Más vale tarde que nunca: fin de curso en Villamocos 2016-2017.

Un clásico de este blog año tras año es el balance del curso que, desde un punto de vista maternal, plasmo aquí. 🙂 Y este año no podía ser menos. Que no, que por mucho lío que una tenga, por mucha reforma de casa nueva, por mucho artículo, por mucha VAGANCIA también -por qué no decirlo-, mis criaturas no se pueden quedar sin su post anual.

Allá vamos.

Miss Trotona:

Ay, mi trotoncilla de mis entretelas y de mi corazón… Qué capacidad tienes, hija mía, de hacer fácil lo difícil, para ti y para todos los que te rodean. Como sigas así vamos a acabar encargándote hacer la declaración de la renta, preparar las maletas de los cuatro, organizar las comidas de la semana y además ser la coach de todos y cada uno de los miembros de tu familia. 🙂

Has terminado 6º de Primaria en tu línea: sin grandes celebraciones, sin excederte en expresiones de alegría (mejor dicho, apenas sin manifestar ninguna), con buenas notas (la peor, un “bien”, que ya sabíamos que te ibas a llevar) y sobre todo con tu apabullante temple. Lo que cuando eras pequeña era alegría arrolladora (y quien dice alegría, ya se sabe, dice alboroto…) se ha ido transformando en tu paso a la pubertad en templanza, o dicho de otra forma, capacidad para aceptar las cosas tal como vienen y así y todo volverlas en tu favor. Nunca te he visto tambalearte emocionalmente, NUNCA. En una edad en la que -con un pie en la adolescencia- las relaciones con tus iguales, el aspecto físico, las modas, o con quién te vas a sentar en el autobús de la excursión escolar son temas de primera magnitud, tú te has bandeado estupendamente nadando por esas aguas como una sirena (algo despistadilla, eso sí) 🙂 . Lo dije otros años y lo repito éste: aprendo de ti cada día. La palabra de moda es resiliencia; para mí va a ser trotonismo, en tu honor. ;-). De hecho, a partir de hoy acuño el término al menos a nivel doméstico. 🙂

También has terminado Primero de Profesional en el conservatorio. De nuevo, sin grandes alharacas; pese a tus muy destacables notas en todo lo que tiene que ver con el oído musical y la composición, y tus notas bastante buenas en instrumento (aunque reconocerás que tienes que estudiar más), pareciera que no le concedieses ninguna importancia o que, al menos, no esperases ninguna alabanza. Pues SÍ: te has esforzado y eso merece un reconocimiento.  🙂

Por otra parte, has cerrado el año dejándonos claro que, en tu vida, el Hip Hop ha llegado para quedarse. 🙂 Sorpresas nos da la vida: si me llegan a decir que iba a tener una hija que alternara el arco del violonchelo con la indumentaria para bailar Street Dance con esa soltura, no me lo creo. Eso sí, cariñito… amo a relajarno un poquito, que lo de estar haciendo M.J. en la cola del súper, practicando tu twist al lado de la sartén con aceite o el moonwalking mientras te lavas los dientes a las 8 de la mañana, hija, como que nos saca un poco de quicio… 🙂 En cualquier caso promocionas de nivel para el año que viene y, como es muy importante para ti, para mí también lo es.

Pero nos tenías más sorpresas reservadas y cómo no, han venido de la mano de tu apabullante creatividad. ME ASOMBRAS, hija. Me quedo sin palabras ante los inventos y los apaños que salen de tu cabeza de aún 11 años. Y que sepas que siempre voy a intentar buscar la manera de que desarrolles todo ese potencial creativo… de hecho ya tengo algunas ideas. 🙂

Enhorabuena por este curso, Miss Trotona; y gracias por darme mucho más de lo que yo (creo) te doy a ti.

Se pelean, discuten, se enzarzan… pero da igual: yo sé que cada una tiene en la otra la mejor amiga forever and ever 🙂

Miss Berrinche:

Pequeña, petite, bombón… lo suelto así sin anestesia: enhorabuena por haberte superado a ti misma en este último curso escolar. Has terminado quinto de primaria, curso que históricamente es de los más dificilillos (tú y yo sabemos que tu hermana el año pasado atravesó algún apuro que otro) y mira tú por dónde que ha sido el año en que mejores notas has sacado. De todas formas, tu logro más importante no ha sido éste, sino lo que has crecido en madurez y sentido común. Siempre fuiste una niña responsable, pero es que este año ¡me has dejado boquiabierta! Atrás quedaron esos tiempos en los que tu padre y yo teníamos que ir tras de ti recordando fechas de exámenes, mochilas de gimnasia y trabajos de sociales. Ya lo tienes dominado y eso nos ha permitido tirarnos a la bartola, en cierto modo, la mayor parte de los días. 🙂  Por otro lado, me ha encantado ver cómo has sido feliz todos y cada uno de los días en tu colegio. Has cambiado de “mejor amiga” varias veces, como corresponde a tu edad, pero te has mantenido íntegra en el respeto a todas ellas (y a todo el mundo). Te das cuenta, pese a lo pequeña que eres, de lo fácil que es herir a alguien con tus actos y/o palabras, y por eso mismo, no lo haces. 🙂

