mucho más otras cosas; por ejemplo, la cantidad de azúcar que toman a diario, «explícita» o «escondida» en otros alimentos. Pero ésa es otra historia…

Y, cambiando de tema: el blog ha cumplido ya DOS AÑOS.

Quiero desde este rinconcito agradecer a todos los que estáis y sois, a los que me habéis animado y a los que me habéis criticado constructivamente, :-), a los que me habéis parado por el hospital para decirme que os ha gustado algo que he escrito, a los que me habéis escrito al correo del blog, y a los que me habéis dado ideas para escribir. A los compis blogueros que siempre me habéis dado un respaldo que para mí no tiene precio, y por supuesto, a los que habéis compartido mis contenidos en Facebook y Twitter.

Porque aunque esta es una parcelita pequeña de mi vida, para mí es importante. Gracias por seguir ahí.

Y hale, que me voy a pelar patatas para la cena de Miss Trotona y Miss Berrinche (y darle a esta última una dosis de Dalsy, que tiene dolor de garganta). 🙂

 

Cuando vienes a Madrid…

Hubo un día en que la torre de La Paz imponía. :-)

Hubo un día en que la torre de La Paz imponía. 🙂

Siempre que regreso a Madrid desde mi antiguo hogar en Asturias, aparte de sentir mucha un poco de pena, me acuerdo de nuevo de todas las cosas que me llamaron la atención cuando me mudé aquí hace ya 15 años. Y el caso es que, hablando con otras personas emigradas desde «provincias», me he dado cuenta de que todos hemos vivido más o menos lo mismo… 🙂 Concretamente mis ya habituales colaboradoras Tita Geóloga, Dra. Rayoquenocesa, Dra. Spock y Dra. Ingridbergman, que también plasman aquí sus vivencias.

Cuando vienes a vivir a Madrid,

  • Vas a saber lo que son los atascos. Pero los de verdad, de dos horas parados en la A6 o una hora en Plaza Castilla. Al principio, te enfadarás, dirás que no es posible, que nadie en su sano juicio puede arriesgarse a salir de Madrid un puente, que es incompatible con la vida. 😉
  • Y hablando de tráfico: calles de 5 carriles incluyendo las rotondas, motos por todos lados, el galimatías de la M30, 40, 50, radiales, túneles bajo la ciudad, radares intempestivos,… te parecerá un sindiós. 🙂
Aunque me gustan los deportes de riesgo, no tanto: la foto está sacada desde un paso de cebra con semáforo.

Aunque me gustan los deportes de riesgo, no tanto: la foto está sacada desde un paso de cebra con semáforo.

  • Principalmente si vienes del norte, el clima te pillará desprevenid@. Mi querido Ironman siempre (SIEMPRE) acaba contando la misma anécdota de mis primeras tardes en Madrid, en julio, en un ático sin aire acondicionado: se partía de risa viéndome metiendo la cara en el congelador de la nevera una y otra vez preguntando a los cielos si aquello era normal. 🙂 Y pocos meses después, pasé tanto cutiu que en mi armario entró una prenda que desde mi época ochentera no tenía: un plumífero. 🙂 Y además Madrid es SEEEECO. ¿Del norte y con lentillas? sufrirás. Todo se seca: ojos, piel, mocos, whatever. ¿Talones en agosto? lija es poco, reina. 🙂
  • Enseguida te entrará la tontería con las cañas. Pues sí, porque tú vivías en tu ciudad del norte, donde se bebe sidra y cacharros básicamente, y llegas aquí y todo el mundo habla de las cañas bien tiradas (o mal). Y te das cuenta de que es bueno. Y adorarás las cañas bien tiradas sobre todas las cosas. 🙂
  • También puede que te fascine la oferta gastronómica. Pero parte de esta fascinación te durará lo que tardes en comprender que, hagas lo que hagas, en Madrid comer fuera te sale por el doble o el triple que en tu ciudad. Y se te quitará la tontería de golpe y añorarás esos cachopos tamaño edredón nórdico por 15 leuros… 🙂
  • Si vienes de Asturias, dejarás de oir en tu día a día: «Tarjetina de puntos de Alimerka no tendrás, ¿eh vida?«, para oír «¿Tienes la tarjeta de puntos VIPs?«.
  • En Madrid la gente no te mira. Tú vas por la calle y todo el mundo va a su aire aunque vayas en albornoz. Porque en Madrid, lo normal es que no conozcas a nadie por la calle. Y he de reconocer que adoro este anonimato. 🙂
  • Aunque casi seguro que, en algún momento dado, te encuentres con algún famoso. Y aunque no tiene la menor importancia, pues irás y lo contarás. 🙂
  • Madrid es enorme. Puede que te desespere comprobar que un desplazamiento cortito es media hora, y si haces transbordo, 50 minutos… y que cuando un madrileño dice «ahí al lado» significa entre 3 y 7 kilómetros. Porque menos de 3 km es «aquí mismo». 🙂
  • En verano, los habitantes de Madrid nos desvivimos buscando terrazas y sobre todo piscinas. Todo lo contrario que en Asturias, donde buscamos playas y a menudo sitios cubiertos porque llueve. Esta pasión de todos por buscar la piscina perfecta me llamó poderosamente la atención en su día. 🙂
  • Porque no, en Madrid no hay playa (ranciofact: vaya-vaya).
Una playa de Llanes.

