… Que se acaba 2016!

Se acaba 2016, sí. Un año que para mí empezó más bien mal (hospitalizada, de hecho) y que luego fue mejorando sin parar hasta convertirse en uno de los mejores años de mi vida. 🙂 Será porque me convertí en cuarentañera, ¡quién sabe!

¿Qué ha pasado con el blog?

Pues lo que me imaginaba ya el año pasado, y el anterior: el blog ha seguido vivo. Y dándome alegrías… los hijos tardíos suelen hacer eso. 🙂

Estadísticas

  • Tráfico: en 2016 han entrado a bucear por Un fonendo en Villamocos 70.000 personas. 🙂 El post más visitado sigue siendo, como en 2015, Consejos que me hubiera gustado recibir de R1. Coñe: jamás habría imaginado que este post tendría tanto tirón, pero así es el mundo blogger. Inescrutable. 🙂 Otras entradas muy visitadas han sido las relacionadas con dos trending topics pediátricos: la vacuna Bexsero y los piojos.
  • El país que más visitas ha registrado es, cómo no, España. En segundo lugar, México, seguido de cerca por R. Dominicana y después EEUU/Argentina. Sigo alucinando con los lectores que cada día me leen desde el Caribe. 🙂
  • Términos de búsqueda: como diría mi madre, «Vive Dios que esta sección es divertidísima, nena«. 🙂 Como conté aquí (vale la pena rememorarlo, aunque sólo sea por el «retoño en los pastos produce fiebrón» o «consecuensias de jugar chiligüili) los términos de búsqueda son las palabras que tecleadas en buscadores conducen a mi blog. Las más graciosas de este año han sido: «tos desesperación» (así sin anestesia, directo al corazón), «Porqué se me hizo una bomba de agua en un moco« (no tengo palabras), «Bexsero no hace crecer cabeza del bebé« (que yo sepa, no), «Qué hay que hacer en guardias de Urgencias« (¡esto es el paradigma del residente optimista: buscar en Google el día antes de la primera guardia!), «Síndrome del residente saliente de guardia» (ya te lo digo yo: pues es que puedes hasta comprarte un coche en un arranque de valentía; o cortarte el pelo al uno; o no estar saliente sino salido de guardia, que es lo mismo pero no é iguá), «Cuál es el récord de más piojos sacados» (no quiero pensar en la pobre madre que escribió esto).
  • Top moments (Lo he puesto en inglés porque me ha salido la vena cosmopelotita). Sin duda fueron: cuando anuncié que mi bitácora cambiaba de rumbo. Lo haría hacia un blog más intimista y menos pediátrico, pero fiel a mi espíritu un tanto majara siguió siendo bastante pediátrico… :-). Otro golden hit fue cuando hablé de la lactancia materna, por supuesto. También gustaron los posts relacionados con el aborto y con el parto, y para finalizar el año, el post en el que me destapé a mis 40. 🙂
    En este carpeta vino mi contrato.

    En este carpeta vino mi contrato.

Aunque lo gordo estaba por llegar.

No me imaginaba yo, con la pedazo fiesta que tuve, y con el montón de regalos que recibí, que al llegar agotada a casa de mis padres en Oviedo a intempestivas horas de la madrugada, mi consorte y mis queridas hijas se iban a venir arriba con la entrega entusiasmada del último y más importante regalo. Nada más y nada menos que un contrato con una editorial para escribir un libro. Autopublicación, le llaman, susto para mis entretelas, lo llamo yo. Que eso es como si cojo y le compro a mi santo un dorsal para correr la maratón de Boston. Que digo yo que igual le hace ilusión, quién sabe, pero un poco de intríngulis por sus carnes seguro que le transmite…

Así que sí, afrontemos el 2017 escribiendo más (la tesis, de paso… que presume de telarañas), y lo que se tercie.

Gracias por seguir todos ahí, villamoquistas. Se os quiere. 🙂

 

 

A mis cuarenta.

Los que me seguís en Instagram y en Facebook sabréis, porque lo he anunciado a bombo y platillo, que acabo de cumplir los cuarenta. Y me siento estupendamente. 🙂

A mis 40, ya tengo medio idea de cuál es mi papel en este mundo. Tengo asumidos mis defectos y, por qué no, mis virtudes; lo que no quiere decir que no intente potenciar éstas y compensar aquéllos. Pero sé qué quiero, personal y profesionalmente.

A mis 40, llevo más de la cuarta parte de mi vida siendo madre. La maternidad es un camino trepidante y totalmente contrario a la monotonía. Cada día supone un nuevo escenario que exige improvisación. Por malos ratos que me hayan hecho pasar esas dos elementas, no ha habido ni un solo día en que no me hayan infundido una buena dosis de felicidad. 🙂

A mis 40, he aprendido bastante ya. Pero continúo aprendiendo cada día que nunca es tarde para aprender, ni para emprender, ni para aprehender. Y, siendo médico como soy, comprendo y acepto que nunca debo dejar de hacerlo. También caí del guindo hace tiempo, aceptando que ser mejor pediatra sólo se consigue con esfuerzo. Me peleo con esta obviedad cada día, porque soy de naturaleza perezosa en lo que a estudiar se refiere. 🙂

A mis 40, sé que he sido desafortunada en el juego y, por lo tanto,… ya me entienden. 🙂

A mis 40, estoy convencida de que nunca es tarde para casi nada. Escribir un libro, tocar un instrumento, probar deportes nuevos, lanzarse a pintar con acrílico, cocinar sushi o aprender otro idioma. Se puede una iniciar en todo esto y mucho más. Aunque acepto que hay experiencias que ya no voy a vivir, y no pasa nada.

Gracias, Juan, por la foto!

Gracias, J, por la foto!

A mis 40, sé que si algo no me gusta en mi vida voy y lo cambio. Así, sin más, cueste lo que cueste.

A mis 40, sé que todos tenemos alguna habilidad especial, más o menos útil. Entre las útiles: se me da bien explicar y organizar planes. Entre las inútiles: sé imitar acentos y hacer una cosa con la mano derecha y otra con la izquierda. 🙂

A mis 40, sé que no es cierto que a partir de cierta edad ya no se hacen amigos. Es falso: se hacen amigos a cualquier edad. 🙂 Por otro lado, sé que inevitablemente hay personas que se quedan por el camino, porque no nos hemos gustado lo suficiente. Con qué facilidad asume una a los 40 el no gustar a la gente, ¡con lo difícil que era a los 18!

A mis 40, sé que necesito música, lectura y naturaleza. No necesariamente por este orden.