En el conservatorio, lo que este año has demostrado es humildad; tarea nada fácil cuando la hermana mayor la precede a una. Y digo esto por lo que tú ya sabes: en cónclave familiar y estando todos de acuerdo, decidimos que repitieras 4º de Elemental y por tanto no te presentases al examen de pase de grado para pasar a Profesional. Cariño, créeme que sabemos que HABRÍAS APROBADO, y créeme que si volviera atrás también querría que tu hermana hubiese repetido (y así habría sido), porque empezasteis muy pequeñas en el conser y prisa no tenemos ninguna. Así que te agradezco la lección de sensatez que nos has dado aceptando de buenas a primeras que repetirías, incluso habiendo pasado más de medio curso yendo a una clase extra de lenguaje musical a varios kilómetros de casa. Gracias de nuevo por ser tan madura, Petite [Ah: que sepas que tu madre es oficialmente la madre llorona del conservatorio, de los hipos que daba oyéndote cantar como solista en el concierto de coro]. 🙂

Y tu baloncesto, Miss Berrinche, ¡cómo no, tu baloncesto! De tocar tímidamente el balón el año pasado a arañar al contrincante si es menester 🙂 (que sabes que no está bien). Pero no sólo ha sido el basket: nos has demostrado lo intrépida que eres saltando barrancos y descendiendo cañones, metiéndote con tu tablón a surfear olas gigantescas y esquiando pistas rojas-casi-negras. Ojalá siempre disfrutes tanto del deporte, pero por favor, sé prudente, que has puesto mis coronarias al límite en más de una ocasión. 🙂

Y sí, tú también tenías una sorpresa, un as bajo la manga: resulta que eres una pedazo de escritora en potencia. 🙂 Anonada me quedé cuando leí tu primer escrito, a la sazón impregnado de suspense y terror psicológico, meses atrás; y el último, absolutamente humorístico, acerca del día en que naciste (y eso que el monólogo de Gila -“Cuando nací, no había nadie en casa, que mamá había salido a hacer la compra”- nunca lo has escuchado). 🙂 Seré pesada e insistente, mi pequitas, para que NUNCA, NUNCA, dejes de escribir.

Enhorabuena, Miss Berrinche, por cerrar otro curso siempre creciendo, siempre sumando, siempre multiplicando. Mi gran pequeña enorme. 🙂 

Fin del post manterno-villamoquil. En breve… alguna sorpresa habrá. 🙂

 

Empieza el fin de curso.

Paradójicamente «empieza un fin», si leemos el título otra vez. Pues sí: los meses de mayo y junio son una auténtica gymkana en lo que a la vida escolar se refiere.

En Villamocos,

  • Ha habido que preparar el traje de chulapa de San Isidro para una niña, con clavel y mantón y todo; para la otra niña no, porque en sexto de primaria ya no llevan, pero así y todo la que no llevaba quería de todas formas su clavel.
  • Ha habido que llevar la cuenta de los múltiples globales de mates, lengua, ciencias,… y planificar su estudio compaginándolo con el conser. Además, estar pendiente de las clases de refuerzo dirigidas al examen de inglés de Cambridge.
  • Ha habido que decidir indumentaria para el concierto de chelo del día 17, y por supuesto ensayar «más» los días previos; también avisar a los profes del cole de que ese día no harían deberes. Por otro lado, están pendientes los conciertos de coro; según el curso de las niñas y su voz (soprano, contralto…) llevarán verde por arriba y blanco por abajo, o viceversa. Hay que preverlo y tenerlo preparado. También quieren pintarse el pelo de verde previo paso por la tienda de disfraces del barrio a comprar el spray. Y claro, saberse sus voces (ensayan en el coche).
  • En el cole, bullen las excursiones y las actividades al aire libre: ha habido que preparar aparejos para una salida en bici a mitad de semana, con casco, botellita y demás. Y por supuesto, el festival de fin de curso está a la vuelta de la esquina: urge idear una coreografía y ensayarla, para bailarla con los compañeros.
  • El tiempo está loco: un día hace un calor tremendo y al siguiente llueve y la máxima temperatura son 12 grados. Ha habido que mirar la predicción del tiempo a diario y, según la misma, decidir si al día siguiente llevamos leotardos y abrigo o calcetines y chaquetilla.
  • Los viajes y excursiones de fin de semana se multiplican ante el incipiente buen tiempo: ha habido que hacer muchas maletas desde marzo para acá. Además, en mayo-junio se concentran los cumpleaños de los amiguitos: hay que organizar asistencia y pensar regalos.
  • Ha habido que estar pendiente de solicitar plaza para el campamento de final de curso del cole, porque si tardas en solicitarla te puedes quedar sin ella. Es un poco estresante. 🙂

Me gusta cuando los días empiezan a hacerse largos. ¡La luz de Madrid!

Podría seguir pero ya paro, porque pensaréis:

«Y ésta, ¿Por qué piensa que estamos interesados en todo su esfuerzo como madre (y/o padre)? ¡Si todos los que tenemos niños hacemos lo mismo!…». Pues os lo cuento porque todo lo que he escrito arriba LO HAN HECHO LAS NIÑAS. Yo no he movido un dedo. No he hecho nada de esto, no me he encargado de nada. Ya todo lo hacen ellas. 🙂

Porque ya se me han hecho mayores…

y yo estoy feliz por un lado; pero por otro, miedo me da la siguiente fase. Miss Trotona está a puntito de recibir su primer móvil al empezar la ESO.