Llanes.

  • Que levante la mano al que, viniendo de fuera, no le han robado. A mí, sí: un monedero y el móvil (y encima, esto, hace dos meses). Mi amiga la Dra. Ingridbergman tiene varias anécdotas al respecto, y alguna de ellas casi acaba conmigo de un ataque de nervios tras recibir una llamada de la comisaría de El Escorial a horas intempestivas. 🙂
  • En Madrid tenemos una enorme oferta cultural: cines, teatros, exposiciones, parques temáticos, museos, de todo. Ahora bien, que pasen dos años o tres sin que pises cualquiera de estos sitios, es posible y hasta probable, pero ¿y qué? tenerlo lo tienes, ¿no? pues ya está. 🙂
  • En Madrid no hay casi nadie de aquí. Casi todos venimos de fuera; de hecho una de las primeras preguntas que haces al conocer gente es «¿Y tú de dónde eres?».
Este es mi pueblo paterno, Prelo (Boal, Asturias). Asturias, Paraíso Natural.

Este es mi pueblo paterno, Prelo (Boal, Asturias).

Y el caso es que…

Sitios maravillosos muy cerca de Madrid. :-)

Sitios maravillosos muy cerca de Madrid. 🙂

En Madrid habrá atascos, de acuerdo; pero estamos en el centro de España y desde aquí se llega en coche a cualquier sitio el fin de semana. 🙂 Y vale, el tráfico es infernal, pero el Metro es el mejor de Europa (¡y punto!) y el Car2Go una maravilla. 🙂 Y el clima es seco, sí, pero ya sabéis, amigas que venís del húmedo norte, lo que esto supone para vuestras melenas. 🙂 Y hace mucho frío en invierno y mucho calor en verano, que sí; peeeero, ay: la luz. Esa luz de Madrid, ese sol y ese cielo… 🙂 Y sí, Madrid es grande, pero es que alberga varias ciudades distintas, todas con su propia idiosincrasia; qué tendrá que ver Chamberí con Lavapiés, o Salamanca con Tetuán… 🙂  Y, lo más importante en mi opinión: sí, casi todos venimos de fuera, y eso es lo que hace que todos nos sintamos bien recibidos en Madrid; ni más ni menos, en nuestra casa.

Total, que aquí la que esto escribe tiene el corazón partío entre el cocido y la fabada… 🙂

¡Hasta otra!

Hoy le toca a Miss Trotona y su curso 2015-2016.

¿Te pensabas, hija mayor, que sólo iba a escribir acerca del curso de tu hermana pequeña? ya sabes que intento siempre ser equitativa, así que hoy te toca a ti. 🙂 Y también tiene cursivas y negritas que esconden un pequeñito misterio, aunque esto hoy ya sea «repe».

Querida Miss Trotona: 

Si en algo no ha habido sorpresas este curso es en que has seguido desarrollando tu apabullante Creatividad, de la que he hablado ya muchas veces aquí. 🙂 Has hecho tarjetas, has construido casas de muñecas con cajas de zapatos (ojo, con todo tipo de commodities), has descubierto los trampantojos y hecho tus pinitos en ellos; te explicamos (gracias a C y L, our dear friends from Aurora-Chicago) lo que eran los palíndromos y tardaste menos de diez minutos en crear el tuyo (a la sazón, «liga ese ágil»); llenaste de pegatinas y adornos imposibles, pero finalmente resultones, tu habitáculo (hasta tu taquilla de clase era la única adornada) y en vuestro último concierto decidiste hacer contraportadas de colores a todas y cada de las partituras. Lo tuyo es que es increíble, chica, la verdad es que me dejas patidifusa. 🙂

Dale unos palillos y cualquier espera en un restaurante se verá amenizada. :-) Además, Bob Esponja es, lo creo sinceramente, su álter ego.

