Diagnosticar no es tan fácil como parece.

Desde que comencé a escribir el blog, hace ya dos años y dos meses, mis posts han sido más bien largos, y en cada uno desarrollaba el tema que me hubiera rondado la cabeza días atrás. Incluso, a veces, he anotado en el bloc de notas del iPhone «pinceladas» que quería plasmar en un futuro planeado post.

Últimamente me he visto de nuevo metida en más trabajo del habitual, así que he tenido que priorizar; el blog ha salido perdiendo. 🙂 No he pensado en ningún tema sobre el que escribir (exceptuando una colaboración con el blog Hablando de Geriatría, que tengo a medias) y por tanto mucho me temo que lo que publique de aquí a un tiempo va a ser un tanto improvisado.

Por ejemplo, ea, hoy: qué difícil es a veces diagnosticar. Y, a menudo, al menos no es tan fácil como parece.

Cuando me embarqué en esto de la Medicina, y hablo de mi época de estudiante, mis apuntes eran un arcoiris dependiendo de la sección en cada enfermedad. Etiología: en verde. Clínica: en rojo. Diagnóstico: en azul. Tratamiento: en naranja. Así visualicé todas y cada una de las enfermedades que estudié durante la carrera. El apartado azul era de los que más me costaba. No entendía, a menudo, por qué en una enfermedad infecciosa el cultivo ayudaba mucho, y en otra no; o por qué en una patología ósea el TAC era infinitamente mejor que la resonancia. También, adoraba -como casi cualquier estudiante de Medicina- la palabra patognomónico y lo que ello implica (síntoma que aparece únicamente en el marco de una enfermedad específica; es decir, DA el diagnóstico). 🙂 Todo esto es comprensible analizado ahora: la experiencia clínica construye al médico en un porcentaje mayor que los conocimientos previos, o eso creo. Siempre y cuando el médico siga estudiando, claro. 🙂

El caso es que al empezar a trabajar con pacientes ya me di de bruces con la realidad. A menudo el diagnóstico NO es fácil, porque los pacientes frecuentemente no tienen una sola enfermedad, o porque las pruebas diagnósticas están sujetas a una sensibilidad y una especificidad. Además, el proceso diagnóstico no depende casi nunca de una prueba, sino de la suma de varias, que actúan como las piezas de un puzzle. Y la verdad es que siempre queda alguna pieza descolgada («Al final todo apunta a que era infeccioso» «¿Y cómo se explica esa PCR baja a mitad de proceso?» «Pues no lo tengo claro»…). Una vez asumido esto, lo cual es fácil para cualquier galeno con que lleve sólo un mes trabajado, queda lo difícil: hacer entender a los pacientes y sus familias que el diagnóstico no siempre es sencillo. Fíjate si no lo es, que dio para una serie entera de bastantes temporadas (House). 🙂

Los que estéis preparando el MIR, superad la tentación de ver House. Os liará

Los que estéis preparando el MIR, superad la tentación de ver House. Os liará

«Lleva cinco días ingresado y no dan con lo que tiene», «Pues que le hagan más pruebas», «Dicen que parece un virus pero no le encuentran qué virus es», «Pues que le hagan un escáner completo»… son frases que oímos a menudo. Muchas están basadas en la concepción frecuentemente errónea que las series de televisión y las películas transmiten de la Medicina, pero la realidad es que, a menudo, una busca y busca y no encuentra. Eso, por no hablar de las sorpresas, que también se dan. En mi especialidad, las enfermedades autoinflamatorias nos ponen a menudo contra la espada y la pared. No es casualidad que la única enfermedad que el Dr. House no diagnosticó fuera un CAPS. 😉

Y no sé qué piensan otros médicos, pero en mi caso suelo optar por explicar a la familia del niño nuestra hipótesis, las dudas que nos planteamos y el plan diagnóstico que proponemos. Creo que el futuro de la Medicina apunta sin dudas al empoderamiento del paciente… pero eso es otro cantar.

Seguimos… 🙂

Intoxicación etílica en los niños.

Estos días estamos los pediatras revolucionados. Por esta noticia.

Yo no soy especialista en Urgencias Pediátricas, pero en mi día a día como pediatra sí hago guardias en urgencias. No muchas, la verdad, pero ahí están, cada mes. Y sí: en los últimos 3 años he notado cómo las guardias de fin de semana se han visto empañadas, cada vez más a menudo, por casos de niños y niñas con importantes intoxicaciones etílicas.

El tema es preocupante, mucho. Y merece la pena pararse a analizar las causas. Aviso de que escribo este post, en esta ocasión, sólo con mis opiniones y reflexiones; quiero decir que no he hecho una «investigación previa» como hago otras veces en Pubmed y Google.  Ando muy escasa de tiempo estos días, so sorry. 🙂

Por otro lado, también he de decir que conozco «las otras» urgencias, las de los adultos. Pasé, como muchos sabéis, cuatro años haciendo guardias allí, durante mi residencia de Geriatría. Y cada fin de semana, diría que el 100% de ellos, llegaban adultos jóvenes (de entre 15 y 25 años) en coma etílico. Aunando mi experiencia en los dos campos de batalla (Urgencias Pediátricas y Urgencias Generales), tengo algunas reflexiones.

Esta vez, la foto es mía. Hecha al final de una de tantas guardias.

Esta vez, la foto es mía. Hecha al final de una de tantas guardias.

Sospecho que el aumento del consumo de alcohol en niños se ha visto favorecido por el acceso de éstos a redes sociales e internet en general. Mis hijas, que tienen 10 y 11 años recién cumplidos, ya muestran claros síntomas de adicción a distintas plataformas (Musical.ly, Hangouts…). Y aunque aún no tienen móvil, pelean por conseguir el mío aunque sea sólo por tres minutos, para imitar a sus amigas grabando vídeos. No sé, pero intuyo que en el primer botellón habrá un cierto componente de imitación de lo observado en internet.