Oh my dog: Winter is coming… 🙂

Lo que necesitas saber si quieres que tu hij@ estudie música.

Me lanzo a escribir un post acerca de algo que me han preguntado, y mucho, a lo largo de los últimos años: «Quiero que mi niñ@ estudie música, ¿Cómo lo hiciste tú, Sara? ¿Merece la pena?«.

Mis dos hijas cursan estudios de música en el Conservatorio. Voy a intentar desgranar el por qué quisimos sus padres que así fuera, y el cómo, que es lo que más me consultáis.

¿POR QUÉ?

Es fácil de sintetizar: mi consorte estudió música de niño y adora la música, y yo estudié música de niña y adoro la música… ¡Más claro, agua! 🙂 Queríamos lo mismo para nuestras hijas. Los beneficios que la formación musical tiene en el desarrollo infantil están sobradamente contrastados (en matemáticas, lenguaje, control del propio cuerpo, memoria, atención… os recomiendo leer al respecto: por ejemplo esto), aunque nosotros no nos movíamos sólo por este motivo. Queríamos que las niñas disfrutaran, y para ello nada mejor que poder ellas mismas tocar y cantar, no sólo escuchar. Por otro lado, la responsabilidad que han adquirido a lo largo de estos 5 años para poder compaginar sus estudios de música con el colegio sé con seguridad que las ayudará mucho en el futuro para organizar su tiempo y optimizar su capacidad de desempeño.

¿Cómo?

Quiso el destino que acabásemos viviendo cerquita de uno de los conservatorios públicos de Madrid, así que desde el principio fue nuestra primera opción. Para ingresar en un conservatorio hay que hacer una prueba de acceso, que cada centro avisa con suficiente antelación (normalmente la primavera anterior al curso que se pretende iniciar; estamos a puntito por tanto). Un niño puede empezar desde cero, es decir, en 1º de enseñanza elemental (EE), u optar por incorporarse en un curso más avanzado (segundo, tercero o cuarto de EE, o enseñanza profesional, EP). En el primer caso, la prueba de acceso evalúa primordialmente las APTITUDES (y actitudes) musicales de un alumno; es decir, se valora sobre todo que tenga OÍDO musical para la melodía y el ritmo; pero no es necesario que sepan nada de música en absoluto. En cambio, para incorporarse a cursos más avanzados la prueba consiste en un examen de los contenidos requeridos (lenguaje musical e instrumento), es decir, el niño tiene que demostrar sus conocimientos ya adquiridos. Miss Trotona y Miss Berrinche hicieron la prueba de acceso a EE, es decir, para «partir de cero» en el Conser.

En cuanto a la edad: casi todos los centros recomiendan que para comenzar 1º de EE el niño tiene que tener un mínimo de 8 años, es decir, hacer coincidir ese curso con 3º de Primaria. Esto es así, entre otras cosas, porque los contenidos de lenguaje musical requieren habilidades en lecto-escritura y matemáticas básicas. Pero, por otro lado, es bien sabido que cuanto antes se empiece con el instrumento, mejor… así que en nuestro caso nos lanzamos y presentamos a las niñas un año antes de lo recomendado, es decir, para que cursaran 1º de EE del Conser con 2º de Primaria. Un año Miss Trotona y al siguiente Miss Berrinche. ¡Y pasaron la prueba! y ahí están las dos… 🙂

Pero si volviera atrás, reconozco que no habríamos corrido tanto, probablemente: los primeros años les costó bastante entender Teoría de lenguaje musical (y más cosas), así que si volviésemos al pasado las presentaría un año después, con 8 años. Pero tened en cuenta que esta es mi opinión y que habrá padres que opinen exactamente lo contrario.

Y ¿cuánto tiempo les lleva? ésta es la pregunta del millón que todo el mundo me hace… Pues a ver: por un lado están las horas de clase y por otro el estudio en casa. En general (hay variaciones según centros), las clases son unas 4 horas a la semana: 2 horas a la semana de lenguaje musical, 1 hora de instrumento, 1 hora de coro y/o 1 hora de orquesta. Hay familias que prefieren juntarlo todo en dos días a la semana y otras, en cambio, prefieren ir cada día una hora… nosotros, como vivimos cerca, nos da un poco igual.

¿Y de estudio en casa? pues, como en el colegio, creciente a medida que suben de nivel. Pero en líneas generales y a lo largo de enseñanzas elementales, con tocar 20 minutos al día (aunque algún día no se puede…) y emplear media hora o una hora a la semana (durante el fin de semana) para lenguaje musical, al menos nosotros nos hemos apañado. Cierto es que, como nosotros hemos estudiado música, podemos explicarles; y el tiempo neto quizá sea menor.

En cualquier caso, mis hijas siguen teniendo muuuuuchos ratos al día de «Mamá, me aburro. Mamá, qué hago… mamá, déjame el iPad». Una vez terminados los deberes y el estudio del colegio y conservatorio, se entiende. Así que por el momento y hoy por hoy, van bien de tiempo, aunque no sé lo que durará esto ya que tenemos la ESO a la vuelta de la esquina. 🙂

Otro apunte que debo hacer es que el conservatorio de ahora no es el que yo viví en los años 80-90. Ahora es mucho más satisfactorio para el niño estudiante: tocan y cantan en grupo desde el principio y además el peso de la docencia la lleva el instrumento. 🙂

Tocando bandas sonoras de pelis de acción también se aprende. 🙂

Mi conclusión a día de hoy es que, si volviera atrás, volvería a matricularlas en el Conservatorio. 🙂

Aquéllos que queráis, ya sabéis que podéis consultarme al correo del blog unfonendoenvillamocos@gmail.com

Hasta el próximo -e imprevisible-post! 🙂

Así sí, Lucía; así, sí.