A mis 40, sé que mi pelo va a ser siempre indomable y además, con muchas canas. Y castaño, ¡no rubio! También sé que mi altura implica una talla 38-40 mínimo (ojalá alguien me lo hubiera contado a los 16 años). Sé que me gusto vestida de rojo, verde o negro, y me he reconciliado con mis piernas. Además, creo que no me ha tocado una mala piel. Pero por encima de todo, y por manido que suene, me preocupo más por mi alma que por la cáscara.

A mis 40, sé que nada es tan serio como parece y que todo pasa. Además, la cuestión no es esperar a que amaine la tormenta; sino aprender a caminar bajo la lluvia.

 

 

Cuando vienes a Madrid…

Hubo un día en que la torre de La Paz imponía. :-)

Hubo un día en que la torre de La Paz imponía. 🙂

Siempre que regreso a Madrid desde mi antiguo hogar en Asturias, aparte de sentir mucha un poco de pena, me acuerdo de nuevo de todas las cosas que me llamaron la atención cuando me mudé aquí hace ya 15 años. Y el caso es que, hablando con otras personas emigradas desde «provincias», me he dado cuenta de que todos hemos vivido más o menos lo mismo… 🙂 Concretamente mis ya habituales colaboradoras Tita Geóloga, Dra. Rayoquenocesa, Dra. Spock y Dra. Ingridbergman, que también plasman aquí sus vivencias.

Cuando vienes a vivir a Madrid,

  • Vas a saber lo que son los atascos. Pero los de verdad, de dos horas parados en la A6 o una hora en Plaza Castilla. Al principio, te enfadarás, dirás que no es posible, que nadie en su sano juicio puede arriesgarse a salir de Madrid un puente, que es incompatible con la vida. 😉
  • Y hablando de tráfico: calles de 5 carriles incluyendo las rotondas, motos por todos lados, el galimatías de la M30, 40, 50, radiales, túneles bajo la ciudad, radares intempestivos,… te parecerá un sindiós. 🙂
Aunque me gustan los deportes de riesgo, no tanto: la foto está sacada desde un paso de cebra con semáforo.

Aunque me gustan los deportes de riesgo, no tanto: la foto está sacada desde un paso de cebra con semáforo.

  • Principalmente si vienes del norte, el clima te pillará desprevenid@. Mi querido Ironman siempre (SIEMPRE) acaba contando la misma anécdota de mis primeras tardes en Madrid, en julio, en un ático sin aire acondicionado: se partía de risa viéndome metiendo la cara en el congelador de la nevera una y otra vez preguntando a los cielos si aquello era normal. 🙂 Y pocos meses después, pasé tanto cutiu que en mi armario entró una prenda que desde mi época ochentera no tenía: un plumífero. 🙂 Y además Madrid es SEEEECO. ¿Del norte y con lentillas? sufrirás. Todo se seca: ojos, piel, mocos, whatever. ¿Talones en agosto? lija es poco, reina. 🙂
  • Enseguida te entrará la tontería con las cañas. Pues sí, porque tú vivías en tu ciudad del norte, donde se bebe sidra y cacharros básicamente, y llegas aquí y todo el mundo habla de las cañas bien tiradas (o mal). Y te das cuenta de que es bueno. Y adorarás las cañas bien tiradas sobre todas las cosas. 🙂
  • También puede que te fascine la oferta gastronómica. Pero parte de esta fascinación te durará lo que tardes en comprender que, hagas lo que hagas, en Madrid comer fuera te sale por el doble o el triple que en tu ciudad. Y se te quitará la tontería de golpe y añorarás esos cachopos tamaño edredón nórdico por 15 leuros… 🙂
  • Si vienes de Asturias, dejarás de oir en tu día a día: «Tarjetina de puntos de Alimerka no tendrás, ¿eh vida?«, para oír «¿Tienes la tarjeta de puntos VIPs?«.
  • En Madrid la gente no te mira. Tú vas por la calle y todo el mundo va a su aire aunque vayas en albornoz. Porque en Madrid, lo normal es que no conozcas a nadie por la calle. Y he de reconocer que adoro este anonimato. 🙂
  • Aunque casi seguro que, en algún momento dado, te encuentres con algún famoso. Y aunque no tiene la menor importancia, pues irás y lo contarás. 🙂
  • Madrid es enorme. Puede que te desespere comprobar que un desplazamiento cortito es media hora, y si haces transbordo, 50 minutos… y que cuando un madrileño dice «ahí al lado» significa entre 3 y 7 kilómetros. Porque menos de 3 km es «aquí mismo». 🙂
  • En verano, los habitantes de Madrid nos desvivimos buscando terrazas y sobre todo piscinas. Todo lo contrario que en Asturias, donde buscamos playas y a menudo sitios cubiertos porque llueve. Esta pasión de todos por buscar la piscina perfecta me llamó poderosamente la atención en su día. 🙂
  • Porque no, en Madrid no hay playa (ranciofact: vaya-vaya).
Una playa de Llanes.

Llanes.

  • Que levante la mano al que, viniendo de fuera, no le han robado. A mí, sí: un monedero y el móvil (y encima, esto, hace dos meses). Mi amiga la Dra. Ingridbergman tiene varias anécdotas al respecto, y alguna de ellas casi acaba conmigo de un ataque de nervios tras recibir una llamada de la comisaría de El Escorial a horas intempestivas. 🙂
  • En Madrid tenemos una enorme oferta cultural: cines, teatros, exposiciones, parques temáticos, museos, de todo. Ahora bien, que pasen dos años o tres sin que pises cualquiera de estos sitios, es posible y hasta probable, pero ¿y qué? tenerlo lo tienes, ¿no? pues ya está. 🙂
  • En Madrid no hay casi nadie de aquí. Casi todos venimos de fuera; de hecho una de las primeras preguntas que haces al conocer gente es «¿Y tú de dónde eres?».
Este es mi pueblo paterno, Prelo (Boal, Asturias). Asturias, Paraíso Natural.

Este es mi pueblo paterno, Prelo (Boal, Asturias).

Y el caso es que…

Sitios maravillosos muy cerca de Madrid. :-)

Sitios maravillosos muy cerca de Madrid. 🙂

En Madrid habrá atascos, de acuerdo; pero estamos en el centro de España y desde aquí se llega en coche a cualquier sitio el fin de semana. 🙂 Y vale, el tráfico es infernal, pero el Metro es el mejor de Europa (¡y punto!) y el Car2Go una maravilla. 🙂 Y el clima es seco, sí, pero ya sabéis, amigas que venís del húmedo norte, lo que esto supone para vuestras melenas. 🙂 Y hace mucho frío en invierno y mucho calor en verano, que sí; peeeero, ay: la luz. Esa luz de Madrid, ese sol y ese cielo… 🙂 Y sí, Madrid es grande, pero es que alberga varias ciudades distintas, todas con su propia idiosincrasia; qué tendrá que ver Chamberí con Lavapiés, o Salamanca con Tetuán… 🙂  Y, lo más importante en mi opinión: sí, casi todos venimos de fuera, y eso es lo que hace que todos nos sintamos bien recibidos en Madrid; ni más ni menos, en nuestra casa.