Pero creo que más importante que esto, que no deja de ser la universal tendencia de cualquier preadolescente a buscar ser aceptado por sus congéneres, influye la tolerancia social que hay al alcohol. Creo que hoy día se ven como cosas bastante distintas el alcohol y el tabaco, por ejemplo. Y ya no te digo el alcohol y otras drogas. Pero parece que, si todos tenemos claro que fumar NO, no transmitimos tan claramente a nuestros niños que beber tampoco. No lo perciben lo suficientemente peligroso. Porque socialmente está aceptado y se ve en todos lados, y además en la dosis está el quid de la cuestión.

También he observado que las circunstancias que rodean una intoxicación etílica en los niños son bastante diferentes que las del adulto joven. 

  • El veinteañero ya ha probado el alcohol antes; sabe distinguir los síntomas de embriaguez; y suele saber qué cantidad de alcohol le produce un determinado estado. A menudo lo que sucede es que en esta ocasión perdió el control y bebió más de lo que tolera, pero enseguida y con las medidas necesarias (suero glucosado, vitamina B1…) se recupera. Duermen en Urgencias y después, a casa. El niño que viene a Urgencias intoxicado, a menudo es la primera vez que bebe una bebida alcohólica de ALTA graduación. Porque esto también es importante: que yo sepa, no recuerdo haber atendido nunca a ningún adulto ni niño intoxicado por cerveza. Siempre ha sido ron, vodka, whisky. En cualquier caso, el niño que bebe por primera vez lo hace de forma tremendamente imprudente: media botella de cualquiera de esas bebidas en un corto espacio de tiempo. Y las consecuencias son, claro, nefastas. Diría que, de los niños intoxicados que yo he atendido, han acabado en la UVI pediátrica al menos el 80%. Son intoxicaciones en mi opinión más severas que las del adulto joven, teniendo además en cuenta -lógicamente- la propia fisiología del niño, que sin entrar en temas médicos (no voy a ponerme a hablar del glucógeno que os machacaría 🙂 …) le hacen más vulnerable.
  • Otra cosa que he notado es que al chaval de 20 años lo traen sus amigos a Urgencias, y normalmente han intentado remedios populares como intentar hacerle vomitar. Al niño lo trae una ambulancia, a él solo. Esto es así porque los niños de 12 años se asustan al ver a su amigo inconsciente… ¿y qué hacen? pues muchas veces, huyen. Se escapan, y abandonan a su amigo inconsciente. Esto hace que el cuadro clínico a menudo se complique con una hipotermia importante entre otras cosas (atragantamiento con el propio vómito, por ejemplo). En fin, un horror.
  • En cambio, la intoxicación etílica en niños no se suele acompañar de consumo de otras drogas, como sí sucede en el grupo adulto (insisto: en mi no muy extensa experiencia!) . No obstante, hay que comprobarlo, normalmente con tests de análisis rápido en orina que detectan la presencia de diversas drogas de abuso.

Total, que ando ya dándole vueltas a qué les vamos mi partner y yo a explicar a nuestras hijas. Porque tendremos que ir empezando a hablar de esto… se aceptan ideas! Al final no me he resistido y he tecleado rápidamente en Google, encontrando esto: cómo prevenir el consumo de alcohol en menores: pautas para padres y madres.

Cierro el post de hoy (que ha quedado SÚPERserio, no me digáis, ¡no parezco yo!) contándoos que, finalmente, ¡he quedado en el puesto 32 de los Bitácoras! En dos palabras: IM-PRESIONANTE. Gracias, salaos. Mil gracias. 🙂

 

Dalsy: un poquito de por favor.

Menuda la ha liado FACUA ayer.

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Aquí tenéis la noticia. No se hablaba de otra cosa en twitter. Incluso se comentaba en los típicos corrillos whatsapp de padres y madres, tal y como pude comprobar ante la decimoquinta madre que me preguntó al respecto:

¿Que el Dalsy tiene efectos secundarios sobre la atención de los niños por el colorante E-110?

¿Y que, encima, el prospecto ocultaba esta información?

¿Te puedes creer que ya hay piojos en el colegio? (vale: esto no tiene que ver, pero realmente está preocupando ya a muchos progenitores) 🙂

Cuando una ya tiene una edad (cronológica y médica) se pone en guardia automáticamente ante estas corrientes súbitas de alarmas injustificadas que, afortunadamente, suelen durar ná y menos. Y no les hago mucho caso, incluso antes de profundizar en el tema. Pero es que, ay amigo, esta vez el tema tocaba nada más y nada menos que al Dalsy, médicamento pediátrico por excelencia junto al Apiretal.

Y por eso recibí con satisfacción la reacción casi inmediata de otros blogueros absolutamente fiables desde el punto de vista científico, que en nada de tiempo (eso es alma periodística de la buena) se documentaron, se lo curraron, redactaron y publicaron. Todos con las mismas conclusiones poco más o menos:

Gloria Colli:

colli

Boticaria García:

boti

Scientia:

scientia

Así que mi conclusión es esta:

Si hablamos de excipientes, aditivos, colorantes y otras sustancias que entran por la boca de nuestros hijos, os aseguro que antes que el Dalsy deberían preocuparnos mucho más otras cosas; por ejemplo, la cantidad de azúcar que toman a diario, «explícita» o «escondida» en otros alimentos. Pero ésa es otra historia…

Y, cambiando de tema: el blog ha cumplido ya DOS AÑOS.

Quiero desde este rinconcito agradecer a todos los que estáis y sois, a los que me habéis animado y a los que me habéis criticado constructivamente, :-), a los que me habéis parado por el hospital para decirme que os ha gustado algo que he escrito, a los que me habéis escrito al correo del blog, y a los que me habéis dado ideas para escribir. A los compis blogueros que siempre me habéis dado un respaldo que para mí no tiene precio, y por supuesto, a los que habéis compartido mis contenidos en Facebook y Twitter.

Porque aunque esta es una parcelita pequeña de mi vida, para mí es importante. Gracias por seguir ahí.