Por el título del post ya sabréis que me estoy refiriendo abierta y descaradamente a este post de Lucía, mi pediatra. Lucía, espero que no te moleste, 🙂  que ni te he pedido permiso, pero oye, como paisanas y compañeras de la facultad que somos, me he tomado la libertad 🙂

Y digo que «Así sí, Lucía», porque me ha parecido muy valiente por su parte el poner los puntos sobre las íes al gigante textil español, ya que ella seguramente sabía el tirón que iba a tener su post (a Lucía la siguen muchísimos lectores). Lo dicho: muy valiente.

Porque esto es lo que hace falta: reivindicar, protestar, quejarse y hacer lo posible para que de una santa vez dejen de mostrarse cuerpos femeninos que ya no digo que no sean reales (porque desde luego difieren mucho de cómo son la mayoría de cuerpos femeninos), sino que además se alejan de lo que debe ser el concepto de cuerpo SANO. Que es lo importante, un cuerpo sano, y ya el que se vea bonito o no dependerá de los gustos de cada uno. Que yo en eso no me meto.

Y sí: como a Lucía, me toca este tema porque tengo dos hijas que se acercan a edades «peligrosas». Y no quiero que lo pasen mal como yo lo pasé en su día… tuve unos años de efervescencia hormonal en los que pesaba tranquilamente 15 kilos más que ahora. Pero además, resulta que medía (y mido) 1,72… y eso significa que para mí tener una talla 40 ó 42 es estar delgada (y sana). Y mis hijas llevan mis genes. Pues ojalá hubiera sabido yo, a mis 18 años, que sólo por mi altura no iba a encontrar ropa de talla «estándar»… yo creía que estaba gorda ¡y sobrepeso no he tenido en la vida!

Lo que pretendo con este post  es contribuir al pataleo que ha surgido a raiz del anuncio de Zara, porque me parece un pataleo muy necesario. Y porque haré lo que sea para que mis hijas (y mis sobrinas, y mis pacientes) deseen tener un cuerpo capaz de encestar, correr 5 kilómetros o esquiar todo el día, o un cuerpo capaz de gestar, parir y amamantar, o un cuerpo capaz de tocar el chelo, aprender a hacer ecuaciones y hablar otro idioma. Por poner varios ejemplos. Quiero que aspiren a eso, no a tener una puñetera talla 36.

El anuncio de la polémica…

Así que Zara, y el resto de marcas de ropa: por favor, mostrad chicas saludables. Con buen color. Contentas. Musculosas, incluso. De varias tallas. DE VARIAS TALLAS, es mi opinión, tanto a lo ancho como a lo largo, que en España hay mujeres que miden menos de 1,60 (la mayoría, probablemente). Y si no sois lo suficientemente valientes como para cambiar el modelo de modelo (y valga la redundancia) al menos no os riáis de nosotras (y ellos) diciendo que eso son curvas. Porque somos nosotr@s los que nos partimos de la risa, vaya.

Preadolescencia: micro-relato.

Un martes más. El martes es el día más complicado en Villamocos: hay que recogerlas del cole por la tarde, llevar a la primera al conservatorio, regresar a casa, llevar un hora más tarde a la segunda, regresar a casa, volver al conser a recoger a la primera, regresar a casa, y finalmente encaminarse al conservatorio de nuevo a recoger a la segunda. En el ínterin, sus padres intentamos adelantar algo de trabajo, ayudar a la hija que está en casa con lo que no entiende de los deberes y planificar cenas. Total: que el martes es el peor día, queda claro, punto pelota.

Pero ha habido unas pocas ocasiones este curso en las que, por fuerza mayor, los padres de las criaturas tuvimos que dejarlas «en bloque» a las dos nenas en el Conser toda la tarde del martes.

Hija, lo siento, pero esta tarde tenemos jaleo. Llévate la tarea al Conser y allí vas a la biblioteca a hacer los deberes durante la hora que no tienes clase… toma 1 euro para comprarte algo si tienes hambre….

Jo, mami… ven pronto.

-Sí, sí, enseguida, y cualquier cosa me avisáis, ya sabes...

Pero resulta que de un mes, más o menos, para acá, las tornas han cambiado.

Mami, no te preocupes por hacer tantos viajes esta tarde. Nos dejas a las dos en el Conser a la vez y luego ya vienes a por las dos juntas…

Pero, ¿estás segura? ¿no te vas a aburrir de 7:30 a 8:30? ¿Qué vas a hacer?

No te preocupes, mami, que voy a la biblio a leer o a una cabina a estudiar.

Me encanta el conser al principio de las clases. Pasillos vacíos de gente pero llenos de sonidos provenientes de instrumentos afinando :-)

Me encanta el conser al principio de las clases. Pasillos vacíos de gente pero llenos de sonidos provenientes de instrumentos afinando 🙂

Hasta que caí del guindo, observando tras la cristalera de la puerta de entrada esperando a que los bedeles me abrieran.