Total, que aquí la que esto escribe tiene el corazón partío entre el cocido y la fabada… 🙂

¡Hasta otra!

Maternityfacts-2: Y llega el día en que…

No sé en qué se me ha pasado el tiempo, no lo sé;

Si entre mis guardias, los viajes de su padre y clases extraescolares; planificaciones de cenas y compras de uniformes; suturas de brechas y cambios de talla vertiginosos, o probablemente un poco de todo; pero el caso es que… estas dos han crecido. Las nenas han crecido mucho. Así que, para los que tenéis niños pequeños y estáis agotados (como digo yo, en la edad oscura, y un poco al hilo de lo que publicaba La Mamá Pediatra en este post), os cuento que:

… Llegará el día en que las salidas con la familia y/o amigos dejen de ser algo «trabajoso»: Es así. 🙂 Cuando te quieras dar cuenta, tus hijos ya no reclamarán insistentemente tu atención haciéndote imposible mantener cualquier conversación con cualquier adulto que tengas al lado, que además suele no tener hijos aún. Y lo mejor: en cafeterías y restaurantes irán al baño solos y se fijarán en si la taza está limpia. Y si no lo está, la limpiarán por iniciativa propia. 🙂

…Llegará el día en que dejen de comer «poco» y empiecen a comer créeme que MUCHO. Preadolescencia rules!! De hecho a menudo devorarán todo lo que se les ponga por delante sin ningún tipo de miramiento (imagínese la escena: quedada con amigos y «Qué raro, ¿no nos han puesto tapas?» Sí, pero las termitas de mis hijas han acabado con ellas en nanosegundos) 🙂

Llegará el día en que no tengas que pelearte para que se pongan la ropa que tú consideras adecuada (que no es calzarse unas sandalias en diciembre o un jersey de cuello alto en agosto), y elegirán bien. Y por cierto: verás qué gustazo cuando empiecen a prepararse ellos solitos la ropa del día siguiente (teniendo en cuenta si tienen gimnasia o baloncesto o baile). Eso sí que es un hito del desarrollo pediátrico, pardiez. 🙂

…Llegará el día en que no te necesiten en absoluto para entretenerse. Los días de «mamá, me abuuuuuurro…» terminarán, y se encerrarán en su habitación a hacer vete tú a saber qué, o verán la tele zapeando febrilmente, o buscarán vídeos en YouTube y canciones en Spotify. 🙂 Quién me lo iba a decir en esos salientes de guardia de UVI cuando era residente de pediatría (tenían 2 y 3 añitos) en los que mi cerebro sólo servía para mantener la respiración espontánea y poco más. 🙂

…Ahora que estamos en verano: llegará el día en que puedas bajar la guardia habiendo piscina o mar de por medio. Es uno de esos lujos que la maternidad concede. Pocos placeres son comparables al que te inunda cuando un buen día llegas a playa con tu tropa y sólo tienes que preocuparte de que no se vayan a quemar. 🙂

Captura de pantalla 2016-08-08 a las 19.02.03

…Y también llegará -cómo no- el día en que te superen. En lo que sea, da igual que sea algo importante o no, pero en un momento determinado harán algo mejor que tú (por ejemplo, pronunciar otro idioma). Incluso harán algo que tú no has hecho nunca (por ejemplo, tocar el chelo). Ten cuidado: lo pueden usar como arma arrojadiza. :-))))

…Llegará el día en que te los puedas llevar en tren, a la compra, al cine, en el metro, a la farmacia, a la peluquería,… a donde sea, sin sufrir ningún tipo de estrés. 🙂 ¡Me parecía impensable hace pocos años!

…Llegará, por cierto, el día en que sea bastante extraordinario que tengan fiebre. O que se pongan malos, en definitiva. Pero claro, esto tiene su lado «malo»… incluso siendo pediatra, a día de hoy si se ponen en 39ºC sin foco, me mosqueo muy mucho. 🙂

…Importante, o al menos relevante: llegará el día en que te ayuden. Sea llevando una bolsa de la compra, sea recordándote la cita en el dentista, o sea abrazándote cuando estás triste. Es impagable y muy valiosa, esa ayuda. Yo, medio en broma medio en serio, cuando alguien (en el trabajo por ejemplo) me insinúa si mis hijas me dan mucho trabajo, respondo que ahora ya no; que ahora, con 9 y 10 años ya trabajan para mí. 🙂 Y es verdad: menudas pinches de cocina que tengo, por ejemplo. 🙂

… Y, tachán-tachán, lo que todos los padres de niños pequeños piensan… llegará el día en que DUERMAN. De hecho, te puede pasar que empiecen a dormir demasiado, y las pases canutas para que se levanten para ir al colegio. La versión seguir durmiendo poco, que la tengo en casa con Miss Berrinche, también existe. Pero no pasa nada, porque ella sola se pone el desayuno (gourmet, de hecho) y santas pascuas. Cualquier día le digo que, ya si eso, nos lo ponga a nosotros y nos lo traiga a la cama. 🙂

... Y, algo que me dio mucho que pensar: llegará el día en que no lloren en toda la mañana, ni en toda la tarde, ni en toda la noche. Quiero decir que, en el momento en que una tiene hijos, se acostumbra a temer su llanto; al principio muy frecuente y por cosas muy básicas y progresivamente menos frecuente y por razones más «complejas», pero llanto diario durante muchos años. Y de repente un buen día no eres capaz de recordar la última vez que lloraron. 🙂

Y mención especial merece el día en que, sin consultarte, se descargan el Pokémon Go y el Hangouts y te funden los datos el día 25 del mes, pero estas lindezas ya las contaré en otro post… 🙂

Hasta la próxima (que me pillará en modo vacacional)!!

¡Feliz día de los abuelos!