Y hale, que me voy a pelar patatas para la cena de Miss Trotona y Miss Berrinche (y darle a esta última una dosis de Dalsy, que tiene dolor de garganta). 🙂

 

Bexsero: más actualidad informativa.

Como soy consciente de lo mucho que os interesa este tema a todos los padres, me ha parecido importante dar difusión a una noticia que en los últimos días he recibido con alegría y satisfacción. Se ha compartido profusamente por las RRSS, así que este es sólo mi granito de arena.

Es la siguiente: en el Reino Unido, donde se vacuna sistemáticamente con Bexsero a todos los bebés, han comprobado tras realizar los oportunos estudios epidemiológicos que los casos de meningitis B se han reducido casi a la mitad en el período que va de septiembre de 2015 a mayo de 2016. En números: se notificaron 37 casos en este período, cuando la media de casos a lo largo de los mismos meses en los años previos a la vacuna era 74.

Es una buena noticia porque, digamos, no es lo mismo la efectividad supuesta de una vacuna tras desarrollarla en el laboratorio que la efectividad en el campo real de batalla, o sea, en la población vacunada. Y parece que Bexsero cumple con las expectativas…

Bien, espero que pronto entre en el calendario vacunal español.

Esto mismo que os cuento pero más explicado, lo cuenta aquí Pediatra de Urgencias (post en el que me he basado para escribir éste).

Hasta el próximo post!

PD: ¡Feliz Día de Asturias!

Lactancia materna.

Han pasado ya diez años desde que parí,

…y diez años por tanto desde mi primer y verdadero encontronazo con la lactancia materna. En otro post contaré mi experiencia lactante; el resumen es fracaso y sensación de autoculpabilidad y poco apoyo. No quiero yo ponerme dramática pero lo cierto es que me apena comprobar que diez años después muchas cosas han mejorado, pero no lo suficiente. Sigo percibiendo gran desconocimiento en este campo, tanto desde pediatría como desde ginecología. ¿Por qué? …Pues no lo sé.

Pero me joroba, qué queréis que os diga. Me fastidia porque:

  • Que una madre bien informada prefiera no amamantar a su hijo recién nacido por la razón que sea, es totalmente respetable y comprensible. Pero que no tiene leche NO es cierto en la inmensa mayoría de los casos.
  • Que una madre tenga el pezón grande, pequeño, plano, salido, hundido, morado o con pelos: todo es posible. 🙂 Pero que su pezón le hará imposible la lactancia, NO es cierto.
  • Que una madre reciente esté muy delgada, muy rellenita, sea alérgica al polen, reciba tratamiento con hormona tiroidea, tenga intolerancia a la lactosa o sea celíaca, es habitual. Lo que es extraordinariamente infrecuente es que su leche sea aguada, de poca calidad o mala.
  • Que a una madre NO le apetezcan la leche y otros lácteos (porque es alérgica o porque no le gustan, y punto) no es nada del otro mundo. Y esto no va a influir en su producción de leche. Los adultos de cualquier especie nos manejamos bien sin beber leche de otro animal.
  • Que una madre lactante se angustie pensando que su hijo puede reclamarla en cualquier momento y se agobie por la separación, es lo más normal y fisiológico del mundo (es lo que tiene la hipófisis, el hipotálamo, la amígdala cerebral y vete tú a saber cuántas cosas más…). Lo que no tiene nada de normal es que su entorno se empeñe en decir que está malacostumbrando al bebé por atenderlo tan rápido y siempre que quiere.
  • Que una madre necesite que le echen un cable (o 120) durante los primeros días (o sea apañar al hermano mayor, ocuparse de que despensa y lavadora estén al día, o despejar visitas) es justo y necesario. Lo que es injusto, innecesario y además falso es decir que los bebés tienen que mamar cada tres horas. Los bebés maman cuando les da la real gana. Pueden ser 3 veces entre las 6 y las 7 de la tarde, ninguna entre las 8 y las 11 de la noche, y trescientas entre las 6 y las 11 de la mañana. Es lo que tiene. Los caminos del neonato son inescrutables. 😉
  • Que la madre del niño necesite un rato al día para dibujar, oír música o ver el capítulo de su serie es totalmente esperable, y desde luego lo que todo su entorno le recomienda para su merecida desconexión y su entendida liberación: todos lo entienden. Pues los bebés también tienen un «hobby» o más bien auténtica necesidad: succionar aunque no tenga hambre. Y si es la teta de su madre, mejor. Porque así se tranquiliza y se siente a gusto. Y no, no la está usando de chupete, está empleando su forma lícita y natural de autoconsuelo.
  • Que una madre decida en qué momento destetar a su hijo por motivos laborales, personales, o del tipo que sea, es cosa de ella y debe respetarse (de esto hablaré en el post acerca de mi experiencia: porque yo desteté). Lo que no tiene que importarle a nadie es si decide seguir amamantando 15 meses, 25 o 36. Mamar a los 3 años ES fisiológica y evolutivamente normal.

    Y podría seguir y seguir y seguir con falsos mitos (destetar en mastitis, caries por mamar frecuentemente, falta de vínculo con el padre, carencias alimenticias y demás)… Pero todas las pataletas tienen un principio y un fin y la mía ya se está pasando. :-))))

¡Halaaaaa! ¡Mamando a los 15 meses!

Hala! Mamando a los 15 meses!

Post dedicado a esa mami que lloró en mi consulta por sentirse frustrada (nunca mais! le dije); y a mis «profesoras de lactancia»: todas mis amigas que dieron a luz después que yo; muy especialmente a Mamen, enfermera de neonatos de mi hospital; y cómo no… a mi hermana.

Y ¡oh casualidades!, un superbloguero pediátrico acaba de abordar este tema, pero en plan serio y bien, no como yo con rabieta. Aquí os lo enlazo si queréis profundizar.

PD: Ajá!!!! la que no iba a escribir de temas médicos! ejem ejem

 

Hoy hablo de… miositis aguda benigna.