Ya no se aburren en el conservatorio. Al contrario, les gusta pasar tiempo allí, me refiero a tiempo fuera de clase. Hay aliciente. 🙂 Porque sucede que tienen su grupete. Su pandilla, su círculo… del Conser. Complementa al del colegio. Los ratos de Conser sin clase son como los recreos del cole: tiempo para jugar (cada vez menos) y charlar (cada vez más). Y les encantan, quieren pasar tardes allí, porque allí están parte de sus amigos. Con los que hablan de la versión de los Beatles que han tocado en Audiatur o que Bach es un rollo, pero, a fin de cuentas, hacen piña de identidad, que al final, en eso consiste la adolescencia.

La Naturaleza se abre camino… 🙂

Curso de porteo.

Bien, pues aunque tenía como propósito de año nuevo publicar más veces y posts más cortos, ya queda visto que no lo estoy cumpliendo; no sé si a todos los bloggers les pasa, pero a mí sí: hay días que tengo muchas cosas que contar, y luego vienen rachas de auténtico secarral creativo. 🙂

Lo fácil sería hablar hoy de temas candentes esta semana, como la OPE para pediatras en Madrid (búsquese en twitter el hashtag #opetrampa), o el desabastecimiento -de nuevo- de vacuna Bexsero, o la Serratia…

Pero no: hoy vengo a compartir la noticia de un curso de porteo (ERGONÓMICO) por y para profesionales sanitarios. Toda la información la ha publicado aquí mi compañera María:

Formación en porteo para profesionales de la salud por Mi Mamá Ya No Es Pediatra

Y, ¿por qué habiendo otras noticias pediátricas esta semana prefiero destacar ésta? Pues muy sencillo: creo que el porteo ERGONÓMICO sigue siendo desconocido para muchos de los profesionales encargados de la salud de los niños, y por supuesto, también para las familias. Es más: muchos pediatras lo miran con escepticismo y cierto grado de desconfianza y prejuicio, «porque seguro que esa madre que portea es una hippy antivacunas y tal» (comentario que he oído no una, sino decenas de veces). Pues bien, no. El porteo (¡ERGONÓMICO!) tiene muchos beneficios para madre e hijo y cada vez hay más evidencia al respecto; por lo que, como pediatra que soy, en mi mano está intentar fomentar su conocimiento al igual que informo de los incuestionables beneficios de las vacunas o de los peligros de mantener los productos de limpieza al alcance de los niños (por ejemplo).

De Mi mamá ya no es pediatra

De Mi mamá ya no es pediatra

Si esto del porteo (ergonómico!!!) es algo que ni te suena o de lo que casi no has oído hablar, pero quieres saber más, 🙂 , aquí te dejo un post resumen que escribí en su día.

PD: el curso anunciado más arriba DA CRÉDITOS. Ahí lo dejo, en estas épocas convulsas de OPEs desproporcionadas… 🙂

 

 

De paseo por Oviedo…

Post relámpago: paseo por Lloviedín del alma en el típico día de las vacaciones de Navidad. 🙂

Parada 1: vamos a comer oricios en la sidrería Gran Vía, un clásico en los meses de invierno para recargar mi tiroides de yodo y mi alma de salitre (Jodó, Ay que ver qué poeta llevo dentro).

Hija Adolescente: «Mamá, qué asco, por favor, no sé cómo puedes comer oricios, yo passsso«.

Hija Niña: «Mami, quiero bígaros, ¿Pedimos bígaros? Porfa, porfa, porfa…»

Parada 2: se supone que es volver a casa.

Hija Adolescente: «Mamá, en serio, ¡necesito comprarme una falda y unas botas! ¡sólo tengo una falda, mamá!»

Hija Niña: «Mami, ¡mira! la Mafalda del Parque San Francisco! Hazme una foto con Mafalda, porfa porfa porfa mami…»

[En cualquier caso, no me voy a casa a dormir la siesta]

adolescente

Parada 3: Corte Inglés.

Hija Adolescente: «Mamá, vamos a la sección Joven, que en Niños todas las faldas son tutú, y no me molan nada».

Hija Niña: «Mami, tengo ganas de hacer pis, y tengo hambre, y tengo sed… Mami, tengo sed«.

[Parada técnica: cafetería]

PARADA 4: TERMINAMOS LAS COMPRAS EN EL CORTE INGLÉS.

Hija Adolescente: «Mira, mamá, un Claire’s como el de La Vaguada, ¡quiero comprarme con mi dinero ahorrado un parche para la chupa vaquera

Hija Niña: «Mami, mami, ¡mira! La estatua de Rufo, ¡hazme una foto con la estatua de Rufo!«.

PARADA 5: VUELTA A CASA.

Hija Niña: «Mami, cuéntame historias de cuando yo era pequeña, anda, porfa, anda, porfa…»

[Se las cuento. Las escenifico]

Hija Adolescente: «MA-MÁ, POR-FA-VOR, DEJA DE HACER EL TONTO POR LA CALLE».