Una cosa tengo muy clara: qué importantes son los abuelos en la vida de los niños. 🙂

Durante mi infancia, tuve cinco abuelos: dos abuelos, dos abuelas y una bisabuela. Pero mi abuelo materno murió el día antes de cumplir yo 6 años, y mis abuelos paternos vivían a 170 km (que en aquellas carreteras de los años 80 significaban 4 horas de viaje a 3 vomitonas a la ida y otras 3 a la vuelta así que íbamos menos de lo que nos hubiera gustado). Por tanto, con las que más ejercí de nieta fue con mi abuela materna y su madre, mi bisabuela, que vivió hasta los 95 años (cuando yo ya incluso tenía novio). 🙂 Y guardo buenísimos recuerdos de los ratos pasados con ellas, de su forma de mimarme, también de la de regañarme, y sobre todo, de las historias que me contaban, ¡eso era sin duda lo mejor! las recuerdo punto por punto. Hoy día, viven mis dos abuelas, la paterna (que tiene noventa y muchos) y la materna (que tiene casi noventa). Ambas están que da gusto verlas y oírlas, y con esto lo digo todo. 🙂

Pues bien, mis niñas han tenido la enorme suerte de disfrutar mucho de sus cuatro abuelos, y además conocer a tres bisabuelas; y no me cabe duda del montón de cosas buenas que esto les ha traído. 🙂

A su AbuSegoviano lo adoran; les transmite tranquilidad y solidez. Cuando Miss Trotona tenía pocos días de vida, se quedaba calladita y muy atenta cuando oía la voz de su abuelo; eso me hacía mucha gracia y creo que ya entonces se sentía segura si él estaba cerca. 🙂 Además, saben que nadie aguanta tanto rato el Disney Channel a su lado en el sofá, «viendo la tele con los ojos cerrados», ¡y eso tiene mucho mérito! 🙂 Hace no mucho, me dijeron: «Mami, ¿Sabes que AbuSegoviano nunca nunca nunca se ha enfadado con nosotras?» 🙂

Su AbuSegoviana ha hecho de segunda madre muchos veranos, y también de segunda maestra como no podría ser de otra forma dada su profesión. Con paciencia infinita ha repasado restas, lecturas y ortografía, ahorrándonoslo a los padres de las criaturas, de tal manera que sin esforzarnos lo más mínimo han tenido «profe particular» un verano tras otro. Las nenas lo tienen tan asumido que cuando meten la pata en alguna «h», «g» o «j», dicen: «Uuuuuuuy, ya verás como lo vea la AbuSegoviana«… Y muchas cosas más. Lo dicho: segunda madre. 🙂 Y las nenas, además (y esto es el punto gracioso) le han asignado una canción (Blurred Lines de Robin Thicke), 🙂 «Por el gritito, mamá, por el gritito«. 🙂

Su AbuAsturiano es fuente de aventuras y entretenimiento por excelencia. También sería buen profesor; pero no le dejan, porque no les interesa. Prefieren que el tiempo que pasan con él sea para ir por ahí a descubrir cosas. ¡dónde va a parar! Y… qué decir del afán epistolar que se despertó en las dos hace unos meses, cuando decidieron escribirle a su AbuAstur un poema y mandárselo por correo. Lo que ellas no esperaban era la respuesta de su abuelo, que se vio en el brete de componer una poesía para cada nieta. Lance del que salió más que airoso: poemas que ellas han enmarcado y colgado ante sus mesas de estudio. 🙂 «Mami, el AbuAstur escribe muy bien, él sí que tendría que escribir un blog…«. 🙂

AbuAstur contando cuentos.

AbuAstur contando cuentos.

Y cómo no. Su AbuAsturiana, su abuela Esther. Aunque nos dejó injusta y prematuramente cuando sus nietas sólo tenían 3, 7 y 9 años, cada día se acuerdan de ella. A veces lo verbalizan mucho, otras veces no -los primeros meses evitaban hacerlo temiendo mi reacción, ahora ya les sale de forma natural- pero debes saber que sigues ahí, mamá. Tú eras la que por excelencia las mimabas, aunque los otros tres abuelos también lo hacen, ¡por supuesto! (y normalmente en contra de mi voluntad, claro) pero lo tuyo era tremendo: colacadín por aquí y por allá, propina para comprar chuches día sí y día también, caprichos a tutiplén y sobre todo ese torrente de expresiones tan tuyas dirigidas a ellas, a tus nietas, repletas de diminutivos, achuchones, abrazos, rosquillinas, promesas y secretos… Dejo de escribir porque me cabreo, y me pongo triste. Me dijeron muchas veces: «Mami, no me gusta hablar por teléfono con nadie, pero cuando me llama la abuela Esther sí me apetece hablar con ella mucho«.

Mi madre, guapérrima.

Mi madre, guapérrima.

Acabo como empiezo: ¡Feliz día de los abuelos!

 

 

Hoy le toca a Miss Trotona y su curso 2015-2016.

¿Te pensabas, hija mayor, que sólo iba a escribir acerca del curso de tu hermana pequeña? ya sabes que intento siempre ser equitativa, así que hoy te toca a ti. 🙂 Y también tiene cursivas y negritas que esconden un pequeñito misterio, aunque esto hoy ya sea «repe».

Querida Miss Trotona: 

Si en algo no ha habido sorpresas este curso es en que has seguido desarrollando tu apabullante Creatividad, de la que he hablado ya muchas veces aquí. 🙂 Has hecho tarjetas, has construido casas de muñecas con cajas de zapatos (ojo, con todo tipo de commodities), has descubierto los trampantojos y hecho tus pinitos en ellos; te explicamos (gracias a C y L, our dear friends from Aurora-Chicago) lo que eran los palíndromos y tardaste menos de diez minutos en crear el tuyo (a la sazón, «liga ese ágil»); llenaste de pegatinas y adornos imposibles, pero finalmente resultones, tu habitáculo (hasta tu taquilla de clase era la única adornada) y en vuestro último concierto decidiste hacer contraportadas de colores a todas y cada de las partituras. Lo tuyo es que es increíble, chica, la verdad es que me dejas patidifusa. 🙂

Dale unos palillos y cualquier espera en un restaurante se verá amenizada. :-) Además, Bob Esponja es, lo creo sinceramente, su álter ego.

Dale unos palillos y cualquier espera en un restaurante se verá amenizada. 🙂 Además, Bob Esponja es, lo creo sinceramente, su álter ego.