Hace bastante tiempo que no abordo un tema puramente pediátrico; últimamente me he estado yendo, a través de los pocos posts que he publicado, por las ramas de la blogosfera y la maternidad. 🙂 Pero, dado el clarísimo aumento de casos que hemos atendido en los últimos días en la consulta de niños con esta enfermedad, se me ocurrió revisar qué había ya escrito por el mundo 2.0… y resulta que hay muy poco. Así que allá voy, que además es de lo mío.

Cuadro clínico típico:

«8 de la mañana de un día de febrero. Miguelito tiene 6 años y es un niño sano. Eso sí, lleva toda la semana pasada malo, con catarro y fiebre alta, aunque ya se está recuperando. Se despierta y nota algo raro y molesto… realmente molesto, ahora que intenta ponerse de pie: le duelen tanto las pantorrillas que no puede ni caminar. Asustadísimo rompe a llorar y llama a gritos a sus padres, a la vez que intenta avanzar por el pasillo, medio renqueante, de la manera en que menos le duele: de puntillas y encorvado, con las rodillas flexionadas, con pasitos pequeños. Sus padres se llevan un susto morrocotudo, porque además temen que esto tenga algo que ver con el cuadro febril del que aún se está recuperando, y lo llevan a Urgencias a toda velocidad…». 

Pues esta es ni más ni menos la pintura de la miositis aguda benigna, que todo lo que tiene de benigna lo tiene de aparatosa y alarmante. 

¿En qué consiste?

Así empieza el artículo original de Lundberg.

Así empieza el artículo original de Lundberg.

El primero en describir este cuadro fue Lundberg en 1957. Ante todo, hay que saber que es un cuadro bastante infrecuente: no se dan muchos casos al año. La miositis aguda benigna (MAB para los amigos, y así abreviamos) es una inflamación muscular autolimitada que sucede unos días después de una infección casi siempre vírica. El virus que se ha encontrado más frecuentemente implicado es el de la gripe (Influenza A y B). La causa de por qué sucede, no se sabe: si es el sistema inmune (las «defensas») que se alborotan un poco más de la cuenta y atacan al propio cuerpo -concretamente al músculo- o si es un daño directo que provoca el virus.  Parece ser que esto último es lo más plausible. Tampoco se sabe por qué ataca sólo a unos pocos niños de todos los que pasan la gripe cada año (y por cierto más frecuentemente varones), y de hecho por qué casi nunca afecta a adultos. Lo que sí está bien definido es el cuadro clínico, que os he intentado escenificar más arriba: niño de entre 3 y 9 años que al poco de atravesar una infección respiratoria presenta de forma repentina dolor intenso en pantorrillas que le impide caminar o le hace caminar de puntillas con las rodillas un poco flexionadas.  Y esto es porque los músculos que se inflaman son casi siempre los gemelos (pantorrillas). Los niños caminan de forma peculiar porque lo que intentan es usar lo mínimo posible los grupos musculares que les duelen. Hasta aquí, lo malo; lo bueno es que el cuadro dura tan sólo 2 ó 3 días, y sobre todo: que es benigno. Como ya os conté otras veces (y si no aprovecho para contároslo ahora), cuando los médicos llamamos «benigno» a un cuadro queremos decir que el mismo se supera sin tratamiento y sin secuelas: punto y final y capítulo cerrado. 🙂 Pero no sólo lo diagnosticamos por los síntomas y signos que observamos y nos cuentan niño y padres; también por la analítica de sangre, donde se observa un aumento de una enzima muscular, la creatinkinasa, que aumenta mucho; y se normaliza pasadas unas pocas semanas. Por si quedan dudas: este cuadro no tiene tratamiento, se cura solo… ¡y además muy rápidamente!

Peculiaridades de la MAB:

Al tratarse de una entidad no muy frecuente, sucede que no todos los médicos han atendido a un paciente con este cuadro, y esto hace que a veces el diagnóstico se retrase, o que se ingresen niños que no habrían necesitado hospitalización. Esto no suele suponer ningún problema ya que, como os dije antes, el cuadro se resuelve solo sin tratamiento específico. 🙂

Eso sí, es OBLIGATORIO comprobar la total normalización de los síntomas y la analítica.

La mayor asociación se ha encontrado con el virus de la gripe y los enterovirus, y por tanto las MAB son «epidémicas»: no hay dos sin tres. Lo cual es precisamente lo que está sucediendo estos días: agrupación de casos. Por cierto, que es muy infrecuente que un mismo niño presente dos veces una MAB.

Al tratarse de una enfermedad benigna en la inmensa mayoría de los casos (las excepciones ni las voy a mencionar) le ocurre algo típico de las enfermedades benignas, autolimitadas y cortas: no despierta un gran interés científico, y sólo encontramos a día de hoy 67 entradas en Pubmed (que es el Google de los artículos médicos, para entendernos).

Comentario de mi cosecha:

Ante un niño con cojera o dificultad para caminar, la sospecha diagnóstica acertada se alcanza casi siempre sólo mediante la anamnesis (que es lo que nos cuenta el paciente o sus padres, como os expliqué aquí) y la exploración física. Subrayo por tanto la importancia de saber explorar el aparato locomotor del niño, como una habilidad que todos los residentes de Pediatría deben adquirir, puesto que detrás de una marcha anómala puede haber muchas entidades que precisan un abordaje urgente. 😉

¡Hasta el próximo post!

 

 

Winter is coming: bronquiolitis.

Diciembre, frío, guarderías: ya está aquí la bronquiolitis. Este año, según me ha parecido, ha llegado algo más tarde; pero desde luego lo ha hecho por todo lo alto.

Os hablé ya de la bronquiolitis aquí; y os explicaba -porque era un post dirigido a padres principalmente- los conceptos más básicos para entender esta desesperante enfermedad.