[Me recoloco y dejo de hacer el payaso por la Calle Uría]

 

Si habéis leído hasta aquí, seguro que habéis pensado: obviamente, la hija adolescente es Miss Trotona, de 11 años, y la hija niña es Miss Berrinche, la pequeña…

PUES NO. Y aquí viene la sopresilla del post (que publico por si os sirve a progenitores de preadolescentes):

TODO lo publicado corresponde a mi hija mayor, que se debate entre la infancia y la adolescencia cada instante de su actual vida. 🙂 Salta de un estátus a otro con facilidad pasmosa y yo, lógicamente, estupefacta me quedo. No sé cuándo tengo niña y no sé cuándo tengo adolescente. Va por minutos. Pon un preadolescente en tu vida, no te aburrirás. 🙂

[Por cierto, la historia de la tarde termina así]:

Hija Adolescente: «Mamá, estoy agotada… ¿Cogemos un taxi en el Parque San Francisco? Porfa…»

Hija Niña: «Mamá, no hay taxis… ¿Y si vamos a la tirolina del Parque San Francisco? ¡¡¡Mami, vamos a la tirolina!!!

[Acabé en la tirolina, claro está, con dos cojones, con mi preadolescente, que era la mayor entre una jauría de críos de 6 años].

Post dedicado a mi referencia en adolescentes, o sea, mi amiga del alma la Dra. Ingridbergman. 😉

 

 

Los besos de los niños.

Ya sabéis que me encanta comentar lo que se cuece (tengo una prima que, en esto, es igual que yo; ya sabréis dentro de poco por qué lo digo 🙂 ), y estos días se habla mucho de este tema en las redes sociales.

¿Deben los niños dar besos siempre que se les pida?

El debate más intenso nació hace ya un tiempo, cuando a alguien se le ocurrió abiertamente cuestionar el tan habitual «Pepito, dale un beso a la señora«, proclamando que los niños NO deben dar besos si no quieren.

Como tantas veces en los asuntos relacionados con los niños y la crianza, merece la pena PARARSE Y PENSAR. Porque, aunque a primera vista pueda parecer una cuestión banal, en el fondo no lo es, ni mucho menos.

  1. ¿Recuerdas, madre o padre hoy adulto, cuando eras un niño y te pedían que dieras un beso a un señor que no conocías? ¿Te gustaba? ¿O más bien te desagradaba?
  2. ¿Qué tiene de bueno que tu hijo/a obedezca esta orden? ¿Es una mera cuestión de educación?
  3. ¿Y qué tiene de malo?
  4. Cuando a tu hijo/a de 16 años le pida un beso un compañero/a del instituto, ¿Quieres también que obedezca a pies juntillas?

… Y, como tantas veces en los asuntos relacionados con los niños y la crianza, la respuesta «esto se hace así porque siempre se ha hecho así» puede no ser válida, y de hecho en mi opinión no lo es.

Los besos de otros nenes se soportan mejor. Aunque vengan cargaícos de virus, como en este caso (Miss Trotona y Miss Berrinche a los 14 y 0 meses).

Los besos de otros nenes se soportan mejor. Aunque vengan cargaícos de virus, como en este caso (Miss Trotona y Miss Berrinche a los 14 y 0 meses).

Yo me decanto:

No obligo a mis hijas a dar besos y abrazos a quien no quieren. Las razones que para mí son válidas (PARA MÍ) son las siguientes, respondiendo a las preguntas que planteé líneas arriba:

  1. Respondo que no: no solía gustarme. Y cuanto mayor era el solicitante del beso, menor era mi inclinación natural a dárselo. Los niños tienen escrúpulos, más que los adultos incluso. Qué horroroso era para mí, a los 6 años, tener que besar a una persona «mayor» que olía a tabaco y me dejaba «babas» en mi mejilla.
  2. Educación: soy partidaria completamente de enseñar a los niños normas de civismo, por supuesto. Y creo que un «buenos días», un «encantado de conocerte» o un «Feliz Año Nuevo» son fórmulas del todo adecuadas en niños de cierta edad. Pero un beso es algo bastante íntimo, y los niños así lo sienten. Los adultos, en realidad, lo sentimos igual: no damos besos así como así, fuera de la consabida fórmula (española) de los-dos-besos-junta-mejillas. Un SOLO beso tiene mucho más significado que dos, ¿o no?
  3. Por un lado, dicen que lo que tiene de malo es que los niños pequeños pueden confundirse y pensar que cualquiera tiene derecho a «contactar con su cuerpo» y permitir en ulteriores ocasiones que otro adulto traspase una barrera que no debe traspasarse (no, no penséis que hablo de fantasmadas, que estas cosas ocurren más de lo que la gente cree). Yo no tengo tan claro el peso de esta razón: creo que a los niños hay que explicarles desde bien pequeños que nadie puede traspasar dicha barrera, independientemente de los convencionalismos sociales. En cambio, lo que sí me parece cierto es que forzar al niño a dar besos es exigir que un niño haga algo que le disgusta sin ningún fundamento sólido. Y esto, creo yo, recala en lo de siempre: falta de respeto al menor, considerada a menudo como algo normal. Que un niño quiera cruzar la calle cuando el semáforo está en rojo y pasan coches es algo que todos comprendemos que debe prohibírsele, y explicársele. Pero, ¿qué explicación razonable tenemos para obligarle a dar un beso a un desconocido? Realmente, ninguna.
  4. No, no quiero que besen, ni abracen, ni se acuesten, con nadie que no deseen. Nada más que añadir, señoría. 🙂

A menudo, los papás de los nenes de mi consulta les animan a darme un beso cuando se van.