Y, al igual que tu hermana me enseñó mucho de su carácter a lo largo del pasado año, tú también. Me has parecido auténtica y absolutamente Admirable a lo largo de todo el curso por cómo has llevado algo tan importante a tu edad como es la Amistad. A tu edad, las niñas tendéis a buscar la «mejor amiga» con la que hacer esa alianza que para vosotras es inquebrantable… 🙂 Pues, coincidencias de la vida y manda narices, tú te has quedado dos años consecutivos sin mejor amiga: un año una y al siguiente la otra, se cambiaron de colegio. Cachis. Sufrí anticipadamente por ti; pensé que lo pasarías mal. ¡Pero no! Has sabido exprimir lo mejor de esta situación: ¿cómo? descubriendo a todas las demás niñas y estableciendo una relación más estrecha con varias de ellas. Sigues, no obstante, sin tener mejor amiga oficial en tu clase (estaban todas «cogidas»), pero no te ha importado demasiado porque has seguido siendo fiel a tu amiga de siempre (que vive en Dublín). Y te lo confieso: me sacaste una lagrimilla hace unos días, cuando os fuisteis al campamento del colegio. Al no tener pareja oficial no sabías con quién te sentarías en el autobús durante 500 kilómetros. Minutos antes de subirte, viniste hacia mí dando saltitos, para contarme que ya tenías compañera: una niña de clase de tu hermana que «tampoco tenía mejor amiga». Te brillaban los ojos porque querías transmitirme lo brillante de tu idea, ya que salíais ganando las dos. Y los ojos brillantes acabaron siendo los míos. 🙂 Neeeeeeena, no pasa nada, tú tranquiiiiila, cariño.

Estás a menos de un mes de cumplir 11 añazos, pero sigues igual de juguetona. Más bien: Retozona. A todo le buscas el juego, la diversión, la alegría de vivir, la FELICIDAD. Y además, la contagias. ¡Tú no caminas, tú trotas de alegría! Por eso creo que haces amigos tan fácilmente. Esa Risa tuya, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, mientras sueltas una carcajada cristalina (la de tu hermana es, en cambio, una carcajada propia de taberna). 🙂 Pero no creas, cuando leas esto de mayor, que estabas todo el día de jolgorio, no, qué va. Si hay que centrarse, se centra una, y tú lo haces; aunque en tu caso tiene más mérito que en otros niños, porque el revoloteo de una mariposa azul y amarilla (por decir algo) puede conseguir que fijes toda tu atención en celebrar sus colores… desviándola de las capitales europeas o la armadura de Si bemol mayor. Y yo te entiendo, qué narices. Y por eso estoy orgullosa de tus buenas notas en un quinto de primaria que ya tiene su dificultad, aunque entre tú y yo… reconoce que no te has dejado la piel ni mucho menos este curso, ¿eeeeeeeeh? 🙂 Di que sí, nena, que hay que esparcir.

Y mal que me pese… no te gustan mucho los Mimos. De hecho nunca te han gustado; tenías 1 mes de edad cuando dejaste claro que dormías más seguido y más tranquila solita en tu cuna, con tu espacio. Ahí ya me enseñaste que cada niño es como es. 🙂 Y tú, como decían en Dirty Dancing (que pronto la cataréis tu hermana y tú), abogas por «este es tu espacio y este es el mío». Ya veremos qué pasa con tu primer novio 🙂 (aunque ya sé que eso no me lo vas a contar, ni quiero). 🙂 Oye, cada uno es como es, y punto pelota, chica.

Si bien tu hermana es una disfrutona telespectadora (podría ver 5 horas de tele seguidas sin perder la concentración) y una atenta lectora, tú eres sobre todo una Espectadora de tu propia mente. Sabes que los momentos más divertidos los has encontrado buscando en tu cabeza, cuando te aburres y ¡zas! se te ocurre el juego. Juego -o idea o manualidad- que arrastra a tu hermana y a menudo a tus padres. De nuevo, te admiro tanto, tantísimo por ello que no podría plasmarlo en palabras. Ella, se mete en su mundo y tan feliz, qué cosa, oye, es increíble...

Eres Noble. Lo tenía que decir. Noble, fiel y leal; a tus amigos, a tu familia y sobre todo y esto es lo más importante, a ti misma. Te quieres, te conoces pese a tus 10 años, y en los pocos retos que hoy por hoy te ha puesto tu corta vida has sabido respetarte a ti misma. No lo voy a especificar aquí, no es el lugar, pero ya te lo explicaré cuando seas mayor. Bravo, mi niña.

Es así: Miss Trotona trota incluso llevando un chelo a la espalda. Nótese la tremenda preocupación al ir a examinarse. :-)

Es así: Miss Trotona trota incluso llevando un chelo a la espalda. Nótese la tremenda preocupación al ir a examinarse. 🙂

Pero, mi vida, si algo tengo que destacar en este curso tuyo (y perdóname, sé que no te gusta hablar de esto delante de los demás porque eres modesta) es, ya sabes qué te voy a decir: has aprobado el «terrible y terrorífico» pase de grado en el conservatorio.

Prubitina: ella no dice ni Pamplona… Tú, reconócelo, siempre supiste que lo conseguirías, ¿verdad? 🙂 Comienzas el grado medio (ahora lo llaman «profesional») de violonchelo siendo la aspirante más pequeña de todas. Tú no presumas, claro que no, mi amor, no lo hagas; deja que lo haga yo, que soy tu madre, y que reconozco tu esfuerzo y sobre todo tu valentía. Ese es un rasgo muy, muy tuyo: te haces torera cuando el toro es grande. Y yo, como tantas veces en este periplo de mi maternidad que ya alcanza casi 11 años, me quedo boquiabierta. Porque según me han contado, te viniste arriba del todo ante el tribunal, y no te importó ser la más pequeña, ni las dudas que siempre habían planeado sobre si presentarte o no. No te importó lo más mínimo y leíste, cantaste y tocaste con un morro de aquí a Pekín. 🙂

Lo dicho. Disfrutad del verano, Miss Trotona y Miss Berrinche, como vosotras sabéis:

Con ruedas de bicis, patines y monopatines; con agua salada de mar asturiano y dulce de río segoviano; con primitas bebés cuyas lorzas apetece mordisquear, y primitas algo más mayores que quieren vuestro juego :-); con historias contadas por abuelos, aventuras contadas por tías, y secretos contados por amigas; pero, sobre todo, disfrutad de vuestra niñez, qué caray. 🙂

PD: Poco tengo más que decir, excepto que casi todos desvelaron ayer el «cutremisterio»: en negrita, las iniciales de vuestros nombres. En cursiva… ay, en cursiva, esas frases, dichos, expresiones y giros tan propios de vuestra abuela Esther, a la que echamos tanto de menos. Y que fue la impulsora de este blog y sólo por eso va a seguir estando muy presente en él.

Hasta el próximo post. 🙂

Curso 2015-2016 de Miss Berrinche.