Destaco los puntos claves:

  • La mayoría de los bebés con bronquiolitis NO va a necesitar ingreso hospitalario, que no cunda el pánico. Este post va más bien dirigido a aquellos casos de bronquiolitis grave. 
  • Aunque en Pediatría, en general, los mocos son «buenos» por ser necesarios,… en este caso no es exactamente así. En las bronquiolitis graves, el bebé afectado no es capaz de respirar bien por culpa de los mocos producidos en sus bronquiolos inflamados; todo ello produce obstrucción para la entrada y salida del aire.
  • Aunque muchos virus pueden causar bronquiolitis (porque, y esto es algo que sorprende a los papás: hay muchos, muchísimos virus respiratorios), el virus más pejiguero y retorcido es el Virus Respiratorio Sincitial (VRS). Es muy contagioso, y se presenta en forma de epidemias anuales durante los meses fríos.
  • La bronquiolitis puede ser un cuadro leve que se supere en casa simplemente con revisiones ambulatorias, o por el contrario desencadenar incluso un ingreso en Cuidados Intensivos Pediátricos precisando ventilación mecánica. Puede ser por tanto bastante impredecible, porque el bebé que tiene mínima dificultad respiratoria a las 9 de la mañana puede estar mucho más afectado a las 6 de las tarde; y difícilmente controlable una vez desarrollado el cuadro, porque no hay tratamiento específico que cure la bronquiolitis: sólo medidas para aliviar los síntomas (soporte respiratorio, aerosoles, antitérmicos,…).
  • La prevención, de la que por cierto no os hablé en el post del año pasado, es hoy por hoy nuestra mejor arma. Consiste básicamente en llevar a cabo las medidas habituales para evitar contagios por virus, como veis aquí:

Como os decía al principio, esta temporada promete ser intensa en lo que al VRS se refiere.

  • …Y sois muchos lo que me preguntáis: ¿pero qué podemos hacer? ¿no se puede hacer nada? Pues sí, sí podéis hacer algo: aplicar las medidas de prevención, sobre todo en caso de bebés con hermanos mayores.
  • En cuanto al tratamiento: al igual que al principio de cada temporada de liga hay curiosidad por los nuevos fichajes, cada temporada invernal los pediatras se esfuerzan por analizar los tratamientos existentes y evaluar si hay alguno que haya demostrado ser -por fin- efectivo, o al menos más que otros. Así, cada invierno (o mejor dicho cada otoño, que en lo que al VRS se refiere los pediatras nos ponemos muy agoreros) salen de nuevo a la palestra los tratamientos existentes (oxígeno en distintas modalidades, aerosoles de adrenalina, suero salino hipertónico o salbutamol, corticoides…) a través de las investigaciones médicas que sin cesar se llevan a cabo en muchos países. Pero hoy por hoy, con pocas novedades, para ser sinceros: medidas de soporte, vigilancia y, de nuevo, prevención.

Como pediatra, pocas fuentes me parecen más útiles que Evidencias en Pediatría para estar ojo avizor a las novedades. Siplemente escribiendo en su buscador «bronquiolitis», obtenemos 33 artículos:

http://www.evidenciasenpediatria.es/buscar.php?tab=bronquiolitis

Y aquí, una guía bastante exhaustiva de la Sociedad Española de Neumología Pediátrica, que aunque ya es de 2010 me  gusta:

http://www.neumoped.org/docs/GPC_bronquiolitis_AIAQS_completa.pdf

Captura de pantalla 2015-12-10 a la(s) 22.58.13Y nada más por hoy, salvo -si me permitís- romper una lanza en favor del personal sanitario como tantas otras veces he hecho, porque podéis creerme que las guardias de esta época del año son duras, muy duras: vamos todos con la lengua fuera (precisamente ayer lo contaba la Dra. Nova) y me consta que los bebés pequeñitos con bronquiolitis nos quitan literalmente el sueño… Y, si el título del post lleva intencionadamente a una de mis series favoritas y aplica perfectamente con la temporada VRS, el final no puede ser menos: a todos los que atendemos niños en estos días de intensa sobrecarga asistencial, siempre viene bien el buen humor y el ánimo, así que: ¡Que la fuerza nos acompañe! 🙂 

Porteo.

Pues sí: por fin hablo del porteo, porque siendo una gran embajadora del mismo como soy, no sé cómo no había chapurreado en el blog acerca de este tema. El caso es que me daba un poco de respeto abordar un tema tan sencillo y complejo a la vez. 🙂

Empecemos por el principio: el nombre.

Lo suelto así sin más: «porteo/portear», no me convence. Si buscamos en el diccionario de la RAE qué significa, encontramos: conducir o llevar algo de una parte a otra por el porte o precio convenido (1). Dar golpes con puertas y ventanas (2). No me parece que tal definición se ajuste a lo que viene siendo llevar un bebé encima. Sospecho que en este caso -como en tantos otros- lo que se ha hecho es adaptar el anglosajón «portage» directamente y a cascoporro. Bien: pues a mí no me gusta. Más me gustaría el verbo «portar», que de toda la vida significa (y así se encuentra en la RAE): Tener algo consigo o sobre sí (1). Llevar, conducir algo de una parte a otra (2). Vale, el término no será muy relevante; pero si se refiere a una práctica que deseo que cale en la comunidad materno-paternal, preferiría que, para empezar, el término no sonara raro. Pero bueno, me acoplaré y usaré el verbo portear a lo largo del post. 🙂

¿Cuándo se ha empezado a portear a los bebés?

En realidad la pregunta más operativa sería: «¿cuándo hemos dejado de portear bebés?«. Porque la realidad es que las madres han llevado encima a sus hijos a lo largo de toda la historia de la humanidad, exceptuando un pequeño intervalo de tiempo en los siglos recientes tras el invento de los carricoches. El cual es un invento fantástico, en mi opinión (lo cortés no quita lo valiente). En definitiva, el porteo NO es una moda, qué va. La moda ha sido, más bien, llevar a los bebés en carritos.

¿Y en qué consiste el porteo?