Dale unos palillos y cualquier espera en un restaurante se verá amenizada. 🙂 Además, Bob Esponja es, lo creo sinceramente, su álter ego.

Y, al igual que tu hermana me enseñó mucho de su carácter a lo largo del pasado año, tú también. Me has parecido auténtica y absolutamente Admirable a lo largo de todo el curso por cómo has llevado algo tan importante a tu edad como es la Amistad. A tu edad, las niñas tendéis a buscar la «mejor amiga» con la que hacer esa alianza que para vosotras es inquebrantable… 🙂 Pues, coincidencias de la vida y manda narices, tú te has quedado dos años consecutivos sin mejor amiga: un año una y al siguiente la otra, se cambiaron de colegio. Cachis. Sufrí anticipadamente por ti; pensé que lo pasarías mal. ¡Pero no! Has sabido exprimir lo mejor de esta situación: ¿cómo? descubriendo a todas las demás niñas y estableciendo una relación más estrecha con varias de ellas. Sigues, no obstante, sin tener mejor amiga oficial en tu clase (estaban todas «cogidas»), pero no te ha importado demasiado porque has seguido siendo fiel a tu amiga de siempre (que vive en Dublín). Y te lo confieso: me sacaste una lagrimilla hace unos días, cuando os fuisteis al campamento del colegio. Al no tener pareja oficial no sabías con quién te sentarías en el autobús durante 500 kilómetros. Minutos antes de subirte, viniste hacia mí dando saltitos, para contarme que ya tenías compañera: una niña de clase de tu hermana que «tampoco tenía mejor amiga». Te brillaban los ojos porque querías transmitirme lo brillante de tu idea, ya que salíais ganando las dos. Y los ojos brillantes acabaron siendo los míos. 🙂 Neeeeeeena, no pasa nada, tú tranquiiiiila, cariño.

Estás a menos de un mes de cumplir 11 añazos, pero sigues igual de juguetona. Más bien: Retozona. A todo le buscas el juego, la diversión, la alegría de vivir, la FELICIDAD. Y además, la contagias. ¡Tú no caminas, tú trotas de alegría! Por eso creo que haces amigos tan fácilmente. Esa Risa tuya, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, mientras sueltas una carcajada cristalina (la de tu hermana es, en cambio, una carcajada propia de taberna). 🙂 Pero no creas, cuando leas esto de mayor, que estabas todo el día de jolgorio, no, qué va. Si hay que centrarse, se centra una, y tú lo haces; aunque en tu caso tiene más mérito que en otros niños, porque el revoloteo de una mariposa azul y amarilla (por decir algo) puede conseguir que fijes toda tu atención en celebrar sus colores… desviándola de las capitales europeas o la armadura de Si bemol mayor. Y yo te entiendo, qué narices. Y por eso estoy orgullosa de tus buenas notas en un quinto de primaria que ya tiene su dificultad, aunque entre tú y yo… reconoce que no te has dejado la piel ni mucho menos este curso, ¿eeeeeeeeh? 🙂 Di que sí, nena, que hay que esparcir.

Y mal que me pese… no te gustan mucho los Mimos. De hecho nunca te han gustado; tenías 1 mes de edad cuando dejaste claro que dormías más seguido y más tranquila solita en tu cuna, con tu espacio. Ahí ya me enseñaste que cada niño es como es. 🙂 Y tú, como decían en Dirty Dancing (que pronto la cataréis tu hermana y tú), abogas por «este es tu espacio y este es el mío». Ya veremos qué pasa con tu primer novio 🙂 (aunque ya sé que eso no me lo vas a contar, ni quiero). 🙂 Oye, cada uno es como es, y punto pelota, chica.