Como hice el año pasado y en previsión de tu futura lectura de este blog, querida hija pequeña, te cuento mi visión de este último curso tuyo. Este post, como el siguiente, tiene truco: las cursivas tienen su significado y las negritas, también. A ver quién lo adivina. 🙂

Querida Miss Berrinche:

Aaaaaaamiga, a todo gochu le llega su San Martín -como se dice en Asturias- y a ti este curso te llegó: LOS DEBERES. Disfrutaste por hache o por be de varios cursos en los que no tuviste mucha tarea para casa; pero este año, 4º de primaria, te ha tocado. Y una vez más me he dado de bruces con esa realidad tan frecuente en el día a día de la maternidad: los hijos nos sorprenden y a menudo no son lo que presuponemos, y eso has hecho tú. Yo que siempre he dicho que eras un poco «chaqueta-de-un-guardia-style», por vagoneta, y resulta que te has arremangao. Nada más llegar a casa, antes siquiera de darme tiempo a soltar el bolso, veía la puerta de vuestra habitación cerrada porque te habías ido corriendo a encerrarte para hacer los deberes. Resolutiva y Resuelta, así eres tú. 🙂 Además de que tienes una capacidad de concentración tremenda. Tú te pones y te dices a ti misma: «10 divisiones en 10 minutos», y ea, satamente, 10 minutos y ni uno más. Te cunde el tiempo que da gusto… tanto como para que disfrutes de muuuuuchos ratos de sofá y iPad. 🙂

Este año también has descubierto lo bien que se lo pasa una practicando un deporte de equipo: en tu caso, el baloncesto. ¡Lo pasaste pipa! aunque a veces hemos tenido que pararte un poco los pies en esa emoción, que ya nos has demostrado frecuentemente que tú eres muy de Obcecarte y Obsesionarte. 🙂 Porque llegaba el sábado y tú tenías partido a las 12, pero a las 7:30 ya te estabas vistiendo tu equipación (número 20, azul) con la solemnidad de un torero. 🙂

 Y… Aaaay petite, ¡cómo me gusta lo Cariñosa que sigues siendo! que medio dormida por la noche, o medio despierta por la mañana, aún me tiendes los bracitos si me hueles alrededor. Nada te gusta más que los mimos. 🙂 Cada año temo que sea el último que aceptes mis besos… pero voy librando curso tras curso y empiezo a creer que incluso cuando ya tengas un novio que te achuche seguirás disfrutando mis abrazos y mis rosquillinas. 🙂

Captura de pantalla 2016-07-07 a la(s) 21.37.30Eso sí: cuando no estás para mimos, ni bromas, ni besos, es a la hora de tu Impepinable e Imprescindible desayuno. Para ti, no hay nada más sagrado en esta vida. De hecho, los fines de semana, aprovechas que todos dormimos más para levantarte sigilosamente a tu hora de siempre (7:30 – 8:00); y, con la libertad y autonomía que te da la soledad de la mañana temprana mientras todos dormimos, montarte un auténtico desayuno «Club del Gourmet» en el salón mientras pones alguna de tus series favoritas de adolescentes americanos en Yomvie. Banquete del que suelen quedar muchos rastros, aunque tú intentes no dejar pistas: esos grumos de Colacadín tomados a cucharadas… esas tostadinas con aceite de Lopera y sal… ¡cómo te relames! 🙂 Me levanto un ratito después, y veo tus bigotes marrones, y los lamparones de aceite en el mantel que cuidadosamente extiendes… y sólo puedo mirarte y pensar que me presta por la vida que te guste el desayuno tanto como a mí. 🙂

Y cómo no: tu música, tu chelo, tu coro, tu baile. Ha llegado un momento en que tienes tan asumido que llevas el ritmo en las venas y la melodía en las arterias, que este año ha sido un auténtico disfrute para ti. De hecho, este curso nos has regalado muchos golden hits, de los que subrayo algunos: tu TANGO al chelo en tu audición de junio, con un ritardando que tengo entendido fue de lo más sentío; tu clarísimo amor por el fado, sí, sí, lo he dicho bien, el fado portugués, que cantas con un sentimiento que pareces nacida en la misma Alfama; tus coreografías cuando creías que nadie te veía, pero yo lo hacía, bailando Hip Hop con Spotify a todo trapo. Qué gran acierto ha sido que este curso hayáis dado clases de Hip Hop «serio» :-), porque, ya sabes que todos lo pensamos… Oh my dog, you got the ryhtm, babe.

Te podría contar muchas más cosas de este año, pero créeme que están todas apuntadas en esos apuntes que lleva mami. 🙂 No he hablado de tu verdadera y espontánea pasión por el esquí, de tu descubrimiento de las redes sociales, de tu decisión de llevar el pelo larguísimo, de tus cada vez más numerosas pecas, de tu diente intruso, de tu prudencia exquisita, de tus exigencias justas, de lo que te gustan los bebés y niños pequeños, de tu deseo de tener una mascota; de tus peleas con papá por los playeros con ruedas, de que sigues olvidándote de tirar de la cadena y de que eres una gran lectora. Pero eres tan grande, aunque seas la más pequeña de casa, que no cabrías ni en cien posts como éste.

Feliz verano, Miss Berrinche. Mamá.

 

Las canciones de Villamocos.

Hacía tiempo que tenía yo ganas de hablar de esto.  🙂 .

En Villamocos no se han escuchado sólo los Cantajuegos.

Y lo suelto así, sin anestesia. No: no quiero decir que las canciones infantiles no nos gusten. Simplemente que nunca han sido la música cardinal de esta familia cuando llegaron las niñas, lo cual he comprobado que sí ha sucedido en otras familias con niños pequeños. Pues, ea:  yo reconozco que deliberadamente no les he incentivado demasiado a mis retoñas la típica música «para niños» por dos motivos: uno, por mi salud mental (oír en bucle la canción de Para dormir a un elefante no está en mis planes desde mi rotación en la UVI pediátrica 😉 ) y dos, porque siempre he pensado que los niños son, musicalmente hablando, parecidos a los adultos. Es decir: que a los niños les gusta la buena música, igual que a sus padres, sea cual sea su origen, aunque no sea «infantil». Ah, y hay otra verdad incuestionable según mi experiencia: cuanto más oyen una copla, más les gusta. Comprobadísimo lo tengo. Así las cosas, os cuento nuestra experiencia villamoqueña, 😉 porque creo que podría ser aplicable a todos los niños del mundo mundial; y así pongo mi granito de arena para que unos esforzados padre/madre de familia puedan escuchar Queen, Joaquín Sabina, los Rolling, Mercedes Sosa, Kiss, Vivaldi o Facto de la Fé y las Flores Azules y no sólo la banda sonora de Frozen en bucle (la cual me gusta, vaya por delante, pero no 347 veces). 🙂

El habitáculo donde se escucha música en esta familia es por antonomasia el coche.