Pues es nada más y nada menos que transportar al bebé pegado al cuerpo de la madre (o del padre, o de la tía…). Pero decir porteo a secas es incompleto: a lo que nos referimos con vehemencia los defensores del mismo es al porteo ergonómico, o si me permitís, fisiológico. Ya conté aquí que este adjetivo, fisiológico, es el que me gusta a la hora de hablar de cualquier tema que tenga que ver con crianza. El cuerpo en desarrollo del bebé tiene ciertas características, para empezar porque viene de estar encogido durante muchos meses dentro del útero de su madre; y, cada día que pasa, progresa en ganancia de tono y fuerza muscular y adquisición de habilidades tales como sostener la cabeza o, más adelante, mantenerse sentado. Por todo esto, la forma en la que acarreemos un bebé debe acompañar adecuadamente a este desarrollo. Y no sólo el motriz, también el cognitivo o mental. Y, tan importante como lo anterior: el porteo ergonómico es asimismo cómodo para el adulto porteador, respetando su fisionomía.

Entonces, ¿Cómo se portea correctamente, o lo que es lo mismo, cómo se realiza un porteo ergonómico?

Para no extenderme demasiado, os remito a este artículo publicado hace unos meses en la revista Pediatría Integral, y también a los recientes posts de Pediatra de Urgencias y El Blog del Pediatra. También me ha gustado este post de MamisYBebés. Además, en Internet encontraréis muchísima información, aunque os recomiendo las siguientes páginas:

Redcanguro

Criando Monetes

Mi resumen es:

Captura de pantalla 2015-11-22 a la(s) 11.42.24

Porteo incorrecto a la izquierda (mochila «colgona»), correcto a la derecha: Bebé mirando hacia el adulto, nunca hacia afuera. Postura vertical. Caderas abiertas y rodillas hacia arriba, como en el gráfico que os adjunto. El bebé va «sentado», nunca «colgado». Su espalda adopta forma de C, que es lo que necesita a esta edad. Obviamente, asegurar que la boca y la nariz del bebé estén siempre libres. Esto es especialmente importante tratándose de recién nacidos. El sistema que utilicemos ha de estar bien tenso, sujetando firmemente al bebé. Fuente: las que os cito más arriba.

 

Lo que NO se debe hacer:

La mayoría lo dicta el sentido común, pero en este documento de la AEPED encontraréis qué es lo desaconsejado (portear al bebé en los viajes en coche en lugar de llevarlo en la sillita homologada, etc).

¿Y por qué ahora cada vez más pediatras recomiendan portear a los bebés?

Pues porque indudablemente tiene muchos beneficios para bebé y madre (cosa que la Naturaleza ya sabía desde hace milenios). En el caso del niño, protege el adecuado desarrollo de las caderas y de la columna vertebral, mejora los síntomas de reflujo, favorece la adecuada conformación del cráneo previniendo la plagiocefalia postular, facilita la lactancia… son muchos los beneficios y os remito a las fuentes que he citado más arriba. Pero quiero destacar que para la madre o padre también tiene ventajas: para empezar porque deja las manos libres, y para continuar porque disminuye el llanto del bebé. Con esto creo que lo digo todo, aunque os cuento más cosas basadas en mi propia experiencia.

Ya estamos metidos en harina: mi experiencia. 

Yo no porteé, me lo perdí. Qué pena. Cuando nacieron Trotandovoy y MissBerrinche casi no había información en Internet, y aunque mi instinto ya me indicaba que quería tenerlas cerca, lo que encontré fue una mochila («colgona») que nos costó un ojo de la cara en un gran centro comercial y que resultó de todo menos utilizable. De entrada, ser capaz de meter al bebé dentro y abrochar los cientos de enganches requería de una pericia que ni McGyver en sus mejores capítulos; 🙂  y, además, notaba cómo la nena iba francamente incómoda, revolviéndose y girando la cabeza continuamente. Un fiasco y un fracaso en toda regla que me hizo desconfiar durante bastante tiempo.

Hasta que mi hermana, la Tita Geóloga, dio a luz 6 años después, y tras informarse adecuadamente se hizo con un fular de algodón elástico. Para mí, esos primeros meses de vida de mi sobrina cambiaron totalmente mi concepto del porteo. Observé asombrada cómo sus recién estrenados padres hacían un montón de cosas que yo no pude hacer cuando mis hijas eran bebés, gracias a portear. La verdad, creo que el chip me cambió definitivamente el día en que contemplaba a mi hermana, con su hija de dos meses en el fular, pintándose las uñas (las de las manos, seguro, las de los pies no me acuerdo, pero seguramente también). Yo pensaba: «ni de broma habría podido ni siquiera cortarme las uñas con Miss Berrinche a esa edad (teniendo en cuenta que la susodicha necesitaba estar en brazos SIEMPRE)». Y la Tita Geóloga sostuvo -y sostiene-: «Que sí: que yo ya sé que el porteo es bueno para el bebé… Pero es que, caray, ¡también es bueno y cómodo para mí!«. 🙂

Conclusiones que servidora destaca para ustedes después de varios años indagando acerca del porteo: 

1.- Me desagradan los prejuicios y afirmaciones tales como: «Mírala, qué hippy, con el pañolón«, «Los que llevan a los hijos en fulares son todos antivacunas«, «Otra madre de éstas modernas«, y cosas así. Verdaderamente, me parecen innecesarias, aunque vayan con buena intención.

2.- Cuando hablo de fisiológico, me refiero a que el bebé humano -nos sorprenda o no- viene preparado «de serie» para estar la mayor parte del tiempo pegado a su madre. Y el porteo lo que hace es hacer esto más fácil. Para ambos, subrayo.

3.- Muchos me preguntáis: «Pero Sara, si la compré en unos grandes almacenes, mi mochila será ergonómica, ¿no?«. Aaaaaamiga, pues no, mira: a lo mejor, no lo es. Aún se venden muchas mochilas no ergonómicas.