Si bien tu hermana es una disfrutona telespectadora (podría ver 5 horas de tele seguidas sin perder la concentración) y una atenta lectora, tú eres sobre todo una Espectadora de tu propia mente. Sabes que los momentos más divertidos los has encontrado buscando en tu cabeza, cuando te aburres y ¡zas! se te ocurre el juego. Juego -o idea o manualidad- que arrastra a tu hermana y a menudo a tus padres. De nuevo, te admiro tanto, tantísimo por ello que no podría plasmarlo en palabras. Ella, se mete en su mundo y tan feliz, qué cosa, oye, es increíble...

Eres Noble. Lo tenía que decir. Noble, fiel y leal; a tus amigos, a tu familia y sobre todo y esto es lo más importante, a ti misma. Te quieres, te conoces pese a tus 10 años, y en los pocos retos que hoy por hoy te ha puesto tu corta vida has sabido respetarte a ti misma. No lo voy a especificar aquí, no es el lugar, pero ya te lo explicaré cuando seas mayor. Bravo, mi niña.

Es así: Miss Trotona trota incluso llevando un chelo a la espalda. Nótese la tremenda preocupación al ir a examinarse. :-)

Es así: Miss Trotona trota incluso llevando un chelo a la espalda. Nótese la tremenda preocupación al ir a examinarse. 🙂

Pero, mi vida, si algo tengo que destacar en este curso tuyo (y perdóname, sé que no te gusta hablar de esto delante de los demás porque eres modesta) es, ya sabes qué te voy a decir: has aprobado el «terrible y terrorífico» pase de grado en el conservatorio.

Prubitina: ella no dice ni Pamplona… Tú, reconócelo, siempre supiste que lo conseguirías, ¿verdad? 🙂 Comienzas el grado medio (ahora lo llaman «profesional») de violonchelo siendo la aspirante más pequeña de todas. Tú no presumas, claro que no, mi amor, no lo hagas; deja que lo haga yo, que soy tu madre, y que reconozco tu esfuerzo y sobre todo tu valentía. Ese es un rasgo muy, muy tuyo: te haces torera cuando el toro es grande. Y yo, como tantas veces en este periplo de mi maternidad que ya alcanza casi 11 años, me quedo boquiabierta. Porque según me han contado, te viniste arriba del todo ante el tribunal, y no te importó ser la más pequeña, ni las dudas que siempre habían planeado sobre si presentarte o no. No te importó lo más mínimo y leíste, cantaste y tocaste con un morro de aquí a Pekín. 🙂

Lo dicho. Disfrutad del verano, Miss Trotona y Miss Berrinche, como vosotras sabéis:

Con ruedas de bicis, patines y monopatines; con agua salada de mar asturiano y dulce de río segoviano; con primitas bebés cuyas lorzas apetece mordisquear, y primitas algo más mayores que quieren vuestro juego :-); con historias contadas por abuelos, aventuras contadas por tías, y secretos contados por amigas; pero, sobre todo, disfrutad de vuestra niñez, qué caray. 🙂

PD: Poco tengo más que decir, excepto que casi todos desvelaron ayer el «cutremisterio»: en negrita, las iniciales de vuestros nombres. En cursiva… ay, en cursiva, esas frases, dichos, expresiones y giros tan propios de vuestra abuela Esther, a la que echamos tanto de menos. Y que fue la impulsora de este blog y sólo por eso va a seguir estando muy presente en él.

Hasta el próximo post. 🙂

Cambio de rumbo de esta bitácora.

…O mejor dicho, cambio de rumbo por el momento. No sé lo que durará. Pero os cuento a los que leéis este blog, que para mi sorpresa sois unos cuantos cada día: me voy a separar un poco de la Medicina. En el blog sólo, claro. ¿Y por qué?… Pues porque tengo ya mucha, en mi día a día. Y ha llegado un momento en el que mantener el ánimo divulgador del blog me resulta difícil,… este es uno de mis hobbies, y quiero que siga siéndolo; no debe ser más trabajo. 🙂

Así que, sin saber aún muy bien de qué voy a escribir, me imagino que serán más posts villamoquiles, de mi opinión como madre/médico y también de mis reflexiones (aka idas de olla). Salvo cuando me dé por escribir de algún tema médico propiamente dicho por tener el viento a favor (o sea, porque me lo pida el cuerpo, como me está pidiendo escribir acerca de la exagerada alarma por enterovirus… muehehehehe). Por tanto, Pepe Pediatre: sáqueme usted sin pudor de su legendaria Lista de Pepe, que creo que no voy a alcanzar objetivos ningún mes. :-). Y sí, asumo que perderé lectores, pero ya sabéis que nunca busqué un gran número de seguidores sino simplemente pasármelo bien escribiendo.