Muchas veces me lo dan con diligencia (de momento; ya veremos cuando tenga 20 años más, no el paciente, sino yo 🙂 ), pero cuando les veo dubitativos, rápidamente corto con un «Bueeeeeeno, los besos son un poco rollo, ¡mola más chocar los cinco!» y les ofrezco mi mano… Os imagináis la respuesta, ¿no? ¡¡¡Give me five!!! Y todos contentos. 🙂

Al respecto, me ha gustado y mucho el post que escribió hace nada Mónica, de Desmadreando, os lo recomiendo. Y, como siempre, no soy una fundamentalista ni en esto ni en otras cosas. Pero hay nenes que… lo pasan mal.

PD: Este post ha surgido a raíz de la conversación mantenida anoche con mis amigas de siempre, en Oviedo. Gracias por sacar el tema, C. 🙂

PD2, añadida al día siguiente y tras ver el revuelo organizado. Mis hijas suelen dar besos a sus abuelos, tíos y primos, y supongo que es básicamente por simple imitación. Como siempre han visto que entre familiares nos damos besos, pues ellas lo hacen también. Nunca se han negado, la verdad es que no; nunca. Y reconozco que quizás me habría resultado incómodo que les negaran un beso a sus tías o abuelos… no lo sé. 🙂 Y ya, acabo por hoy! 🙂

… Que se acaba 2016!

Se acaba 2016, sí. Un año que para mí empezó más bien mal (hospitalizada, de hecho) y que luego fue mejorando sin parar hasta convertirse en uno de los mejores años de mi vida. 🙂 Será porque me convertí en cuarentañera, ¡quién sabe!

¿Qué ha pasado con el blog?

Pues lo que me imaginaba ya el año pasado, y el anterior: el blog ha seguido vivo. Y dándome alegrías… los hijos tardíos suelen hacer eso. 🙂

Estadísticas

  • Tráfico: en 2016 han entrado a bucear por Un fonendo en Villamocos 70.000 personas. 🙂 El post más visitado sigue siendo, como en 2015, Consejos que me hubiera gustado recibir de R1. Coñe: jamás habría imaginado que este post tendría tanto tirón, pero así es el mundo blogger. Inescrutable. 🙂 Otras entradas muy visitadas han sido las relacionadas con dos trending topics pediátricos: la vacuna Bexsero y los piojos.
  • El país que más visitas ha registrado es, cómo no, España. En segundo lugar, México, seguido de cerca por R. Dominicana y después EEUU/Argentina. Sigo alucinando con los lectores que cada día me leen desde el Caribe. 🙂
  • Términos de búsqueda: como diría mi madre, «Vive Dios que esta sección es divertidísima, nena«. 🙂 Como conté aquí (vale la pena rememorarlo, aunque sólo sea por el «retoño en los pastos produce fiebrón» o «consecuensias de jugar chiligüili) los términos de búsqueda son las palabras que tecleadas en buscadores conducen a mi blog. Las más graciosas de este año han sido: «tos desesperación» (así sin anestesia, directo al corazón), «Porqué se me hizo una bomba de agua en un moco« (no tengo palabras), «Bexsero no hace crecer cabeza del bebé« (que yo sepa, no), «Qué hay que hacer en guardias de Urgencias« (¡esto es el paradigma del residente optimista: buscar en Google el día antes de la primera guardia!), «Síndrome del residente saliente de guardia» (ya te lo digo yo: pues es que puedes hasta comprarte un coche en un arranque de valentía; o cortarte el pelo al uno; o no estar saliente sino salido de guardia, que es lo mismo pero no é iguá), «Cuál es el récord de más piojos sacados» (no quiero pensar en la pobre madre que escribió esto).
  • Top moments (Lo he puesto en inglés porque me ha salido la vena cosmopelotita). Sin duda fueron: cuando anuncié que mi bitácora cambiaba de rumbo. Lo haría hacia un blog más intimista y menos pediátrico, pero fiel a mi espíritu un tanto majara siguió siendo bastante pediátrico… :-). Otro golden hit fue cuando hablé de la lactancia materna, por supuesto. También gustaron los posts relacionados con el aborto y con el parto, y para finalizar el año, el post en el que me destapé a mis 40. 🙂
    En este carpeta vino mi contrato.

    En este carpeta vino mi contrato.

Aunque lo gordo estaba por llegar.

No me imaginaba yo, con la pedazo fiesta que tuve, y con el montón de regalos que recibí, que al llegar agotada a casa de mis padres en Oviedo a intempestivas horas de la madrugada, mi consorte y mis queridas hijas se iban a venir arriba con la entrega entusiasmada del último y más importante regalo. Nada más y nada menos que un contrato con una editorial para escribir un libro. Autopublicación, le llaman, susto para mis entretelas, lo llamo yo. Que eso es como si cojo y le compro a mi santo un dorsal para correr la maratón de Boston. Que digo yo que igual le hace ilusión, quién sabe, pero un poco de intríngulis por sus carnes seguro que le transmite…

Así que sí, afrontemos el 2017 escribiendo más (la tesis, de paso… que presume de telarañas), y lo que se tercie.