3.- No todo el mundo se apaña con el fular. Pues no, eso me ha parecido, y me refiero específicamente al fular porque es lo recomendado en los bebés más pequeñitos. No obstante existen métodos «pre-anudados» (algo así; permitidme la expresión) que hacen más sencilla la maniobra. Bueno, en realidad actualmente disponemos de muchos modelos aptos para todas las edades y todas las circunstancias climatológicas.

4.- Cuidado, y sentido común. Conozco de varios casos de bebés con quemaduras por ser porteados mientras se cocina.

5.- El porteo, no me cansaré de repetirlo, es CÓMODO para el adulto. Suelo oir cosas tales como: «¿Pero eso es bueno para la espalda de la madre»?. La respuesta es sí en la mayor parte de los casos… siempre que hablemos de porteo ergonómico, por supuesto.

6.- Las sillas de paseo en todas sus modalidades (carricoches, «huevitos», sillas) son un invento fantástico, y muy seguras. En mi opinión, complementan perfectamente el porteo, y éste a aquéllas.

Y… este post está dedicado como no podía ser de otra manera a mi hermana,

que me ha enseñado todo lo sé acerca del porteo… y que a la sazón va a volver a portear un nuev@ sobrin@ la próxima primavera. 🙂

Actualidad informativa: vacuna meningococo B y alguna cosa más.

El giro en los acontecimientos que he percibido a lo largo de los últimos 10 días me empuja a escribir este post. ¡Comando actualidad villamoquense en acción!

Antecedentes:

Como sabréis la mayoría de lectores de este blog, desde hace varias semanas la vacuna frente al meningococo B ha empezado a ser comercializada en farmacias españolas. Os conté todo aquí (incluyendo enlaces a otras fuentes). Resumiendo: la meningitis producida por esta bacteria es infrecuente, pero muy grave. Por fin se ha desarrollado una vacuna (ya la había para otros microbios igual de agresivos; podríamos decir que faltaba ésta). Aún no está incluida en el calendario vacunal de ninguna comunidad autónoma, pero al menos se ha permitido su comercialización. Ergo quien quiera, puede comprarla para vacunar a sus niños tengan la edad que tengan.

Desarrollo de los hechos:

Ante tal evento, considerado como una muy buena noticia por parte de la comunidad sanitaria, los pediatras corrimos a anunciar la buena nueva: publicando posts los que escribimos un blog, emitiendo comunicados desde las sociedades científicas, o intentando que esta información llegara a las familias de la forma que cada uno consideró o que los centros sanitarios decidieron. Todo esto sucedió hace más o menos un mes. Bueno, pues he de decir que, en mi opinión, la noticia no caló lo suficiente. He estado preguntando cada día a las familias que acudían a mi consulta (hospitalaria, no de atención primaria) y en general desconocían la vacuna. Con una excepción: los padres de lactantes; ellos sí estaban al tanto. La razón es, creo yo, que los niños van cada vez menos al pediatra a medida que crecen, porque las revisiones «del niño sano» son más espaciadas y además se ponen malos menos frecuentemente… Y por tanto, la información dada en los centros de salud llega eficazmente a los papás de niños pequeños pero no tanto a las familias con niños ya mayores.

Nudo central de esta historia que os cuento:

Y entonces, a finales de octubre más o menos, cuando aún no hacía ni un mes que la vacuna estaba puesta a la venta… hete aquí que empieza a no haber disponibilidad de la misma en farmacias, por un desabastecimiento derivado de la alta demanda.

Desenlace:

¿Y qué ha pasado? Pues ha pasado que ahora sí que sí: la noticia de la existencia de esta anhelada vacuna ya ha calado en la población, pero ha hecho falta el no poder disponer de ella para echarla de menos. Y no sin altas dosis de alarmismo innecesario según saco en claro de las múltiples consultas whatsappeñas que me están llegando. En definitiva, que no parecía que la nueva vacuna hubiera despertado el interés de la población diana (niños de todas las edades y consecuentemente sus padres) hasta que la misma no está disponible porque se ha agotado. De nuevo… ley de oferta y demanda. Hasta en los periódicos se han hecho eco, como me ha mostrado mi hermana la Tita Geóloga, residente a la sazón en la provincia de Orense:

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2015/11/04/miles-gallegos-desesperan-faltar-vacunas-contra-meningitis-b/0003_201511G4P7991.htm

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2015/11/06/sanidad-reduce-galicia-problemas-abastecimiento-vacuna-meningitis-b/00031446826576614150580.htm

Foto del diario "La voz de Galicia" del 5/11/15

Foto del diario «La voz de Galicia» del 5/11/15

Conclusiones: 

  • Tranquilos: no hay una epidemia de meningitis B, que es lo que muchos me habéis preguntado. Al menos, que yo sepa. Es una infección infrecuente. El que los pediatras hayamos recibido a Bexsero con alegría es porque, cuando toca, es una enfermedad muy, muy grave.
  • Por tanto, no hay urgencia por vacunar a los niños. O no hay más de la que había en octubre de 2014, de 2013, de 2012…
  • La vacuna volverá a las farmacias. No sé si como el turrón El Almendro, allá por Navidad; pero volverá. De hecho, espero y aspiro a que lo haga en forma de vacuna incluida en calendario vacunal. Por el momento, 105 euros del ala la dosis (número que depende de la edad de cada niño según os expliqué en el anterior post).
  • De nuevo: sí, está recomendada en niños de todas las edades. Esto me lo habéis preguntado mucho, porque os sorprende que vuestro tiarrón de 11 años tenga una vacuna a estas alturas. Pues sí.
  • Miss Trotona y Miss Berrinche serán vacunadas a la mayor brevedad posible, o sea, cuando vuelva a haber suministro de vacunas. Aunque pataleen.

Y cambio totalmente de tercio para ofrecer un segundo apunte de actualidad informativa.