Qué le vamos a hacer, pero a diario tenemos poco tiempo (por la música precisamente… es decir, por el Conservatorio… espero que no se me enfade el Profedechelo… 🙂 ) , y como mucho ponemos música de fondo en la cocina al hacer la cena. Spotify, mi iPhone y como decía antes, el coche -estoy tentada de bautizarlo Moco-móvil pero no lo voy a hacer… 😉 – han sido y son las piezas fundamentales de la «instrucción musical» a la que hemos sometido a nuestra sufrida descendencia.

El modus operandi es el siguiente:

Canción que queremos escuchar nosotros, canción que se pone sin dudarlo y con decisión. En este delicado punto en que una determinada melodía es reproducida por vez primera ante la exigente audiencia infantil, hay que contar con que siempre o casi siempre (sobre todo en caso de niños menores de 7 años) del asiento de atrás va a surgir un «¡¡noooooooooooo, quítala, pon otra!!»,… pero es porque aún no conocen la canción y ya sabéis que siempre quieren escuchar las que ya conocen. Que no os ablanden. Hay que ser inflexible y no tener piedad -y sí paciencia- para convencer a la oposición de escuchar la canción de marras, con la firme promesa de que la tonada en sí está plena de molorOjo: para que esto funcione, estas primeras acometidas a su gusto musical deben llevarse a cabo vía melodías más o menos amables. Una canción tradicional japonesa compuesta en una poco intuitiva escala pentatónica, o cualquier tema de Pantera o Dio probablemente NO sean una buena opción. Mejor algo que sepamos les acabará gustando, sencillo y melodioso, y si es divertido, mejor. Se me ocurren muchos ejemplos, a saber: ABBA, Scissor Sisters, Elvis.

Canción llamando la atención del oyente. https://c2.staticflickr.com/4/3006/2429152388_f7c37298f2_b.jpg

Canción llamando la atención del oyente. La saqué del Flickr.

 

Y vamos al quid de la cuestión: una vez que han oído la canción entera hasta el final un par de veces, os aseguro que la tercera ya no será lo mismo. Protestarán inicialmente, pero una vez en el cuarto o quinto compás, cuando su infantil cerebro grabalotodo reconozca la tonada, seguramente se callarán y pondrán toda su atención en la música. Incluso puede que se les ericen un poco los vellos (os adjunto foto). 🙂

Tras esta primera buena experiencia, las siguientes serán coser y cantar. Mis queridas hijas tuvieron la feliz idea, hace ya unos 4 ó 5 años, de pedirme que les elaborara su propia lista de reproducción en Spotify. La llenaron inicialmente de lo que a mí me parecía auténtica morralla (por favor, no se me ofenda nadie): a saber, toditas las canciones del elenco de series infantojuveniles de Disney Channel. Esta lista me sirvió como instrumento de medida del nivel disfrutón de las nenas respecto a cada canción: un buen día, quizá fue escuchando Divina de Radio Futura o tal vez Just Breathe de Pearl Jam, una vocecita desde el asiento de atrás musitó: «Mami, añádenos esta canción a nuestra lista«. Desde entonces sé cuándo un tema concreto ha triunfado. Piden incluirlo en su lista y además se lo enseñan a sus amigos que vienen a casa (que deben de pensar que mis hijas son un poco frikies).

Otro matiz en cuanto a las canciones que les presentamos y les acaban enganchando: cuidadín con no entrar en bucle… un niño al que le gusta una canción, con Spotify en su mano, tiene más peligro que un barbero con hipo. Avisados estáis: que yo un día, conduciendo sola sin copiloto que les arrebatara el móvil a las del asiento de atrás, me tragué Blurred Lines de Robin Thicke unas 17 veces seguidas. 🙂 Sí, definitivamente éste es otro de mis consejos basados en la experiencia: prevenid los empachos de una canción, por vuestro bien y por el de vuestros infantes. Aunque suene radical, hemos tenido que prohibir a Miss Berrinche reproducir una sola vez más Bohemian Rhapsody hasta nuevo aviso… porque no es un tema susceptible de acabar siendo repudiado por sobredosis: no way.

En próximos posts acerca de esta temática iré visitando los distintos géneros musicales que han calado por estos lares.

Pero dejadme despedirme declarando que toda regla tiene su excepción…

Y PETIT POP es la excepción que sin ninguna duda confirma la regla de que la música para niños es aburrida para los padres.

Progenitores de niños pequeños, ¿no conocéis Petit Pop? Oh my dog, ¡ya estáis tardando! música de calidad apta para adultos y niños, y muy muy muy apetecible para estos últimos… y de la mano de gente que sabe lo que hace. ¡Ojalá sus discos hubieran salido cuando mis hijas eran más pequeñas! Peeeeeero nunca es tarde si la dicha es buena, y aquí os pongo uno de sus temas más adorados por mis preadolescentes hijas. ¡Me encanta Petit Pop!

 

Por qué por qué, de Petit Pop.

 

¡Hasta el siguiente post!

Cambio de rumbo de esta bitácora.

…O mejor dicho, cambio de rumbo por el momento. No sé lo que durará. Pero os cuento a los que leéis este blog, que para mi sorpresa sois unos cuantos cada día: me voy a separar un poco de la Medicina. En el blog sólo, claro. ¿Y por qué?… Pues porque tengo ya mucha, en mi día a día. Y ha llegado un momento en el que mantener el ánimo divulgador del blog me resulta difícil,… este es uno de mis hobbies, y quiero que siga siéndolo; no debe ser más trabajo. 🙂

Así que, sin saber aún muy bien de qué voy a escribir, me imagino que serán más posts villamoquiles, de mi opinión como madre/médico y también de mis reflexiones (aka idas de olla). Salvo cuando me dé por escribir de algún tema médico propiamente dicho por tener el viento a favor (o sea, porque me lo pida el cuerpo, como me está pidiendo escribir acerca de la exagerada alarma por enterovirus… muehehehehe). Por tanto, Pepe Pediatre: sáqueme usted sin pudor de su legendaria Lista de Pepe, que creo que no voy a alcanzar objetivos ningún mes. :-). Y sí, asumo que perderé lectores, pero ya sabéis que nunca busqué un gran número de seguidores sino simplemente pasármelo bien escribiendo.