No obstante, es cierto es que uno de los principales «vientos desfavorables» que he encontrado al intentar escribir sólo de pediatría es que me quedo sin temas; así que, si queréis ayudarme en esto, me podéis enviar propuestas de temas o «preguntas al pediatra» al correo del blog, unfonendoenvillamocos@gmail.com, e intentaré ser una brújula pediátrica (es decir, al menos orientar). 🙂 O vía whatsapp, of course. Ya sabéis que aunque más o menos activa en el blog, la pediatría whatsappeña me acompaña día y noche. 🙂

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Y por hoy os dejo, que he salido de guardia y tengo la cabeza enlentecida. Por cierto, una guardia en la que observé una mayor afluencia de niños mayores con cuadros febriles sin importancia que me hicieron pensar que, efectivamente, hay una injustificada alarma en relación al enterovirus… y, como otras son más trabajadoras que yo y ya han escrito posts estupendos al respecto, aquí os lo enlazo. 🙂 Y una guardia en la que, de nuevo, comprobé cómo el alcohol y la marihuana han entrado a formar parte de los motivos de consulta pediátricos. Quién me iba a decir a mí que los cuatro años que pasé como residente en urgencias generales atendiendo a población adulta me iban a ayudar en mis futuros años de pediatra, concretamente en el tema drogas de abuso. Pero esa es otra historia (que quizás aborde algún día).

Y nada más: me voy a atender a Miss Trotona, que ha tenido a bien caer con una faringoamigdalitis estreptocócica del copón de la baraja de ayer a hoy (las que sois madres y médicos: ¿también vuestros hijos se ponen malos juuuuuusto cuando estáis de guardia? 🙂 ). Eso sí, sin escarlatina, aunque como os expliqué aquí no es una enfermedad por la que debáis perder el sueño. 🙂 Y aprovecho para dejar constancia: una parte de mí disfruta cuando están pachuchas… porque me dejan que las mime y que las apretuje, cosa que ya no siempre aceptan a sus 9 y 10 años. Y en esta semana en la que he tenido bastantes tambaleos, achucharlas es tener la sensación de amarrar en buen puerto. 🙂

¡Hasta la próxima! …espero que no me dejéis de leer demasiados por virar el rumbo de mi navegación: la bitácora seguirá viva, con galerna o sin ella. 🙂

[Conversación de ahora mismo: «Mamá, ¿qué me pasa? me duele la garganta como si me clavaran agujas y también la barriga y la cabeza». «Te pasa que tienes una infección por estreptococo beta hemolítico del grupo A, cariño». «Jo, pues espero que no haya grupo B, ni C…«].

El blog en 2015.

Si ayer hacía repaso del año en lo personal, hoy toca en lo blogueril. 

2015 ha sido el año en que el blog decidió que había venido para quedarse.

Lo abrí en septiembre de 2014 sin saber por dónde iban a ir los tiros, y a lo largo de este pasado año entró a formar parte de mi vida definitivamente. Es curioso esto de las bitácoras; acaba una considerándolas un hijo más. 🙂 Dan alegrías y penas… o eso dicen, pero a mí Un Fonendo en Villamocos no me ha dado ni un disgusto. Probablemente haya sido porque en mis posts pongo mucho cuidado en no ofender a nadie con mis opiniones, y porque tampoco lo lee mucha gente; aunque temas controvertidos vaya si he tocado (vacunas y crianza, por ejemplo)…

¿Qué me cuentan las estadísticas?

Países desde donde se leyó el blog (en amarillo, naranja y rojo).

Países desde donde se leyó el blog (en amarillo, naranja y rojo).

Esto es lo más divertido: los números del blog. 🙂 El servidor que utilizo, WordPress, ofrece unas estadísticas bastante exhaustivas que según pienso no tienen nada que envidiar a Google Analytics (con el cual no me entiendo, siendo sincera).

En todo 2015, recibió unas 124.000 visitas de un total de ¡103 países! El top five de ellos son España (lógicamente), México (aún sigo sorprendida de los seguidores que tengo en este país, y sospecho que son más estudiantes de Medicina o Pediatría que padres), Estados Unidos, Argentina y Perú; y los cinco países donde menos me han leído -aunque sólo con que alguien lo haya hecho ya me hace alucinar- son Malaui, Angola, Jordania, Tayikistán (lo he tenido que buscar en Wikipedia) y Belice. El día de la semana que, de media, recibe más visitas es el miércoles a la hora de cenar, y los enanitos trabajadores en las estadísticas de WordPress me sugieren amablemente que publique ese día, para tener «más tráfico».