Os acordaréis de que hablé con entusiasmo en este post acerca del repelente de piojos recién comercializado, el octanediol; que venía avalado científicamente, blablablabla. 🙂 Bueno: pues sabed que ya han pasado dos meses y Villamocos sigue total y absolutamente libre de piojos. Prometí informar y es lo que estoy haciendo. 🙂

Pues con esto acaba el noticiario Villamoquense, porque del parte meteorológico -que es lo que viene al final- sólo puedo decir: ¡veranillo en noviembre! ¡A disfrutar del fin de semana!

Notición: hemos vencido a los piojos.

Nunca pensé que acabaría pronunciando la frase que da título a este post, pero SÍ. Por fin.

Llevo días, qué digo días, ¡semanas! pensando en escribir nuestra experiencia. Pero pensaba que cuanto más tiempo pasara, más consistencia tendrían mis conclusiones. Y ya ha pasado más de un mes.

Tiemblo de emoción (snif) al manifestar: creo que hemos visto la luz al final del túnel. 🙂 Después de 6 años: ahí es nada. Ése es el tiempo que llevan los piojos invadiendo Villamocos periódicamente, desde el mismo momento en que las nenas empezaron a ir al cole.

¡¡¡Victoria!!!

¡¡¡Victoria!!!

Cierto es que los «pipis» (qué nombre más cursi) han afectado a esta nuestra familia de forma desigual. ¡Vamos! y tanto: siempre he dicho que con que UN SOLO PIOJO habitara en Madrid norte acabaría residiendo en la cabeza de Miss Berrinche. Su hermana, su padre y yo somos meras estancias temporales, escalas, estaciones de paso. La receptora universal de piojos y liendres en Villamocos, es la Petite.

Tan es así, que en casa tenemos (¡no! ¡teníamos!) un protocolo DEF CON DOS que se activaba entre 2 y 6 veces al mes, principalmente para despiojar a la presunta infestada. Dicho protocolo -razonablemente efectivo- consistía en comprar una loción con permetrina al 1,5%, empapar cabezas, dejar actuar una hora, y lavar con champú «antipiojos»… para posteriormente, entre llantos y peleas embadurnar cabelleras con suavizante y pasar la liendrera miltropecientas veces. Y, como conté aquí, nuestro problema no era llevar a cabo repetidamente dicho proceso; NO. Nuestro problema ha sido, durante 6 años, evitar el nuevo contagio. Porque para desesperación mía, a los 3-7 días de la fumigación, irremediablemente volvía a encontrar liendres en las cabezas de mi descendencia.

Y hete aquí que a quien esto escribe le llegó una nueva esperanza, en forma de post: éste, en el cual Boticaria García presentaba el que podría ser, por fin, un repelente de piojos verdaderamente eficaz, según habían mostrado diferentes investigaciones. Y ni corta ni perezosa, servidora se plantó en las farmacias de su barrio día sí y día también desde el 20 de agosto… hasta que conseguí adquirir dicho producto.

Vaya por delante que este post no lo patrocina ni Rita. Yo no tengo patrocinadores, 🙂 aunque teniendo en cuenta que esta semana figuro como el blog número 61 de casi 3000 en la plataforma Madresfera (¡¡¡oh yeah!!!), vaya usted a saber si cualquier día de éstos me contactan. 😉 Por lo pronto, no es el caso, así que lo que aquí cuente es totalmente cine independiente.

Prosigo. Desde la vuelta al cole hasta que me hice con el producto, a los inefables piojos les dio tiempo a infestar Villamocos 2 ó 3 veces. Y un buen día de mediados de septiembre la gama Neositrín entró en Villamocos, y todo cambió. Me pongo dramática, lo sé, pero así ha sido.

El producto en cuestión. Insisto: nadie me patrocina. :-)

El producto en cuestión. Insisto: nadie me patrocina. 🙂

Consta de dos productos. El producto «piojicida» está compuesto por DIMETICONA, el cual –como explica aquí Pediatra de Urgencias– mata a los piojos y liendres «asfixiándolos». Pero como ya he contado, erradicarlos no era nuestro problema: sí lo era evitar el contagio. El segundo producto es Neositrín Protect, un spray a base de OCTANEDIOL, que ha demostrado científicamente (cosa que no ha hecho el aceite del árbol del té, por ejemplo) ser eficaz como repelente de piojos.

El día D, las despiojé como siempre. Pasé liendrera a diestro y siniestro y les dejé la cabeza como una patena. Y desde el día siguiente hasta hoy, cada mañana, las hemos estado rociando con el spray protector. Y, la verdad: mano de santo. Ni uno. Ni una liendre. Ni un rascado. Nada. Vamos, que aún no me lo creo.

Sé que muchos estaréis pensando que somos un ejemplo de «amimefuncionismo» más. Pero no: insisto en que la eficacia de este producto ha sido testada de manera controlada (comparada con placebo). Por otro lado, sólo pretendo mostrar nuestra experiencia, aunque no puedo evitar plasmar aquí mi sorpresa y también mi alegría… parece que por fin, los viernes noche no serán días de desPioje-Pizza-Peli sino de sólo las dos últimas «pes».

Estos son alguno de los artículos que he encontrado en relación con el octanediol:

Head lice. Burgess IF, Silverston P. BMJ Clin Evid. 2015 Jan 14;2015. pii: 1703. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25587918

Treatment of pediculosis capitis: a critical appraisal of the current literature. Am J Clin Dermatol. 2014 Oct. Feldmeier H. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25223568.

 Prevention of head louse infestation: a randomised, double-blind, cross-over study of a novel concept product, 1% 1,2-octanediol spray versus placebo. Burgess IF, Brunton ER, French R, Burgess NA.
BMJ Open. 2014 May 30;4(5):e004634. doi: 10.1136/bmjopen-2013-004634. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24879825

Y por una vez os pido a los lectores villamoquistas una cosa que nunca os pedido: dad a conocer este producto, como queráis hacerlo (compartiendo este post, por ejemplo). Creo que muchos progenitores desesperados os lo agradecerán. ¡Hasta la próxima!