No obstante, es cierto es que uno de los principales «vientos desfavorables» que he encontrado al intentar escribir sólo de pediatría es que me quedo sin temas; así que, si queréis ayudarme en esto, me podéis enviar propuestas de temas o «preguntas al pediatra» al correo del blog, unfonendoenvillamocos@gmail.com, e intentaré ser una brújula pediátrica (es decir, al menos orientar). 🙂 O vía whatsapp, of course. Ya sabéis que aunque más o menos activa en el blog, la pediatría whatsappeña me acompaña día y noche. 🙂

Captura de pantalla 2016-05-20 a la(s) 20.54.31

Y por hoy os dejo, que he salido de guardia y tengo la cabeza enlentecida. Por cierto, una guardia en la que observé una mayor afluencia de niños mayores con cuadros febriles sin importancia que me hicieron pensar que, efectivamente, hay una injustificada alarma en relación al enterovirus… y, como otras son más trabajadoras que yo y ya han escrito posts estupendos al respecto, aquí os lo enlazo. 🙂 Y una guardia en la que, de nuevo, comprobé cómo el alcohol y la marihuana han entrado a formar parte de los motivos de consulta pediátricos. Quién me iba a decir a mí que los cuatro años que pasé como residente en urgencias generales atendiendo a población adulta me iban a ayudar en mis futuros años de pediatra, concretamente en el tema drogas de abuso. Pero esa es otra historia (que quizás aborde algún día).

Y nada más: me voy a atender a Miss Trotona, que ha tenido a bien caer con una faringoamigdalitis estreptocócica del copón de la baraja de ayer a hoy (las que sois madres y médicos: ¿también vuestros hijos se ponen malos juuuuuusto cuando estáis de guardia? 🙂 ). Eso sí, sin escarlatina, aunque como os expliqué aquí no es una enfermedad por la que debáis perder el sueño. 🙂 Y aprovecho para dejar constancia: una parte de mí disfruta cuando están pachuchas… porque me dejan que las mime y que las apretuje, cosa que ya no siempre aceptan a sus 9 y 10 años. Y en esta semana en la que he tenido bastantes tambaleos, achucharlas es tener la sensación de amarrar en buen puerto. 🙂

¡Hasta la próxima! …espero que no me dejéis de leer demasiados por virar el rumbo de mi navegación: la bitácora seguirá viva, con galerna o sin ella. 🙂

[Conversación de ahora mismo: «Mamá, ¿qué me pasa? me duele la garganta como si me clavaran agujas y también la barriga y la cabeza». «Te pasa que tienes una infección por estreptococo beta hemolítico del grupo A, cariño». «Jo, pues espero que no haya grupo B, ni C…«].

Perlas del lenguaje infantil – 4

¡¡¡ Sí!!! una de las secciones favoritas de los lectores del blog regresa tras haber recopilado nuevo material. Después de las tres entregas previas, ¡allá va la cuarta!

Miss Trotona:

  • Tenía ella unos tres años, era durante el verano. Estaba en casa de sus abuelos paternos, y se preparaban para salir a hacer la compra. Su abuela se fue a calzar y como debían de molestarle algo las sandalias, les echó unos pocos polvos de talco, ante la atónita mirada de Miss Trotona que, incrédula, le preguntó: «Hala, abu… ¿te gustan con azúcar?»
  • También allí en el pueblo de su padre (en este blog conocido como Villapiñotes) hay un hotel que se llama Fray Sebastián, o el Fray, que es como lo conocemos todos; allí hemos tomado muchos vermús. Llega un sábado típico allá en Segovia y la niña me suelta: «Mami, ¿hoy vamos a tomar una Fanta al Fridays?» 🙂 Lógico… diminutivo de Fridays, Fray… es lo que tiene la globalización 🙂
  • Esta es antigua, pero la recupero hoy. 🙂 Fue un fin de semana de «ciclogénesis explosiva» en Madrid. Total, que llegaban las nenas a casa con su padre, y Miss Trotona (tendría unos 4 añitos) se quedó absorta viendo cómo el viento había tumbado literalmente varios árboles de la calle donde vivimos. Se quedó quieta, miró a su padre y le soltó: «¡Uuuuuuuuy, papi, cuando vea mamá esto lo que se va a enfadar!«. 🙂 Me quedó clarito, cuando su padre me lo contó muerto de risa, que la niña me consideraba una policía del orden y la limpieza…
  • En la boda de nuestros amigos A&A el pasado septiembre (en la que Miss Trotona y Miss Berrinche disfrutaron como locas) había una urna, donde los invitados podíamos dejarles una nota a los novios en forma de buenos deseos para el futuro. Miss Trotona dejó, por supuesto, su deseo… escribió «Yo lo que deseo es que 5º de primaria sea más fácil que 4º«. Lo confesó un rato después, al no estar segura de que la urna fuera algo así como la lámpara de Aladino, como interpretó inicialmente.
  • Impaciente ante una historia que cuenta su padre sin alcanzar el final, de pronto le espeta: «Papá, por favor, ¡¡¡ve al loro!!!!»

Miss Berrinche:

  • El día que su profe les explicó la reproducción humana en el cole, ella me explicó toda emocionada en casa por la tarde: «Si, mami, verás: el óvulo se suelta y va paseando por la barriga, hasta que el papá pierde su cola«. Pues como los papás pierdan la cola cada vez que se suelta un óvulo… ¡mal vamos! 🙂
  • Hace no mucho, y tras haber descubierto las delicias de Youtube: «Mamá, ¿me pones vídeos de tu siglo?«. Joía niña…
  • Un día en el metro. Delante de nosotras tenemos sentada a una chica con un poco de estrabismo (o sea,… un poquito bizca). Miss Berrinche se me acerca, disimulando, y con expresión preocupada, me susurra al oído: «Mira, mami. Esa chica es un poco zurda… te has dado cuenta, ¿verdad?«.
  • En el súper, hace poco, embobada en el estante de las galletas: «Mami mami mami mami porfa porfa porfa porfa cómprame Chips RAJOY, que nunca nos las has comprado«… 
  • Un día cualquiera: «mamá, ¿Por qué cuando algo no te gusta dices mieeeeeeeeer-coles? Deberías decir luuuuuuuuuu-nes, ¿no?». Pues sí, tienes toooooooooda la razón. 🙂
  • Viendo una película los cuatro en casa, los protagonistas se besan y la escena termina entrando ellos en el dormitorio. La Petite observa: «Mami, ahora es cuando van a amortizarse, ¿no?» Y ante mi perplejidad, me explica: «Claro, mami, de AMOR, AMORtizarse… ¿no se dice así?» 🙂

Como estos posts siempre me decís que os hacen mucha gracia, he creado una pestaña para recopilarlos, como podéis ver en la página de inicio. Y: os animo a que me mandéis los «golpes» de lenguaje de vuestros retoños al correo del blog (unfonendoenvillamocos@gmail.com) y cuando recopile unos cuantos los reúno en otro post.

Pues ea, ¡Hasta la siguientre entrega!