En cuanto a las entradas, la más leída del año con unas 40.000 visitas fue Consejos que me hubiera gustado recibir de R1. Como he contado ya, este post se hizo viral (pero viral de verdad, con visitas aumentando de 10 en 10 en segundos) durante un bucólico fin de semana sin niñas en un paraje sin cobertura y poca wifi. 🙂 Aún no sé en qué radica el mayor o menor éxito de un post, pero lo cierto es que ése lo escribí en poco tiempo, sin necesidad de documentarme y aprovechándome de mis amigas colegas a las que pedí dieran un consejo cada una. Va a ser verdad que lo del trabajo multidisciplinar (neurofisióloga, radióloga, psiquiatra y pediatra) es el que mejor funciona, porque este post sigue leyéndose cada día… La segunda entrada que más visitas atesora es la relativa a la vacuna Bexsero, y la tercera, la de la noticia de que habíamos vencido a los piojos. 🙂 Cabe mencionar que a los pediatras en concreto les gustó mucho ésta (y no me extraña). 🙂 ¿Y las entradas menos leídas? Pues han sido Pasto de los virus y Las nenas estudian música (lo que no me sorprende, a mi pesar).

¿Y quién sigue el blog? Wordpress interpreta como «seguidor» aquél que ha solicitado que mis posts le lleguen por email nada más publicarse. Son unos 60, de los cuales conozco sólo a 10. Algo que me tiene muy contenta es que, hasta donde yo sé, nadie se «quitado» hasta ahora; o sea, que los que se hicieron followers, followers siguen. 🙂

Retoños en los pastos, afortunadamente sin fiebrón posterior.

Retoños en los pastos, afortunadamente sin fiebrón posterior.

¿Y qué términos de búsqueda han llevado hasta el blog? el día que descubrí esta herramienta lo pasé tan bien que escribí un post entero acerca de ello. 🙂 Los más sorprendentes en mi opinión han sido: «hice un berrinche por los supositorios y ahora todo me lo dan así (¿lo habrá escrito un niño desesperado buscando respuestas a tal castigo?)«, «Bella fue aguda (mejor ser crónicamente bella, pero algo es algo)«, «opiniones de los padres sobre las enfermeras de la UCI pediátrica (¿y sobre los enfermeros no?)«, «puñeteros virus (¡sincero y espontáneo!)«, «concecuensias de jugar chiliguili (si es lo que pienso, son las mismas que me dan a mí de comer)», y el célebre «retoño en los pastos produce fiebrón«. Auguro futuros momentos de hilarante regocijo… 

Y, cómo no: la redes sociales. 

Pienso sinceramente que hoy en día todos tenemos algo de blogueros, porque quien más, quien menos, publica o postea en Facebook, Instagram o Twitter, ¿verdad? Ya conté alguna vez que mi intención nunca ha sido tener muchas visitas -y mucho menos mi expectativa-, y por lo mismo, tardé en hacer algo que todo blogger suele hacer pronto: crear un perfil en las redes sociales. Pero al final, acabé haciéndolo. Los promocioné poco, porque me daba vergüenza… aún me acuerdo del día que «invité» a mis amigos de Facebook a darle «me gusta» a la página del blog; me pasé esos diez minutos pensando: «¿Se molestará? ¿Le parecerá mal?» 🙂 Y es que una cosa que tengo clara a estas alturas de mi experiencia blogueril es la siguiente: no quiero ser pesada. 🙂 Por lo mismo, no hice promoción del blog al principio de los Premios Bitácoras y así y todo fuisteis tan majos que me encontré votada y clasificada (y entonces, sí que os pedí ayuda, ¡que una no es de piedra!) 🙂 GRACIAS (por cierto, quedé la 50 de 100 en mi categoría).

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Y, para terminar, lo que he aprendido escribiendo aquí:

Que las madres, y los padres también aunque algo menos, utilizáis muchísimo internet para despejar dudas pediátricas.

Que, por eso mismo, hay que ser prudente al escribir un blog que tenga que ver con la pediatría.