Gracias por seguir todos ahí, villamoquistas. Se os quiere. 🙂

 

 

Maternityfacts-2: Y llega el día en que…

No sé en qué se me ha pasado el tiempo, no lo sé;

Si entre mis guardias, los viajes de su padre y clases extraescolares; planificaciones de cenas y compras de uniformes; suturas de brechas y cambios de talla vertiginosos, o probablemente un poco de todo; pero el caso es que… estas dos han crecido. Las nenas han crecido mucho. Así que, para los que tenéis niños pequeños y estáis agotados (como digo yo, en la edad oscura, y un poco al hilo de lo que publicaba La Mamá Pediatra en este post), os cuento que:

… Llegará el día en que las salidas con la familia y/o amigos dejen de ser algo «trabajoso»: Es así. 🙂 Cuando te quieras dar cuenta, tus hijos ya no reclamarán insistentemente tu atención haciéndote imposible mantener cualquier conversación con cualquier adulto que tengas al lado, que además suele no tener hijos aún. Y lo mejor: en cafeterías y restaurantes irán al baño solos y se fijarán en si la taza está limpia. Y si no lo está, la limpiarán por iniciativa propia. 🙂

…Llegará el día en que dejen de comer «poco» y empiecen a comer créeme que MUCHO. Preadolescencia rules!! De hecho a menudo devorarán todo lo que se les ponga por delante sin ningún tipo de miramiento (imagínese la escena: quedada con amigos y «Qué raro, ¿no nos han puesto tapas?» Sí, pero las termitas de mis hijas han acabado con ellas en nanosegundos) 🙂

Llegará el día en que no tengas que pelearte para que se pongan la ropa que tú consideras adecuada (que no es calzarse unas sandalias en diciembre o un jersey de cuello alto en agosto), y elegirán bien. Y por cierto: verás qué gustazo cuando empiecen a prepararse ellos solitos la ropa del día siguiente (teniendo en cuenta si tienen gimnasia o baloncesto o baile). Eso sí que es un hito del desarrollo pediátrico, pardiez. 🙂

…Llegará el día en que no te necesiten en absoluto para entretenerse. Los días de «mamá, me abuuuuuurro…» terminarán, y se encerrarán en su habitación a hacer vete tú a saber qué, o verán la tele zapeando febrilmente, o buscarán vídeos en YouTube y canciones en Spotify. 🙂 Quién me lo iba a decir en esos salientes de guardia de UVI cuando era residente de pediatría (tenían 2 y 3 añitos) en los que mi cerebro sólo servía para mantener la respiración espontánea y poco más. 🙂

…Ahora que estamos en verano: llegará el día en que puedas bajar la guardia habiendo piscina o mar de por medio. Es uno de esos lujos que la maternidad concede. Pocos placeres son comparables al que te inunda cuando un buen día llegas a playa con tu tropa y sólo tienes que preocuparte de que no se vayan a quemar. 🙂

Captura de pantalla 2016-08-08 a las 19.02.03

…Y también llegará -cómo no- el día en que te superen. En lo que sea, da igual que sea algo importante o no, pero en un momento determinado harán algo mejor que tú (por ejemplo, pronunciar otro idioma). Incluso harán algo que tú no has hecho nunca (por ejemplo, tocar el chelo). Ten cuidado: lo pueden usar como arma arrojadiza. :-))))

…Llegará el día en que te los puedas llevar en tren, a la compra, al cine, en el metro, a la farmacia, a la peluquería,… a donde sea, sin sufrir ningún tipo de estrés. 🙂 ¡Me parecía impensable hace pocos años!

…Llegará, por cierto, el día en que sea bastante extraordinario que tengan fiebre. O que se pongan malos, en definitiva. Pero claro, esto tiene su lado «malo»… incluso siendo pediatra, a día de hoy si se ponen en 39ºC sin foco, me mosqueo muy mucho. 🙂

…Importante, o al menos relevante: llegará el día en que te ayuden. Sea llevando una bolsa de la compra, sea recordándote la cita en el dentista, o sea abrazándote cuando estás triste. Es impagable y muy valiosa, esa ayuda. Yo, medio en broma medio en serio, cuando alguien (en el trabajo por ejemplo) me insinúa si mis hijas me dan mucho trabajo, respondo que ahora ya no; que ahora, con 9 y 10 años ya trabajan para mí. 🙂 Y es verdad: menudas pinches de cocina que tengo, por ejemplo. 🙂

… Y, tachán-tachán, lo que todos los padres de niños pequeños piensan… llegará el día en que DUERMAN. De hecho, te puede pasar que empiecen a dormir demasiado, y las pases canutas para que se levanten para ir al colegio. La versión seguir durmiendo poco, que la tengo en casa con Miss Berrinche, también existe. Pero no pasa nada, porque ella sola se pone el desayuno (gourmet, de hecho) y santas pascuas. Cualquier día le digo que, ya si eso, nos lo ponga a nosotros y nos lo traiga a la cama. 🙂

... Y, algo que me dio mucho que pensar: llegará el día en que no lloren en toda la mañana, ni en toda la tarde, ni en toda la noche. Quiero decir que, en el momento en que una tiene hijos, se acostumbra a temer su llanto; al principio muy frecuente y por cosas muy básicas y progresivamente menos frecuente y por razones más «complejas», pero llanto diario durante muchos años. Y de repente un buen día no eres capaz de recordar la última vez que lloraron. 🙂

Y mención especial merece el día en que, sin consultarte, se descargan el Pokémon Go y el Hangouts y te funden los datos el día 25 del mes, pero estas lindezas ya las contaré en otro post… 🙂

Hasta la próxima (que me pillará en modo vacacional)!!