Que, por otro lado, es lo mismo que sucede al escribir sobre cualquier otra disciplina científica.

Que -y perdonadme, no pretendo tirarme flores- hay que ser en cierto modo valiente para escribir de forma totalmente pública.

Que todo lo que uno hace es susceptible de ser criticado.

Que hay que aprender de las críticas para mejorar.

Que un blog da trabajo; placentero, pero trabajo… y ocupa un tiempo.

Que, administrándome, me daría tiempo a hacer muchas más cosas aún.

Que me apasiona mi trabajo, los niños y todo lo que tenga que ver con crianza.

… Y que me gusta mucho escribir; me encanta. 

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Cosicas del blog: segunda parte.

Supongo que a este paso habrá más ediciones de «Cosicas del blog», y de hecho creo que haré un tag acerca de esto. Porque como decía el otro día, escribir un blog y mantenerlo durante un año me ha dado muchos momentos simpáticos y a veces sorprendentes.

Todo blogger, experimentado o novato, se recrea navegando por sus estadísticas. Éstas vienen ofrecidas por el portal que uno haya elegido (WordPress, Blogspot,…) aunque -cómo no- Google también ofrece sus servicios mediante Google Analytics. En cualquier caso, sacarle jugo a los números del blogs es algo que personalmente me encanta. La función de «estadísticas» de WordPress me informa de cuántos visitantes tengo en un día, en una semana, en un mes; también los países desde los que han entrado en mi página, y cuántos posts se han leído. Pero sin duda, la información más entretenida la encuentro en los términos de búsqueda. Esto es: lo que el usuario de internet teclea en Google para llegar a mi blog, sea a propósito o por casualidad.

Obviamente, hay un sinfín de términos similares todos ellos conteniendo ese noble vocablo que es MOCOS. De todo, oiga: mocos guardería, mocos verdes, mocos leche de vaca… y me he dado cuenta de que el hecho de que la palabra «mocos» forme parte nada más y nada menos que del título de mi blog puede haber conseguido muchísimas visitas. ¡Y eso que no sé nada de marketing! 🙂

A continuación y en negrita, algunos otros términos de búsqueda que conducen a Un fonendo en Villamocos:

  • Escarlatina se cura con ajo. Jamás había oído yo esta supuesta virtud del ajo: potencia antibiótica frente a nada menos que el estreptococo culpable de la escarlatina. Serán ajos de Las Pedroñeras como poco.
  • Virus puñeteros. Hale: así, sin anestesia. Esta búsqueda seguro que fue hecha por una madre o un padre al mismísimo límite de su paciencia en torno al segundo mes de guardería de su retoño, 🙂 y topó con este post.
  • Hice un berrinche por los supositorios y ahora todo me lo dan así. «Hola, soy el bebé Miguelito Pérez, y vengo a confesar». 🙂
  • Niño con rodilla inflamada y gluten. Me inquieta esta búsqueda, ya contaré por qué… aunque tampoco me sorprende demasiado que alguien piense esto, teniendo en cuenta que «la leche de vaca produce mocos» y «el ajo cura infecciones bacterianas». 🙂 (estoy siendo irónica, just in case!)
  • Fases para tener una buena guardia. Loable intento de que San Google nos oriente en todos los problemas, pero no creo que exista esa piedra filosofal de la buena guardia garantizada… eso sí, encontró mi confesión de las fases de una guardia de Urgencias (primera y segunda parte).
  • Sentimiento postguardia. Sí. Lo conozco. Y en tu caso, querid@ usuari@ de Google, debió de ser lo suficientemente intenso como para moverte a investigar en internet,… y encontrarte esto. Salud, hermano: que la fuerza te acompañe.
  • Quiero conocer venenos caseros, tipos y usos. Miedo… pues yo no quiero conocerte a ti. Y además, seguro que este post te decepcionó.
  • Por qué se me cierra la garganta cuando me tomo un saborín de chocolate. Para servidora, este enunciado encierra tres preguntas. La primera es: ¿qué es un saborín de chocolate? La segunda es: ¿Por qué esta pregunta dirige a mi blog? y la tercera es exactamente esa: ¿Por qué se te cierra la garganta en semejante circunstancia? Quí lo sá
  • Retoño en los pastos produce fiebrón. Lo juro, ésta y no otra es la frase: la realidad supera la ficción. Por favor, si el que lo tecleó en Google lee esto algún día, que me saque de dudas y me diga a qué se refería (a riesgo de que servidora acabe cualquier día de estos en la López Ibor). 
  • De montar en bicicleta se te puede dormir la ingle y el corpaño. Gracias por la información, se la transmito pero YA a Ironman, que está muy enganchado. Y yo sin su corpaño no me apaño. 🙂
  • Consecuensias de jugar chiligüili. Oh my dog. Quién me lo iba a decir a mí, cuando hablé en este post acerca de los «chiliwilis» u objetos de propaganda que se encuentran en los congresos científicos (bolígrafos, libretitas, gomas de borrar…). Lo siento, querid@ usuari@, desconozco dichas consecuencias, de hecho no sé si son penales o sólo paternales.
  • Tengo calor papi. Pues yo me he quedado helada, mami.
  • Relatos eróticos de pediatras ficticios. Y menos mal que son ficticios, proclamo.

 

Y ahora voy con la noticia que me tiene loca-loca-loca. Muchos sabréis de los premios Bitácoras, ¿verdad? son los Goya de los blogs. Yo no pensaba hacer ni mención a los mismos ya que, como bloguera, considero que juego en otra liga inferior. Pues estaba yo este fin de semana plácidamente revisando cómo iba la clasificación de los blogs de salud, Y AHÍ ESTABA Un fonendo en Villamocos. Acongojante. ¡Ni siquiera pedí que me votarais y lo habéis hecho! Y como me ha hecho mucha ilusión, me he venido arriba y en las redes sociales ya os he pedido el voto… tanto es así que he incluido una pestañica aquí en el blog para ofrecer «pase VIP» a las votaciones. 🙂 Así que, quien quiera, ¡¡a votaaaaaaar!!

PD: Miss Trotona dentro de cinco años leyendo este post: «mami, tú tenías poca vergüenza, ¿verdad?» 🙂

Cosicas del blog.

IMG_2484Atención, lectores villamoquistas: no es un post-al-uso-habitual.

Pasa el tiempo y el blog madura. Cuando una se hace bloguera (y los digo así como con la boca pequeña) empieza con más miedo que vergüenza, pero a medida que pasa el tiempo se coge confianza y se le pierde el miedo. El miedo sólo, el respeto no: porque otra cosa que una aprende enseguida es que el blog alcanza a más personas de las que una piensa.

¿Y cómo madura el blog? pues entre otras cosas, cambiando algo la apariencia. Hace un año el blog tenía otra interfaz, pero al pasar los meses decidí ponerle un tema más colorido y añadir al margen izquierdo una florecilla que pintó Trotandovoy a los 5 ó 6 años. El bebé que sale arriba a la derecha no es cosa mía, viene por defecto en el tema del wordpress. Finalmente, hace varias semanas, decidí salir del completo anonimato y poner mi nombre en Twitter y una foto mía en el blog, acompañada de mi «avatar» regalado por una paciente que inexplicablemente me atribuyó unos ojazos azules (y yo encantada, oiga).

Hace unos días, añadí una pestaña llamada «mis blogs favoritos», con la intención de incluir todos los blogs que realmente leo (porque el blogroll me estaba quedando más largo que el campo de fútbol de Oliver y Benji). Lista de blog un tanto ecléctica, lo sé; comparten espacio la Isasaweiss y El Maestro Cervecero… no te digo más. 🙂

Esta semana he creado además otra nueva pestaña: «mis consejos». Hala, así, sin anestesia y sin complejos… 🙂 Me explico: el origen de esta sección está en que me apetece compartir todo aquello que me parezca muy recomendable para familias con niños. Está un poco «pelada» de momento, pero bueno: ya irá creciendo. 🙂

Y esto es todo por hoy: inauguramos por tanto temporada otoño-invierno en Villamocos. Y, en lo que llevamos de curso escolar, tenemos buenas noticias:

  • Seguimos SIN PIOJOS. Que lo sepáis. Y todo gracias a esto. 🙂
  • Tengo la sensación de que este año tenemos MENOS deberes. Me refiero a menos deberes de los que yo llamo estériles; de los que les gustan (experimentos con lentejas, composición de óperas, búsqueda en Internet de animales raros) han tenido alguno cada semana, pero insisto: como les gustan, ellas contentas y aprendiendo. 🙂 A este respecto os dejo este vídeo, que NO deja indiferente: el experimento sobre horarios laborales.

Hasta el siguiente post!